"Yo no le hablo y él no me contesta, pero conversamos"
(Evaristo Páramos)
Materialismo dialéctico y rock n´roll
Durante la primera semana, la propia existencia del Estado cayó. Cayó, como se verá, por voluntad propia. No hubo que perseguir la desobediencia porque, dentro del Estado, nadie desobedeció. Del gran terror hobbesiano vivido, de la orgía de necropoder desatado, quizá la muerte de la esperanza de desobedecer fuese uno de los terrores mayores.
Si, durante la pandemia, la interdicción de salir y la represión estatal hizo que la energía social no pudiese desplegarse, aquí sí se desplegó, reapropiándose de lemas pseudosindicales a menudo vacíos como "Solo el pueblo salva al pueblo". Por cierto, en ese amplio pueblo, nadie vio a los sindicatos. Desgraciadamente, el Gobierno dijo que ser voluntario significaba ser de extrema derecha, orientando sus esfuerzos, estos sí coordinados, a perseguir a los voluntarios y a obstaculizar su actuación.
Nunca olvidaremos que Españabola envió mil toneladas de ayuda en cientos de camiones, que Iker Jiménez llegó antes que ningún rescatista, que los youtubers pisaron barro mientras la izquierda se ahogaba en tuits furiosos sobre el relato. Sigan hablando del relato, que nos volveremos más nazis que Varg Vikernes si de eso se trata. Aunque, en el fondo, cada uno habla de su profesión, y su profesión es crear relato, fábulas sobre el rey vestido y el buen gobierno.
Al quinto día, hubo un palo que salió a relucir. No se sabe si palo o pala, puesto que no atizó de lleno en su destino. Ante la amenaza de colapso narrativo, se impuso un cambio de guión. A la segunda semana el Estado ya existía para algo más que prohibir y asegurar la catástrofe. Montaba platós, se dejaba ver cuando había cámaras y expulsaba del territorio y del centro de la desgracia a otros actores sociales autoorganizados. En las catástrofes pasan cosas, en los terremotos se fundan partidos y se juegan hegemonías, pero aquí ya tuvimos sobredosis de partidos y los que citaban a Gramsci como coartada andan sobradamente desprestigiados.
Espeluzna pensar que el Estado, aun incapaz y corrupto, se enciende y se apaga según se le da a un botón. Nosotros sobramos como decorado, la sentencia está dictada. Apenas queda tiempo, unas semanas, unos pocos meses, para tratar de arrebatarle el botón.
Me gustaría aportar un rayo de optimismo sobre ello. Enterrar el botón y no los cadáveres. Pero no enterraremos ninguno de los dos. La posmodernidad se ocupa de que los cadáveres no estén en su sitio ni tengan cristiana sepultura. Los cadáveres no aparecerán. La autocracia seguirá su curso, achicando población y oposición, en vez de achicar agua.
Hay un misterio mental, no obstante, sin desvelar. El poder retomó el control un lunes después de un puente. Necesitamos hacer la revolución un día festivo.
Bajo los adoquines no había arena de playa, pero si se rompe por la esquina el cristal de la pantalla del teléfono, se vislumbra el color de la madera.
Las alertas automáticas por email de Indeed me informan de madrugada de forma recurrente de que hay puestos de trabajo vacantes en el tanatorio.
Los inmigrantes, o el tráfico de personas, son un negocio. Controlado en origen una parte de la ruta por Al Qaeda en el Sahel (Estado Mayor de la Defensa dixit) y en otra por Begoña Gómez (servicios secretos argelinos dixit). Al llegar, se usan Ongs para desviar dinero en masa. Los inmigrantes, en ese sentido, son las nuevas mascarillas. Una trama para robar montada en torno a un drama.
Así funcionan las economías basadas en incentivos, aunque esos incentivos se reduzcan hacia adónde hacer circular (a comisión) el dinero público. El Gobierno colombiano lo hace circular hacia el narcotráfico, y no me refiero a la leyenda negra y a Pablo Escobar, sino a la novísima propuesta de Petro de compra de las cosechas de coca. Sentenciaban los posmodernos que todo vale, y efectivamente, todo vale. Los que le escuchaban aplaudieron, no fuesen a no aparecer en las listas, o a aparecer en las otras listas.
Los mercenarios de la información, en otro orden de cosas, han medio ocultado la sensacional noticia de la orden de detención contra Evo Morales por violación de menores, dentro de una trama organizada por él que actuó hasta en tres países, incluyendo sus "exilios". Los mercenarios de la información lo ocultan seguramente porque parte del dinero que mece la prensa proviene del narcotráfico y de todos los tráficos, y el papel de Evo Morales en esas redes es bien conocido.
En resumen, tenemos una explicación materialista para casi todo, y un esquema de incentivos deliberados o no deliberados pero aceptados para casi todo, pero no tenemos, tantos años después, más que cero incentivos para reducir el paro. Sí los hay -y se hace con estulticia y eficacia- para excluirlo, de las estadísticas y del ámbito público. Los parados no somos el negocio de nadie.
Los parados somos los enemigos naturales del poder y del Estado.
Mi masculinidad es tóxica, pensó nadie nunca mientras veía La jungla de cristal 4.
Sylvester Stallone tiene 78 años, Arnold Schwarzenegger 77 años y Chuck Norris 84 años? Nadie salvará el mundo esta vez.
No se recordará mucho, sepultados por el grunge a un lado del océano y por el brit pop al otro, que durante una época los Quireboys fueron muy grandes en Inglaterra. Una época breve: su disco debut. Cómo contenerse ante un artefacto que comenzaba: It´s seven o clock / time for a party.
En aquella Inglaterra, de tanto en tanto alguien revivía a los Faces, y les tocó a los Quireboys -y a los Dogs d´Amour, buenos compinches- hacerlo en aquella generación. Spike y Tyla, los líderes de ambos, recorrieron juntos, en el declive comercial, que no musical, todos los bares, muchas veces como artistas, muchas más como clientes. En mayo pasado seguían en ello.
Los Dogs d´Amour concatenaron cinco álbumes arrolladores antes de dejar de hablarse -y volver y volver a dejar de hablarse-. Los Quireboys ascendieron tanto con el primero, que no conseguían llegar al segundo. Aprovecharon la incapacidad transitoria para lanzar un denostado directo, solo ocho temas, donde reiteraban lo que ya sabíamos. Cuando arribó su excelente continuación, era tarde. El público había huido a deprimirse a Seattle o a extasiarse con la estupidez de Oasis.
Spike mantuvo a los Quireboys, pasando de tocar en estadios a tocar de pub en pub, con su alegría etílica característica, con la profundidad de su voz y su amor por el rock n roll. Su ya pequeña base de fans, no obstante, no declinó desde entonces, pues hemos ido escuchando casi todos sus discos, algunos de forma prominente. Hemos sufrido, también, con los vaivenes de su voz, dependiendo de su consumo de alcohol o cigarrillos de las semanas anteriores.
Y más hemos sufrido, por encima de todas las cosas, cuando el nombre de los Quireboys le fue arrebatado por sus músicos de apoyo, con solo un miembro original entre ellos. La respuesta de Spike fue una inmensa batalla moral. Tú, guitarrista rítmico, me robas el nombre, yo reúno a la banda original, todos los chicos menos tú, los saco del retiro, y a ver quién es más Quireboy de los dos. El segundo guitarrista se hizo de rogar pero claudicó.
Entre medias una historia triste: Guy Bailey, que había desempolvado su sombrero para este legítimo duelo -el único legítimo, en el que se juega la identidad-, falleció. Una historia triste que es una historia bonita, ya que Guy Bailey murió estando en los Quireboys, con la banda original alzando el vuelo. Y grabando un disco que les hará justicia aunque no lo escuche nadie, y que los devolverá al furor de los bares.
Lanzar un disco en directo, en 1990, con solo un álbum de estudio en su haber resultó entonces una decisión incompresible. Con perspectiva, el impresionante documento nos permite verlos dominando grandes estadios, nos permite tocar un breve espacio en el que el deseo no fue solo utopía. Tocar, porque ese sonido empapa las paredes y se hace físico cuando alargas tus manos, las llena de horizontes sin importarle que todo esté cerrado.
Una mujer entró con un perro al recital. El perro no ladró. Hubiese sido el mejor verso de la jornada.
Hubo un tiempo que no me dormía hasta las cuatro, hasta la actualización de los periódicos para ver si caía el Gobierno. Hubo otro tiempo en el que no me dormía si no escuchaba a Burning, convirtiéndose ellos mismos en su propia canción. Puede pensarse que este periodo no era tan malo como el anterior, pero sí lo era, por eso necesitaba su ayuda:
La banda más castiza, que se creó sableando acordes a Lou Reed e impostando a los Stones. La de mayor autenticidad, construida a través de letras vergonzosas o risibles (no todas). Sorteando ese cúmulo de contradicciones, se alzó su mérito. Tequila les robó el trono y querían estar donde Tequila, pero solo se drogaron tan desaforadamente como ellos. Cuando las bajas empezaron a hacer mella, ya solo aspiraban a ser Burning. Y después, con más o menos vaivenes, a que Burning perviviese, la franquicia madrileña del rock n roll más imbatible.
Escuchando a Burning acudían los espíritus a mí. Hubo un tiempo en el que no me dormía sin ellos. Ahora, no me duermo sin comprobar que los lugares a los que quiero (Beirut, Nabatieh, Saida, Fatima) están a salvo. Pero nunca están a salvo, y ni Burning me sirven de consuelo.
Israel ha de pagar para que vuelva la tranquilidad a la noche.
1) Si la puerta rechina y molesta en las lecturas poéticas, déjalo estar. Que año tras año siga rechinando, convirtiéndose en un elemento más del paisaje.
2) Si tienes como traductor del inglés a un amigo o al amigo de un amigo que no sabe cumplir sus funciones y que probablemente no sea profesional, no lo sustituyas. Edición tras edición, el éxito continuará.
3) Si invitas a un Premio Nobel francés, haz que la presentadora lo interrumpa constantemente para hablar por él, forzando su voluntad, y cuando solicita responder preguntas del público, di que es muy tarde y desaloja la sala para que empiece un concierto de Rayden.
4) Si traes a un poeta estadounidense y le haces venir hasta aquí, haz que solo sea para recitar durante doce minutos y responder preguntas estúpidas durante otros diez.
5) Si la sesión de clausura está a cargo de una poeta, haz que solo recite un poema porque hay que ir ya a cenar y antes hay que firmar libros, pero eso sí, sin fotos de los fans, que el tiempo apremia.
6) Por supuesto, consigue que todos y cada uno de los invitados españoles conocidos tengan relación con el Grupo Prisa, aunque el financiador sea un feliz Ayuntamiento del Partido Popular.
7) Desespérame tanto que haz que me quede a ver a Juan Manuel de Prada y me guste.
8) Pregunta sobre la prohibición de hablar en público a las mujeres afganas a una escritora inglesa que reelabora mitos griegos en sus libros.
9) Pregunta después si el monstruo son todos los hombres.
10) No te olvides de un escritor subvencionado que recite poemas necrofílicos sobre la guerra civil, muy comprometidos.
11) Si vas a las sesiones paralelas buscando la verdad, encuentra a una locutora que plagia su presentación palabra por palabra de un manual, a una concejala de cultura del Psoe de otra localidad cercana que ha publicado un libro, y a un chaval que cita como inspiración a Álex Ubago.
12) Si no te levantas raudo, descubrirás que el mar es azul, el corazón es rojo y tengo un vacío entre las piernas es un poema monumental.
13) Si te acercas a algunos nuevos grandes nombres, te animará comprobar que tener problemas con el lenguaje y carecer de un registro culto no es óbice para ser un escritor/a multipremiado, dado que todo ello se compensa con... no tener absolutamente nada que contar.
14) Sin olvidar a los profesores universitarios a los que se invita que demuestran siempre su gran nivel.
15) Falta el sempiterno Director, al que damos mucho las gracias.
Con los dientes
protegeré cada palmo de tierra de mi patria.
Con los dientes.
No aceptaré ninguna otra en su lugar
incluso si me dejan
colgando de mis propias venas.
Aquí permanezco
esclavo de mi afecto a la cerca de mi casa
al rocío... y a la frágil azucena.
Aquí sigo
sin que pueda derribarme cada golpe
aquí permaneceré
defendiendo cada palmo de la tierra de mi patria
Con los dientes.
(Tawfiq Zayyad)
No se lo explicaré a nadie tomando un café, porque ni hablo con nadie ni tomo un café. Lo real explosionó ayer en las montañas y suburbios del Líbano. No volverá.
También, en los demás frentes, se perderá la guerra.
Tira tu móvil por ventana, compra un libro y vete lejos. Solo los criminales pueden quedarse aquí.
Al final de la escapada nos contaba que no hay final en la escapada. Que nunca hay el final que queremos; y sin embargo, la necesidad de correr puede más.
Prefiero las canciones en inglés porque no me interpelan. No pretenden hablarme directamente a mí. Solo pretenden mostrarme un lugar. Y yo quiero ir a ese lugar con ellas.
"Empezamos demasiado pronto, siempre empezamos demasiado pronto, y lo dejamos antes de que la cosa se haga grande. Esos somos nosotros, en pocas palabras. Y luego volvemos cuando ya no está de moda, porque es entonces cuando es realmente punk. ¿Me entiendes? Cuando está de moda, ya no es punk".
(Billy Hopeless, The Black Halos)
Se dice que el odio ciega, que nubla los sentidos, sin embargo, la furia me activa, me hace más fuerte, más dispuesto a continuar y vivir.
Se dice que los sentimientos negativos, hoy llamados tóxicos, impiden estar en sociedad. No formar parte de la sociedad otorga el inmenso privilegio de poder estar furioso.
El día que la furia se extinga, habré perdido.
La furia me hace mejor persona. Corrijo: La furia me hace persona.
Hace tiempo, se publicó una biografía de Mario Benedetti llamada "El Aguafiestas". Supongo que llenaría aburridas las páginas, como todas las biografías de escritores, pero al menos nos legó un título y un state of mind.
En los años cincuenta, el pánico nuclear configuró generaciones. Los más aventurados, trataban de conseguirse un bunker. La necesidad de refugio y el intento de parar la catástrofe, prolongados incluso hacia los ochenta, a través de No Nuke, aquí centrado en la posibilidad de accidente en vez de en la posibilidad de guerra.
El 12 de septiembre de 2024, los aguafiestas, con cólera infinita por convertir la civilización en una mierda para acto seguido querer aniquilarla físicamente, vemos una imposible guerra nuclear limitada a la vuelta de la esquina. Y nos cagamos en vosotros, que habéis aupado a la generación de líderes más inútil, analfabeta y genocida de la historia para "parar el fascismo".
1984 no dijo que a la paz se le denominaría "el fascismo". Hay una clave en todo lo que interpreto, parte de poner las cosas del revés para así ver. Me deja ver la guerra de clases de siempre, tan invisibilizada, me deja ver el verídico fin de la historia, me deja ver que no me levanto temprano porque con el futuro en la mano no puedo creer en el amanecer.
Así pasan las horas de estos últimos días, haciendo como que no es importante, maldiciendo que se desechasen las profecías para después desechar lo hechos. Negándome a escribir esta tristeza infinita. Encendiendo la televisión en cualquier sitio en el que no aparezca Broncano. Porque lo banal borra la eternidad, y la eternidad no existe sino como mausoleo.
Quiero un mausoleo que no se rompa, como refugio de un mundo que sí.
Me estoy comiendo una pizza mientras pienso que mi vida no existe. El sudor me va corroyendo. Las lagartijas pueblan el muro blanco. De noche hablaré con ellas. Mejor no, no hablaré ni con las lagartijas.
Nos aislaron, nos cancelaron, acabaron con nosotros uno a uno. No hay posibilidad de acción colectiva, solo de acción colectiva de carácter jerárquico. Organizada para que una minoría mantenga el poder que ella misma se dio.
Hace mucho tiempo que no tengo ningún pensamiento interesante. Quizá desde aquel día que caminé por toda mi ciudad natal buscando un quiosco. Iba recordando dónde estaba cada cual y constatando su cierre. Después pensé que por qué no lo habían contado los periódicos locales. Dónde iban a contarlo. Finalmente, atestigüé que estaba viendo el fin de la cultura impresa. El fin de la cultura impresa. Ese debía haber sido el titular.
Pero me pierdo en pensamientos que ya no tengo. Una vida que no existe no elucubra. Podría elucubrar con las lagartijas de público. Entonces no cazarían insectos y tendría elucubraciones con picaduras. Prefiero que cada parte del ecosistema cumpla su función. La mía es sudar y comer pizza. El verano pasó de indolente a triste. El calor se siguió tragando el atardecer.
Se entregarán a la ludopatía electoral por las causas más abyectas. En el circo que no es un circo, convalidarán todos los crímenes, los cometidos y los por cometer. Solo el lucro y la desposesión mueven el mundo, incluso este pequeño mundo, ahora sin crecimiento ni crecimiento desigual, únicamente crecimiento individual.
"Escucha pequeño hombrecito", clamaba ebrio de verdad Wilhelm Reich. Mañana, muchos pequeños hombrecitos irán a proclamar que corromperse es bueno; corromperse es el principio de toda opresión, como nos ilumina la teología chií, firme para quien quiere ser firme.
Seguiremos tal como debemos, hasta derribarlos a todos.
Perdón, Pedro y Ursula, a todos y a todas.
Desempolvo el primer disco de Cinderella, una banda de la que siempre se ha dicho que es muy especial, con fans devotos y un historial impecable. Nunca he conseguido conectar con su discografía más laureada, aquella que los hizo destacar en el hard rock de raigambre más clásica, sino con este primer disco, sleazy por los cuatro costados, sin depurar, sin elevar, callejero y angelino para arrastrarnos, felices y desenfadados, por el asfalto caliente y carente de preocupaciones.
No me molestan ciertos aspectos desactualizados del sonido, de este 1986 perpetuado. Sí me interrogo por qué, por más que muchas de aquellas bandas volviesen a estar en activo, reemplazando a sus integrantes caídos, ninguna de ellas lograse mantener el sonido originario. En cuánto, todo ello, es hijo de un tiempo y un lugar, como el materialismo sónico nos dicta. No reproducible.
Ni siquiera las bandas que suenan mejor después, como predica el consenso acerca de Cinderella y podremos decir de algunos más que abandonaron la laca para bien, serían capaces de repetirlo. Hablamos de materia, tiempo y lugar, pero podríamos hablar de milagro. El mismo milagro que nos guía cada vez que volvemos a alguno de esos discos, que nos trae una sonrisa con todas sus imperfecciones, alzar los brazos y hacer los coros, sin importar si alguien mira.
Baudrillard se frotaría los ojos. En vez de mirar al genocidio, miran a la simulación -las acampadas, eurovisión, etc-. Visibilizando la protesta externa, invisibilizan el acto mismo. Palestina nunca existe cuando Occidente puede ponerse en su lugar, aún para apoyar a Palestina.
Se ha ganado la batalla de las palabras, a costa de que no quedase nadie que pudiese pronunciarlas. Así se opera la sustitución perfecta, en la que el pueblo palestino desaparece y el comercio turbio y la moral siniestra de las universidades heredan su causa, para citarse entre sí con loor.
El amor es una virtud que se practica en privado y una lacra que se exhibe en público.
Los misiles cayeron sobre Neguev con gran belleza, mientras los palestinos observaban las salvas de drones de fogueo desde el patio de Al Aqsa. Yo venía de escuchar a un Shostakovich ambicioso, ampuloso y un tanto megalómano. La República Islámica de Irán completaría la excelsa función.
Querido militante político. Tus mundos de fantasía no están hechos de imaginación, sino de consignas. Aunque la CIA consideraba las fábulas distópicas como ambivalentes, puesto que guardaban un potencial anticapitalista en su voluntad de huida, tus fantasías guardan un potencial -y una genealogía- capitalista, invirtiendo los términos y legitimando el mundo real, en lugar de deslegitimarlo.
Querido militante político. Nada de lo que haces resulta inocente, sin que ello implique atribuirte ninguna inteligencia. Hay enfermedades oportunistas, que aprovechan una infección para atacar. Tu ideología no es una enfermedad, sino el resultado de un sistema de acumulación autofágico, necrofílico y febril. Te desvanecerás en un suspiro, y solo quedará tu memoria en las cuentas bancarias, en el registro de la propiedad y en alguna nota a pie de página de la crónica general de la ignominia.
Te morirás solo mirándote al ombligo, como producto obsoleto sin posibilidad de ser saldado, sin siquiera valor residual, del amo al que serviste y que tampoco vencerá.
El poder es de las palabras. Si la economía molesta, saquemos la economía, como en la Biblia se extirpaba el ojo. Para ello es semana santa, la lluvia anega las imágenes que no salen del templo y la cancelación se extiende sobre las preparaciones de todo el año.
Los fenómenos destructivos parten de la fe o del negocio, o de la fe en el negocio, o del encubrimiento del crimen. Se decía que los proletarios no tienen nada que perder, pero es la clase dominante la que no tiene nada que perder, ya que el curso natural de las cosas lleva a la bancarrota y la derrota electoral colectiva de los títeres de la OTAN, que en estos tiempos se han configurado en una suerte de Gobiernos de ocupación, sufridos a modo de catástrofe natural.
Si durante el breve reinado neoliberal, el poder económico actuaba como si se tratase de un fenómeno meteorológico en su ágora global sin muchas barreras, durante el actual no-neoliberalismo es el poder político el que se naturaliza, el que se aborda como una fuerza de la naturaleza que atenta contra nosotros y ante la que solo se puede esperar.
Así pues, la clase dominante ha decidido destruir la definición de economía, aquella que se basa en la asignación de recursos escasos o finitos. El Occidente colectivo ha salido de lo que considera "la trampa de la finitud". Ya que no se puede asignar lo menguante, conservando la cabeza de aquel que ha operado el milagro de reducir los panes y los peces, hagamos como que es infinito.
¿Y eso cómo se hace? Con la emergencia, la excepción y la guerra. Evitando el curso natural de las cosas en el que la clase dominante desaparece de escena. Haciéndonos desaparecer de escena a los demás.
"Este tipo de lectura [la de un libro] responde a la pervivencia de un imaginario muy tradicional, que la reduce a una actividad de carácter elitista y minoritario. Una percepción que no está exenta de riesgos, puesto que no solo da lugar a que una gran parte de la población minusvalore sus hábitos de lectura al no percibir como tal publicaciones periódicas, páginas de internet, álbum ilustrado, libros profesionales o manuales técnicos sino que también puede provocar desafección hacia esa actividad, porque implica un alto capital cultural con el que gran parte de la población no se identifica".
Plan de Fomento de la Lectura 2021-2024. Ministerio de Cultura
En esta ciudad en la que no me hablo con nadie y tengo la sensación de ya haberme cruzado con todo el mundo, yo camino.
Filosofía e historia están vinculadas por algo. Si la historia son las ciencias sociales a través del tiempo, la variable tiempo se entiende, de menor a mayor densidad, como cronología o como sistema. Pero, ¿qué es realmente el tiempo? Es la filosofía la que nos dice qué es el tiempo, y ahí debe adentrarse en su objeto, y no en tratar como contemporáneos a autores muertos, olvidando precisamente la variable tiempo que los configura, que los conmueve. Que los colapsa. Que finalmente los mata, porque el pensamiento también muere en su lucha sin fin contra las profundidades del tiempo.
Los andaluces no leen a Blas Infante ni recurren a su pensamiento, ni siquiera con finalidad ornamental. Fundamentan su país en una comunidad de práctica, y atestiguo que lo es. El andalucismo se practica, a él podemos asociar todos los tópicos del flamenco, desde el duende a que es algo que se siente y no se explica. No se explica pero hay consenso en ello.
No liberarse de Lorca a tiempo llevó a profundizar esta vertiente identitaria, en detrimento de lo socioeconómico, de la liberación social. De construir liberación social en la senda de la liberación nacional, en vez de al contrario. El andalucismo se conformó en un estar, un estar en un lugar. Y eso celebramos hoy.
Quien lo celebre. Y quien no lo celebre también, porque igualmente sigue estando.
El europeísmo fundacional tenía tres ejes:
- La autosuficiencia agrícola.
- La producción de energía.
- La paz en el Continente.
La estrategia comunitaria actual tiene tres ejes: destruir la producción agraria, prohibir las fuentes de energía y dirigirse a provocar la guerra.
Esta reflexión no trata sobre porteros de prostíbulos, diputados, asesores o ministros, sino de otro tipo de comisionistas políticos. Los que nutren su prestigio de causas ajenas. Organizaba manifestaciones por Palestina para aplaudirse a sí mismo a través de la causa. Se ocupaba con diligencia, esa que faltaba en cualquier otra de sus actividades, de no hacer nada útil por la causa, ya que eso molestaría al Gobierno. Primero estaba el Gobierno y después la causa, porque la causa se hallaba muy lejos. Conseguía ascensos porque representaba a la causa. Daba sueldos para favorecer a la causa -es decir, como le venía en gana, porque la causa siempre son sus representantes-. Creaba causas a sueldo y las vampirizaba. Podía haber tenido tratos con Estados Unidos, ya que a los de la causa, cual actores, nunca los escudriñan. También servía para no cumplir con ninguna obligación laboral ni profesional, puesto que poner en cuestión su valía profesional es cuestionar a la causa.
La causa es un gremio que nunca hace nada por la causa.
Especuladores que podrían dedicarse a cualquier otra cosa que causase perjuicio social, como lo hace su entorpecimiento real de la causa.
Por eso la NED, que no es la causa, los financiaba.
No se recuerda a John Lee Hooker. Del olimpo de las leyendas del blues en su senectud, equiparado a los grandes forjadores del género que moraban los cruces de caminos y trasportaban sus guitarras gastadas en estuches polvorientos, a la desaparición del imaginario. En un estilo musical constante, John Lee Hooker representaba la constancia en su creación única. La bota marcando la percusión, la voz inconfundible, los acordes reiterativos que no reiteran machaconamente ritmo, sino que se elevan conformando el boogie a partir de esas maltrechas cuerdas, golpeadas una y otra vez en una alucinación circular y feliz.
Todas las canciones de John Lee Hooker son la misma. Como AC/DC, Motörhead, Ramones, Status Quo. Añadiríamos a ZZ Top, pero entonces no solo sería la misma, sino que sería la misma y de John Lee. A John Lee Hooker, le escribían odas antes de que comenzasen los sesenta. Le veíamos en ocasiones en televisión antes de morir. Estábamos tan acostumbrados a bluesmen muertos y a John Lee Hooker vivo, que no hay mayor anomalía que después de muerto no esté presente.
Esa imagen icónica estaba hecha para perdurar y no para ser eliminada. Igual que el blues, que se va apagando, no por el fallecimiento de los que lo practicaban, sino porque apagan el delta, la electricidad de
Chicago, apagan en suma todas las cosas que importan, y Johnny Lee tiene suerte, formando parte de aquello que apagan, mientras desconectan la energía, la producción de las fábricas, la manera en que vivíamos, creábamos, escuchábamos, bebíamos, movíamos la cabeza en los bares mientras sonaba "Boom boom boom boom" y mirábamos a la chica de la que pensábamos "I like the way you walk". Tampoco nos gusta ya una persona por cómo camina.
Volvimos la espalda a demasiadas cosas una a una.
Eso.
Que implica que el neoliberalismo no es un modelo de acumulación económica vigente, sino un mecanismo de formación de identidades vigente.
Que es un marco de socialización y consumo.
Que existe ya más de una generación nacida en él.
Y que es un mecanismo de sujeción política.
Otrora llamado alienación, con menos brillo y menos partidos.
Y que existe una plusvalía ideológica, que debemos tratar de definir en el futuro.
Con Ludovico Silva o sin él.
Con Steve Bicko o sin él.
Con Malcolm X siempre, para reaccionar con violencia a la opresión.
Esta mañana me ha gustado levantarme temprano y trabajar. ¿Qué otras cosas podrán gustarme? ¿Cocinar? ¿Pasear bajo el sol primaveral anticipado? ¿El pop que ya no se hace?
¿Es posible cambiar de vida? El conocimiento científico dice no. Los vídeos de Youtube dicen sí. Yo digo no. Mi cuerpo y mi ánimo dicen depende.
Afortunadamente, este optimismo nada perenne se desvanecerá. Nosotros creemos en la eternidad y no en los bandazos ciclotímicos del ser.
Que la felicidad sin motivo no sea costumbre.
Lo que lleva usted en la mano no es una papeleta, sino un dispositivo libidinal altamente peligroso para su conciencia. Tras llevar dos veces ese dispositivo libidinal en la mano, su conciencia desaparece.
Hay constancia del nombre de Félix Paredes, de su paso por la prensa confederal y de su obra en versos. No se conoce su trayectoria posterior a la prisión, no se han reeditado sus poemarios, ni siquiera los de guerra, y apenas cuatro o cinco composiciones, no muy prometedoras, aparecen tras una minuciosa pesquisa virtual.
La nómina de la relación de la CNT con las letras resulta exigua: un periodista, Eduardo de Guzmán, un artista polifacético, Ramón Acín, un inclasificable que puso sobre su féretro los colores rojinegros, Fernando Fernán Gómez, y Félix Paredes, presente en las enciclopedias especializadas y en los romanceros, inverificable en la memoria práctica en un siglo con amplia y sesgada sobredosis de memoria.
A primera vista, nos asombra que una organización y doctrina volcada en la educación, reverenciadora del libro y que hacía de él su estandarte, haya alfabetizado a tantos trabajadores y haya publicado tan poco. Aún más enigmática se vislumbra la escasa poesía producida en sus cotidianos frentes, cuando el tono lírico de su prosa se encarnaba de forma tan palpable, hasta en ocasiones atosigadora.
Probablemente poner más poesía en el anarquismo habría sobrevenido redundante, y ya bastaba con el propio ideal, sin mayor dotación lírica para la lírica misma. Para la que corren malos tiempos y abundan golpes bajos, entregadas las siglas al reformismo y su pensamiento a la diaria estupidez burguesa.
Sin embargo, estas líneas parten de una premisa falsa, o de la frustración de no haber encontrado más de Félix Paredes o de cualquiera de sus coetáneos. Una premisa falsa, porque basta con citar a Lucía Sánchez Saornil y comenzar de nuevo. Porque fue en ese territorio, en el que anarquismo y vanguardia se dieron la mano, desde el que hay que volver a esculcar, sin pleonasmo.
Din que votan aos partidos que votan para que os españois non lles chamen reaccionarios.
Din que teñen a sensación de viviren nunha distopía, e será que ser galegos lles semella unha distopía, ou pior, unha utopía, en troques dun feito.
Din que pensan que viven nunha sociedade estamental, e non hai maior mostra dunha sociedade estamental que gabar a unha muller que leva máis de vinte anos de diputada e que nunca tivo outra ocupación, nen virtude.
E a iso alcúmano votar polo cambio.
A desprezar o seu país e as súas xentes, compromiso.
A presumir de superioridade, traer a ilusión.
Mesmo din que o nacionalismo é votar á candidata do Presidente de España.
E non se rín ao dicilo pero si que se rín (de nós).
Rinse de nós e queremos que chova.
No noso valeroso chan, que tampouco lles vale.
La irrupción de M.I.A. fue un escándalo musical, a la altura que lo es su silenciamiento, ahora que pare sus mejores obras desde su debut. Dulcificar y comercializar su sonido, aparcar átomos de furia, experimentar... A la diva tamil se le permitía todo, cualquier grito, cualquier idea, salvo su conversión religiosa y su enfrentamiento con las finanzas.
Como una anti Taylor Swift, de country star conservadora y modosita a icono demócrata previa compra por Soros -y esta es una verídica historia para no dormir, su descubrimiento de la política contemporánea corporativa-, M.I.A. al contrario partió de su condición de revolucionaria por nacimiento a la aproximación a la alta burguesía financiera por emparejamiento con uno de sus descendientes.
El conflicto por la custodia de su hijo fue su final. Persecución bideniana, catarsis mística, y vuelta a las trincheras. Su disco invisibilizado de 2022, "MATA", nos devuelve la gloria, esa que aparece cuando nadie se entera.
Hay medios de comunicación, seguramente casi todos, que al leerlos uno solo piensa que se trata de un panfleto infame. Después surge la duda acerca del calificativo. No acerca de su merecimiento, sino de que si infame proviene de fama, ello implicaría que había merecido fama y la había perdido. ¿Hace falta haber tenido buena fama para ser infame?
Se me ocurre una alternativa, que infame no provenga de fama, sino de infamia. Ahora sí. Es un panfleto infame porque comete infamias en todas sus páginas.
Y por sus actos los conoceréis.
El "comunismo del siglo XXI" ha afinado sus herramientas teóricas y ha determinado que el campesinado es "una clase reaccionaria", que los agricultores constituyen la vanguardia del fascismo -deben de creer que el fascismo alimenta- y que en lugar del concepto de terratenientes, éste debe ser sustituido por el de tractortenientes. Así pues, los agricultores dueños de un tractor tienen la posesión de un medio de producción, y como un tractor resulta más costoso que -incluso- un coche eléctrico, de un medio de producción singularmente caro. Por tanto, los tractortenientes no solo prueban su pertenencia al empresariado maligno, sino su carácter millonario. Qué mayor prueba de estatus económico que avasallar con un tractor -para que aprendan los que compran relojes de un precio equivalente, y sin leasing ni mercado de segunda mano ni gravosa financiación bancaria-.
Por consiguiente, condenamos aquí a los comunistas angoleños por tener signos agrarios en su bandera, a los comunistas chinos por aduladores del campesinado enemigo, a los comunistas cubanos por elevar a héroe nacional a Maceo y demás individuos que llevaban machetes -ya se sabe que del machete y el arado germinará mecánicamente el tractor-, a Lukashenko porque estamos seguros de que también es tractorteniente, a Tirofijo, ese fascista que en algún momento de niño cultivó el campo y nunca salió de él, a los comunistas gallegos, que cometieron la impúdica desviación de considerar las tractoradas como una imponente forma de lucha de clases -por supuesto, burguesa-, habiendo en Galicia más burgueses que habitantes activos aunque menos que vacas, a los comunistas alemanes y de más al Este, que admitieron a los partidos agrarios en la RDA y análogas repúblicas, a los comunistas vietnamitas, que tenían una guerrilla reaccionaria que venció al Imperio proletario, y a Víctor Jara por cantarle una nana a un niño negrito que tenía una madre empresaria que estaba en el campo y no dormía.
La Dictadura del Proletariado terminará al fin con todos ellos. Así habrá paz.
Una mexicana recita un poema sobre la guerra de Iraq. Siempre hay una guerra en Iraq para escuchar el poema, haciendo imposible datarlo. Ni el carbono 14 podría ponerle cara al sufrimiento de Iraq. Un país sin cara es el espacio propicio para plantar una guerra. Perpetuar la impunidad, no solo física, también moral.
Estas guerras tratan de destruir la estatalidad. Voltear el sentido de la historia, como si fuese lineal y reversible, en una marcha cotidiana para la destrucción, anclando el derecho consuetudinario a hacer el mal en las relaciones internacionales, asignando para ello una esfera determinada, en la que nunca se mira.
Todo ello debe caducar.
¿Solo puede caber una mujer en el rockabilly de los años cincuenta? Como en las lenguas minorizadas en las que solo cabía un escritor que las representase, en el rockabilly clásico solo había espacio para citar, secundariamente, a Wanda Jackson. La descubrí a los trece años en un fantástico programa de radio que reproducía los charts por año desde 1955, desde la fecha canónica de nacimiento del rock con Bill Haley. La aplaudí fervorosamente en un concierto tardío, dado su carácter ineludible.
Desde Wanda Jackson se podía ampliar el campo hacia Brenda Lee, si bien su fama pop opacaba su etapa feroz en la que casi era una niña, y hacia Janis Martin, a la que se promocionaba como la Elvis femenina. Etiqueta que no la hizo perdurar, cuando revisando sus grabaciones, resulta la más sorprendente de todas y la que con más inmediatez llega al oyente de ya setenta años después.
Mayor impacto incluso representa tener una primera noticia de Laura Lee Perkins. Seis canciones registró en su época en un estudio profesional, tres singles con su correspondiente doble cara. El resto de su carrera, en la working class de la música, tocando donde la contrataban. Llegó a ver su obra reeditada por sellos especializados, su causa mencionada a media voz entre connaisseurs de la escena. Quien dedique quince minutos a escucharla no se arrepentirá.
Las mujeres en el rockabilly, Kim Lenz, Imelda May en sus inicios, Rosie Flores, no provienen de la nada. Kim Lenz y Rosie Flores compartieron escenario o incluso colaboraron con Wanda Jackson y Janis Martin, con menor visibilidad para la segunda. Laura Lee Perkins no tuvo quien le escribiese, y esta primera pero no última aproximación quiere remediarlo. Repitiendo su nombre e invitando a conocerla, sin ponerle fanfarria a quien no necesita adornos.
La nomenklatura remite a la burocracia. El profesorado universitario español consiste en una clase o fracción burocrática de acceso privilegiado, ahora bien, se trata de una fracción singular, puesto que odia la burocracia, y huye de ella así como evade el control. Su relación con la acción burocrática por su parte es la misma que con el conocimiento: jamás ha producido ni la una ni lo otro, y cualquier relación con ambos está mal vista.
Decíamos que se trata de una clase o fracción de una clase de acceso privilegiado, y ese es su segundo rasgo, se accede por cooptación, o por reproducción familiar. Cuando no se reproduce familiarmente, entonces se reproduce clientelarmente, convirtiéndose en un área oscura de la Administración -no se reconoce como tal- en la que se desarrolla un mercado negro. En ese mercado negro se intercambian prebendas, recursos, puestos y dinero.
Si, con Althusser, debemos creer que los aparatos ideológicos operan la reproducción social del sistema, la clase profesoral española no es capaz de reproducir nada, ni un sistema ni dos ni tres, salvo una cosa: adhesión al sistema. Reproduce a personas que ocupan puestos para mostrar adhesión al sistema, tanto interior como exteriormente. Como no reproduce el propio sistema sino su adhesión, el sistema puede realizar los ajustes que considere con una adhesión inmutable.
Concluyendo, el profesorado universitario español tiene algunos de los rasgos de una nomenklatura, pero con un carácter muy peculiar, puesto que, contra Weber, no ejerce una dominación ni legal-racional ni burocrática. Ello no implica que no sea una nomenklatura, sino que es una nomenklatura particularmente estúpida, que jamás llegó a alcanzar el estándar de ninguna profesión, y mucho menos la suya, y que tiene como función evitar cumplir ninguna función excepto su propia visibilidad, contaminando lo que toca de estamentalismo antimoderno o posmoderno, desprecio al conocimiento y sumisión servil, en la única charca que este ecosistema específico permite.
Es una gran demostración de capacidad literaria saber causar desasosiego en el lector, pero no leo para encontrar el desasosiego.
Necesito droga y amor, decían Extremoduro, hoy cultura oficial como todo lo perverso. Yo necesito suerte y chocolate.
En la frase "Rayden se retira de la música para dedicarse a la literatura" hay un mensaje positivo, pero yo no lo veo.
Nada de lo humano me es ajeno, decía el tiempo de las revoluciones. El cambio civilizatorio supone que todo lo humano me es ajeno. En este proceso de desposesión cultural, puesto que la cultura es la relación con las creaciones humanas, subyace un mecanismo de dominación: impedir construir horizontalidad. La horizontalidad, y solo la horizontalidad es la que hace a las clases sociales, la que permite la emancipación futura. La horizontalidad vivida, y no su simple y deformada idea.
Solemos decir que se trata de un régimen personalista, decrecentista y saqueador, pero no hay que olvidar que, por encima de todo, se trata del brazo político de BlackRock.
De poner ambas afirmaciones en el mismo plano se llega a algunas conclusiones. Conclusiones a la antigua, eficientemente borradas por la evolución. Por vivir con menos dinero que ayer, al borde de la tercera guerra mundial, en el mejor y más progresista de los mundos posibles.
Pennywise acababan de bajarse del escenario, a primera hora de la tarde, después de una tumultuosa actuación junto a Nofx donde ambas bandas hermanadas habían propiciado un asalto del público a las tablas, en consonancia con su hardcore melódico también tardío -de tarde-, que nos desperezó y nos despedazó en partes o mitades iguales, e igualmente poderosas.
Ya sentados en el césped, la hora sí ayudaba para recibir a Blind Melon, pero lo que acabábamos de presenciar no. Luz diurna y rock acorde a ella, la diáfana claridad de sus canciones, las cuales apenas comenzaban a hornearse las de su segundo álbum, cayeron indigestas sobre la audiencia parapetadas tras un Shannon Hoon que no estaba en condiciones. Durante todo el concierto, su congestión psicotrópica lo dirigía a lanzar constantemente el micrófono al aire, tratando de colgar el cable a través de las vigas del techo. Enfrascado en esta particular epopeya deportiva mientras la banda hacía lo que podía, los excepcionales Blind Melon pasaron sin pena ni gloria.
No es de extrañar que a continuación, White Zombie en su mejor momento dijesen adiós a "All that hippie bullshit" con una estruendosa ovación, trayendo toda la calidez industrial de un "More Human Than Human" que, con Sean Yseult y J. a los mandos, hacían que su frontman brillase. Un Rob Zombie que nunca pagó sus deudas de su falta de humildad y su no sobrante talento, salvo para elegir de quien se rodeaba.
1995 era de White Zombie, del rock industrial refacturado a alternativo, era de Epitaph, de la escudería de seguidores con gancho de Bad Religion, y no era de una rara avis como Blind Melon por más que Shannon Hoon hiciese coros en "Don´t Cry", al haber nacido en la misma localidad de Axl -Lafayette, Indiana-, y que su debut se hubiese encaramado en las listas y la Mtv porque cómo no hacerlo, teniéndolo absolutamente todo para ello.
Así pues, al bajar Shannon Hoon ese día a su caravana no pensé, nadie pensamos, que no lo veríamos más, sino que en la gira de su tercer, cuarto o quinto disco ahí estaríamos, porque su rock clásico se relacionaba directamente al oído con la eternidad. Con la eternidad de seguir aquí y no con la que apareció, la de morirse a los 28 años pocos meses después, sabiendo que acabábamos de verlo y no le habíamos hecho ningún caso, que no nos habíamos hecho ningún caso, mientras Shannon lanzaba micros al sol y cantaba y reía con desigual afinación.
"Entretanto, cada nuevo invierno replantea la gran cuestión: "¿Qué hacer con los desocupados?"; pero mientras el número de éstos va en aumento de año en año, no hay nadie que responda a la pregunta, y casi es posible calcular el momento en que los desocupados, perdiendo la paciencia, tomarán su destino en sus propias manos. En tales momentos tendrá que escucharse, sin duda, la voz de un hombre cuya teoría íntegra es el resultado del estudio, efectuado durante toda una vida, de la historia y situación económicas [Karl Marx]"
(Friedrich Engels, Prólogo a la edición inglesa de El Capital, 1886, trad. de Pablo Scaron)
Al marxismo clásico sí le importaban los parados:
Tomaremos el destino en nuestras propias manos.
Donde se encontraba mi confitería de referencia, acaban de poner una óptica. Veo el escaparate, tan iluminado, con las gafas ordenadas reemplazando a los pasteles, y en la distancia me dan ganas de comérmelas. La primera óptica cuyas lentes están rebosantes de azúcar en la imaginación, completando así el vacío de todas las monturas expuestas en estantes, esperando a un comprador que no siempre disfruta. Aquí sí.
Memoria gustativa, felicidad y miopía, dictan las proporciones exactas de la receta.
No es lo mismo ser inteligente que ser listo, pero en esa apología mal medida de la picaresca se pierde que hay mucha gente que no es inteligente que se cree que es lista.
Y por eso estamos donde estamos.
"A las mujeres siempre les cuesta más", dice hasta el hastío un locutor de radio que presenta su lista por cuotas cuando el género musical al que dedica sus programas está fuertemente coprotagonizado por mujeres. Lo dice a propósito de Margo Price, y yo pienso en qué le costará más, cuando me he tragado tres discos suyos de éxito que no me han gustado hasta dar el giro que la lleva hasta "Strays", soberbio álbum que es lo que más he escuchado en este año. Indiscutible, como el de Grace Potter, otra mujer que tampoco me cae bien y que al fin se ha alzado tras una trayectoria irregular en "Mother Road". Disco de carreteras amplias y avanzar, mientras que el de Margo Price es un disco de marchar hacia el desierto, sentir, enchufar los instrumentos e interpretar sin interiorismo. Ambos van, por meandros diferentes y apetecibles, al origen de todas las canciones, a unas décadas atrás para tomar impulso.
Y si hay un podio femenino sin cuota este debe completarlo Chhom Nimol, porque Dengue Fever han vuelto, más melancólicos y orientados a la tradición y más auténticos, con "Ting Mong", haciendo vigente la psicodelia camboyana una vez más. Tras un disco decepcionante y un paréntesis, un disco de reafirmación y profundización de sí. En similares circunstancias se encontraban The Answer, otros que retornaban tras habérsele atragantado la madurez, y otros que salen del hiato pero no terminan de abandonar el tedio. Y, si la cantante de Dengue Fever es sin duda una mujer que me cae bien, también lo es la igualmente imponente Nita Strauss, guitarrista referencial que en lugar de continuar el magnífico "Controlled Chaos", presenta el típico trabajo con sobredosis de artistas invitados y enseñarnos sus amistades en vez de seguirnos enseñando su creatividad. Al menos, ha vuelto a la banda de Alice Cooper, otro que ha lanzado disco, como Iggy Pop, en este poco fructífero año.
Si hay tal cuota veterana, más que a ellos dos, debería adjudicársele a John Mellencamp, que en "Orpheus Descending" demuestra que no se apagará nunca. Van Morrison tampoco se apaga nunca y podría hacerlo, porque no necesitamos tres discos al año suyos. Empero, en "Moving on Skiffle" nos devuelve a un tiempo y un espacio desde el que lanzar una reivindicación, la superioridad del skiffle sobre los Beatles. Por eso Them eran mejores. Hasta su gruñón líder lo admite, permitiéndose por una vez este arrebato de nostalgia.
De una generación pareja, Paul Rodgers, sin que nadie se lo pidiese, saca a pasear en el inadvertido "Midnight Rose" el inmarchitable esplendor de su voz, del que no decimos inmarcesible porque no conocemos el antónimo. El rango vocal varía, pero la sabiduría lo compensa. Quien necesita algo de ayuda para sostener tal afirmación es Don Dokken, que firma el que será su último disco debido a sus problemas físicos. Canciones compuestas en los ochenta y nunca grabadas en el trabajo más emocionante con el que me he topado en estos meses, "Heaven Comes Down", en el que rezamos porque cada canción salga bien y sale bien, en el que sufrimos con él y lo queremos.
Yendo a parámetros más agresivos, Prong condensan la rabia en esperanza de seguir teniendo rabia más allá de la cincuentena. El álbum en el que más los he disfrutado, en el que más he buscado identificarme en esos saltos entre pasado y futuro en los que uno puede estar si sabe ejecutarlos. "State of Emergency", se titula no en vano.
Este año apenas ha habido death metal melódico, sin Children of Bodom, que publican su concierto póstumo. Aún no he encontrado fuerzas para escucharlo, tanto que los echo de menos. In Flames, con "Foregone", hacen que no nos olvidemos de este género como algo vivo. Pese a todo, están encajonados en una escena menguante, y la melodía no puede contrarrestar la desolación, tan nórdica pero tan vacía.
Mientras tanto, en las colinas del metal verdadero, K.K. Downing y un Ripper Owens que se ha ganado mi simpatía plantan batalla a un Rob Halford que va a tener que esforzarse si quiere superar este "The Sinner Rides Again". KK´s Priest consiguen ser Judas Priest, a falta de que Judas Priest confirme si lo sigue siendo.
Habiendo perdido la cuenta de las obras citadas, el ranking no obstante no debe cerrarse sin The Hangmen. Los Hangmen podrían editar un disco cada año y erigir todos ellos en disco del año. "Stories to Tell" no constituye una excepción. La búsqueda de la verdad en no demasiados acordes, y el deseo de que queden muchas historias que contar, cristalizando en la electricidad de los clubs con entradas baratas, poco público, nula repercusión y toda la trascendencia. Suya.
Palabras que no dicen nada era una canción de Los Piratas, y no se puede caer más bajo para reflexionar sobre la degradación, como continuaban los de Iván Ferreiro, en estas cuatro paredes. Paredes que guardan dolor, paredes que guardan sonido.
Aviso sobre una segunda Nakba, que se concreta, ante lo que no podemos llamar indiferencia, sino aquiescencia. Hasta las protestas sobre Palestina tratan sobre estatus. Sobre el monopolio de la etiqueta de activista. Sobre el provecho político o académico que eso tiene.
La causa palestina se extinguirá con la desaparición del último kilómetro cuadrado de Gaza. No quedará causa, únicamente palestinos desperdigados. Las palabras tardarán en morir porque hay una inflación de ellas. Hay una inflación de las palabras que no dicen nada. Pero se irán. Como todos los sueños, como todas las promesas. Desde que convirtieron la dignidad en su contrario.
Y solo Hezbollah. Solo Ansar Allah. Solo Soleimani.
En una novela de Domingo Villar, creador del subgénero literario conocido como noir vigués, un policía desplazado desde Aragón se queja de nuestro clima. No podía entender cómo los gallegos aceptábamos que una mañana primaveral se transformase en invierno, o que las gotas de lluvia resbalasen del cielo sin aviso alguno, pero sin violencia, hasta su sorprendida cabeza.
El inspector Leo Caldas no le responde, se queda en silencio sin confesar la verdad, que los gallegos nos limitamos a convivir con el clima, sin tratar de comprenderlo.
Así son, también, los estados de ánimo.
Lo mejor de 2023 no ha sido un disco ni un acontecimiento personal. Mi vida ha sido mejorable y los discos que me han interesado no creo ni que alcancen a un Top 10.
Lo mejor de 2023 han sido los huthíes. Ayer por la noche España les declaró la guerra, dentro de la coalición internacional de Estados Unidos, en beneficio de Israel.
No veremos grandes cosas en general en 2024 pero sí un avance científico sorprendente: el fin del sionismo, junto a la debacle sangrienta del Imperio.
"Kant identified three questions that philosophy must address: What can I know? What must I do? What may I hope? Today, a fourth question preoccupies many philosophers: Why was my paper rejected? Philosophers, and academics in many other disciplines, pore over reports from reviewers and editors, shaking their heads in disgust. Why didn´t they recognize the brilliance of my ideas? Who thought that clown was competent to review my paper?"
(Philosophy, Bullshit and Peer Review, N. Levy)
- ¿Te ves bien?
- Depende del espejo que utilice. Unos me dan ganas de romperlos y otros de llevármelos conmigo.
Cuando lo friki era friki, la conversación pública tenía un conjunto de referencias cerradas. Si tus referencias no eran conocidas, éstas debían refugiarse generando una subcultura, una escena recóndita -o directamente ser conocidas por tres personas en un territorio, lo cual podía hasta acreditarse-.
Cuando todo está al alcance, nada lo está. Lo friki no es friki porque el coste de acceder a ello es el mismo que a lo no friki. Si lo que es ampliamente compartido no puede segregarse de forma perdurable de lo que no lo es, no se genera de la misma manera cultura -ni cultura popular, ni subculturas ni contraculturas-.
Toda acción es individual, se difunde, se continúa, se consume, pero no se comparte, ni siquiera como consumidor. Por no dar lugar, no da lugar ni a una cultura capitalista. No permite ni ser negocio, solo nuevo negocio acoplado a otro. Otro negocio que tiene como base esta ruptura.
Una conversación pública con infinitas referencias no deja poso y no puede hacerlo. He ahí la imposibilidad que da pie a esa ruptura.
Durante las protestas contra la guerra de Vietnam, un grupo de estudiantes yippies convocaron una movilización para lanzar un ataque psíquico contra el Pentágono. Sueño con ello en estas jornadas. Ataques psíquicos contra las sedes del Psoe. Porque una revolución necesita de todos los medios de lucha.
El día que se acabó la democracia estaba ocupado con un vídeo del temario de la oposición con el que iba con retraso. Había estado escuchando a los Cerebros Exprimidos con su "Fuera de Control" y me había preguntado por qué ellos habían desaparecido y El Último Ke Zierre o Matando Gratix no. Había concluido que en el no tan sorprendente ecosistema punk, solo sobrevivían los menos aptos. Como si fuese un mundo político. Quizá porque también era un mundo político.
El día que se acabó la democracia tenía que asistir a un seminario de la Xunta sobre edad y mercado laboral, tenía que terminar un ejercicio para un curso de evaluación avanzada, la vida seguía en su eterno far niente pero la democracia no. Me había apuntado a un grupo interdisciplinar para redactar un comunicado por Palestina. Todas esas cosas estaban en mi cabeza, en mi cerebro exprimido, dentro o fuera de control, mientras que la belleza dura de la canción se extinguía al igual que los que la hicieron, mientras la música se revolvía entre las alcantarillas que arrastraban banderas injustas de España, incapaces de alzarse contra la opresión.
"Salvo el poder todo es ilusión" dicta la máxima leninista o maoísta que sacraliza el ejercicio de la fuerza. Efectivamente la fuerza rige las relaciones internacionales en un ágora en que el único límite lo encuentra en la fuerza, y efectivamente el caos (ausencia de reglas) del mundo internacional se ha filtrado a las relaciones ciudadanos-Estados en los últimos años, y efectivamente se mean por nosotros porque solo existe el poder, la exhibición del poder, su carácter demostrativo y ejecutivo.
Ahora bien, este concepto premoderno de poder, de poder no domesticado ni sometido a nada sino su propia ansia, ¿de verdad quieren decirnos que es cierto? ¿De verdad quieren decirnos que siempre ha sido así?
¿O por el contrario, nos venden la regresión como eternidad y como característica de la naturaleza humana, cuando por el contrario había algún tipo de regla y ha sido abolida?
La industria hace una megacampaña de lanzamiento de "Hackney Diamonds", el disco de retales que ni siquiera alcanza la categoría de discreto publicado bajo el nombre de The Rolling Stones. Marcas y celebrities. El grupo es una marca para eventos y Jagger/Richards un par de celebrities, el uno capaz de mostrar una envidiable forma física a sus ochenta años, el otro pasándonos por las narices seguir vivo, pero sin gran cosa que aportar, habida cuenta de que su último gran disco tiene más de cuarenta años.
Ya sin la batería de Charlie Watts que tanto les daba, ni sin Bill Wyman mirando al suelo en el escenario, supuran felices sus más de cuatro décadas de conciertos mastodónticos con readaptación muzak de su repertorio, remasterizaciones que elevan la voz de Jagger, consagran el binomio que nunca fue y siguen la misma plantilla en detrimento del sonido banda que les caracterizó en la grandeza, la de verdad, la que tenía que ver con la música.
Y como no hay Stones sin Beatles ni viceversa, y a la industria no se le ocurre nada más, replicando la falta de ideas de los Stones, ahí va una nueva canción de los Beatles, rizando el rizo de lo esperpéntico. Voz de John Lennon de finales de los 70 extraída de una maqueta con Inteligencia Artificial, guitarra de George Harrison de 1995 de cuando intentó trabajar sobre esa canción y no le gustó, y refrito de Paul y Ringo de este año. Para empezar, la extrañeza. Afirman utilizar Inteligencia Artificial para una operación que un técnico de sonido no puede realizar ni la tecnología de estudio tampoco. ¿Consideran la IA no tecnología sino magia o nos toman por gilipollas? Esa canción es IA, los Beatles son IA y el aburrimiento del futuro que los hará infinitos es IA.
Nunca nos libraremos de la IA, de los Beatles y los Stones ni de la estupidez humana. "Now and Then" y estamos en el "Then".
Según un diccionario particularmente elocuente:
vitriólico
adj
1. Que pertenece al vitriolo o se relaciona con él: ácido vitriólico.
2. Tratándose de algo o de alguien, que es cáustico o muy ácido:
"Trotsky gritó después de un discurso vitriólico: ¡Matemos a los
burgueses!"
De acuerdo con la crítica especializada, este es un blog vitriólico, como tener un blog en sí mismo como acto y profesión de fe.
Según la teoría de los valores posmateriales, se atiende a estos solo cuando los valores materiales se encuentran cubiertos. Vueltas y vueltas ha dado esta hipótesis, hasta imponerse la posmaterialidad sin materialidad (alienación).
La imaginación es un valor posmaterial, y la despliega quien puede permitírselo. O correlativamente, hay imaginación sin materia. Que nunca levanta sus alas, sino que repta por el suelo esperando agradar o esperando el tiro de gracia.
Por eso la imaginación se está extinguiendo, entre residuo del pasado, adorno inefectivo, carencia dolorosa que nos lleva de la mano por donde no queremos ir.
"Gone are the days of liberal imperialism - what we are whitnessing is a throwback to the pre-Geneva Conventions era where political and legal justifications for genocide were unnecessary. Old colonialism is back, and with it the normalisation of a "human animals" discourse".
(Amal Saad-Ghorayeb)
Palestina nos enseñó que siempre había que estar preparados y dispuestos. Que las causas no se negocian. Que las demarcaciones tampoco son firmes, pero la eternidad sí. Que tierra sagrada nos espera. Espero. Pero que primero traiga la victoria, tantos años demorada.
En un hotel de Damasco, un chaval somalí había venido a liberar Jerusalén. Trabajaba de recepcionista. Le pedía matrimonio a las turistas que llevaban velo. Tenía en sus ojos la inocencia de la mucho menor edad que la que su envergadura denotaba. Tenía en sus ojos Jerusalén, no le hacía falta espada.
El paso del tiempo puede alterarse
invocar la gordura de las horas
y encubrir la falta de materia o de objetivo,
el tiempo puede tirarse
o puede chuparse
-ambas opciones malas-
tampoco tenemos dinero suficiente
como para que pueda degustarse
ni tecnología suficiente
para que pueda bifurcarse,
según Ángel González
incluso puede masticarse
-don´t try this at home-
pero el tiempo
lo que me interesa del tiempo
yace en un sofá
olvidando sus horas
ignorando sus minutos
negándose a salir.
Ferrer Lerín ojeaba en una biblioteca el índice de un libro sobre cementerios y descubrió allí un poema. Actuando de transcriptor, hizo lo que todos deseamos hacer, un hallazgo arqueológico que saque de la tierra la perfección, la belleza, el significado. Caminar y tropezarnos con algo que nos trascienda, incluso un monumento funerario, una leyenda. También, una demostración:
Los poemas preexisten y la mirada los junta.
P.: Algunos críticos o profesores de escritura creativa consideran que la verdad que representa un libro está en su primera frase, en su primera página.
R.: En los míos está en la pág. 93.
Los restos de los restos de la industria discográfica continúan perpetrando la estafa cíclica, su único modus operandi conocido. El vinilo, como refugio del formato físico, está próximo a su fin. Solo queda ya como objeto de diseño o como producto hipster pequeño burgués que recalienta su burbuja y expulsa al oyente fiel que quiere abrazar una carpeta y ver girar las notas. En cierto sentido, podemos decir que el objeto analógico por antonomasia ya no representa lo analógico.
Precios abusivos, ediciones absurdas, escoramiento al sector del lujo. Digitalización en los hechos de lo que posteriormente se plasma en vinilo, por medio de remezclas y remasterizaciones que nos alejan de la recreación original de lo que brilló en aquel estudio. Por no hablar de las grabaciones digitales prensadas en vinilo; o de las remezclas -auch- de discos en directo. "Live Evil" figura como último crimen, tanto sónico como económico. Si ninguna reedición baja ahora apenas de 40 euros, ésta se fue a los 135 euros.
Como resultado, una parte de los devotos del vinilo, enfermos de una materialidad que necesita tocarse, se han ido al Cd, donde se encuentran ediciones baratas que poder sujetar y poner en los estantes y escoger de forma finita para pasar la tarde y ser feliz, quien lo considere así. Repetimos ciclos, pero es algo más doloroso. El Cd mató al vinilo, nosotros lo sostuvimos hasta que la reapropiación del vinilo nos hizo retroceder. Plástico sin gracia, pero el único lugar en el que aún podemos aullar.
La limpieza étnica en Artsaj (Alto Karabaj) a la que lejanamente asistimos no solo nos dice lo que pasa en un minúsculo trozo de tierra, sino que nos muestra cómo mueren las naciones: bajo una operación de borrado. En este caso, de borrado de 3.000 años de presencia armenia, tras 24 horas de batalla.
Las operaciones de borrado no suceden por un determinante digital que las facilite, por un cambio tecnológico o de mentalidad, suceden de modo cuidadosamente planificado y con una férrea dirección política. Dirección política que responde al capital especulativo trasnacional que la sustenta y la nombra, que opera por medio de un capitalismo de fondos, con una diversidad de formas societarias, y con servicios de inteligencia en el proceso. Como alguien ha apuntado, en vez de producir poder, los servicios de inteligencia producen ideología para asaltar el poder.
¿Y para qué quiere un servicio de inteligencia asaltar el poder, os preguntaréis? Para liberarse de la nación, la última frontera del capital desglobalizado que busca pulverizar cualquier restricción interna. Nación, población, derecho, historia, memoria, comportamientos sociales que reproduzcan algo cierto, todo ello oprime al capital. Entendimos mal quién oprimía a quién. Es el poder el que está oprimido por las reglas, por la población, por cualquier traba a la libre disposición de sus deseos.
Armenia fue la primera de las naciones. Un individuo grotesco, Pashinyan, la ha destruido en cinco años. Pashinyan es uno de los cuatro presidentes sorosianos. Todos ellos conducen a una desaparición nacional planificada que no se detiene ante ningún percance y cuyas herramientas incluyen hasta los crímenes contra la humanidad. Después de todo, hay un concepto ultimísimo que nos lo explica: los genocidios pasivos. La respuesta ante el Covid, la guerra de Ucrania, la entrega del Alto Karabaj. Genocidios pasivos donde el que dispara no es ni siquiera el que los comete, porque otros los cometieron antes. Antes, después y durante.
Cada armenio desarmado que abandona su tierra debería guardar una bala para Pashinyan, a pesar de la triste soledad e indiferencia de la nación borrada que debiera cargar esa bala.
Disfrutón.
Viene la hipercrisis y te dicen: sé disfrutón.
Feo. Moral, estética y semánticamente feo.
Ayer soñé que la Santa Compaña eran músicos de blues, y me llevaban con ellos. Negros con traje, sombrero, bigote y gafas de sol, con los que hacer el camino inverso.
Desexistir.
Tocaban los Surfin Bichos en la playa y no me vi capaz de asistir. Un verso brutal me lo impedía. Días antes, los había escuchado en Radio 3, en otra fecha de la gira. Alfaro repicaba en el estribillo: "Muerte / Tengo ganas de cogerte". Ese estribillo hacía daño, no debía aderezársele la sal, la humedad, la intensidad de la noche marina. Ese estribillo martilleaba un recuerdo que no se irá jamás.
Años después, me di de bruces con el disco original. Decía: "Fuerte / Tengo ganas de cogerte". Mis oídos me habían engañado, o no. Ambas duelen y ambas son verdad. Quiero cogerte muy fuerte, aun en versión espectral. En los Surfin´ Bichos está la dialéctica de todo lo que perdimos y todo lo que no perdimos porque no es arrebatable.
Nada de lo que vivimos entonces nos es arrebatable. Aunque te fueses sin dejarnos acompañarte, lo seguimos haciendo.
Le escribí una carta a mi amigo H. para enviarla junto a un paquete y se me olvidó meterla en el sobre. Hube de hacerle una foto a la carta y enviarla como imagen por whatsapp.
Ahora la carta, el original de la carta, yace en mi mesa y no sé qué hacer con ella. Las cartas físicas eran una manifestación de lo eterno, aunque tocasen temas pequeños. La correspondencia de los escritores se publicaba para recordar no remitir cartas a la ligera.
Las cartas debían contener y entregar un trozo de uno. ¿Se puede tener un trozo de uno, una manifestación de lo eterno, sobre la mesa, sin utilidad ni concierto, sabiéndose entregada pero aquí? Deshacerme del folio sería como ir contra la doctrina de los actos propios, y conservarlo iría contra la posmodernidad materialmente existente y la necesaria gestión del espacio.
Sigue sobre la mesa y la uso como posavasos, apoyando botellines de cerveza en ella. Porque las cartas contienen la vida que se rebela, y aunque estén todavía aquí, encuentran la vida que se rebela y dejan que haga trazos y surcos en ellas.
En un artículo poco original, un crítico cultural se interroga sobre el estado de la crítica. Tras muchas reflexiones caducas sobre cómo la crítica se ha convertido en marketing, dice algo interesante: que la agresividad en la crítica está mal vista.
La agresividad está mal vista y se la denota con epítetos condenatorios no porque vivamos en un estado de cosas menos violento, sino porque el papel de fijar el bien y el mal mediante el ejercicio de la violencia ha cambiado, se ha transformado en menos democrático. La agresividad discursiva no ha dejado de estar permitida por la construcción de un ágora fraterna y dialógica, sino que está siendo monopolizada por el Estado, que ha expandido sus funciones hacia lo moral.
El Estado que surge de la encarnación de los intereses del capital global es un Estado moral, que no se basa en la asimetría de poder, sino en la dialéctica schmittiana hacia dentro, puesto que sin crecimiento económico los problemas dejan de ser de redistribución, sino de pertenencia. El capitalismo moral implica el monopolio coactivo de la agresividad discursiva por parte del Estado-Capital. Se afirma coactivo porque incluye la cancelación en sus dos variantes: selectiva y aleatoria.
Frente a los cordones sanitarios, que vuelvan las armas de la crítica, la violencia democrática en las palabras, a cada cual según sus necesidades, de cada cual según sus capacidades.
La civilización del vinilo no solo aparejaba ventajas y la civilización del acceso digital a la música no solo inconvenientes. El artwork era importante, suele señalarse como loa, las portadas una obra de arte y la experiencia de llevarse un disco (o incluso un cd o un cassette) a casa comenzaba por admirar o desentrañar los misterios de su cubierta.
Este argumento se contempla únicamente a favor, como si todas las portadas se alzasen majestuosas a la par del contenido musical del vinilo. Ahora bien, ¿qué sucede con las portadas horribles? ¿No lastraban las posibilidades de adquisición de una obra que sí podría haber tenido mayor público y mejor destino?
Los álbumes digitales, la salvaje minusvaloración del artwork, amnistía aquellos discos condenados por su portada. Un solo ejemplo, de entre innumerables: "Bananas" de Deep Purple. Generaciones de fans nos alejamos corriendo de una aberración visual de ese calibre y dimos por supuesto que no tenían nada que decir a esas alturas, que Ian Gillan no tenía voz, Roger Glover se había olvidado de componer y Ian Paice se había dejado el talento en otra parte.
A veces, el fin de una forma de arte, te lleva a percibir de otra forma el arte. A veces el arte se cuela por las rendijas, en el tiempo del fin del arte. Ian Gillan tiene voz si sabes escucharla.
Solíamos entender por nacionalismo (no estatal) aquel movimiento que, en nombre de una nación desposeída, se enfrentaba al Estado central e incluso le declaraba la guerra. No obstante, la continua innovación política del Estado Español ha dado lugar a una nueva definición: Se entiende por nacionalismo aquellos representantes del Estado central en los territorios periféricos.
De todos aquellos que representan al Estado Español en la periferia, el BNG presuntamente se encuentra entre los más rastreros, dado que tienen una peculiaridad esencial: Representan el dardo del Gobierno central contra el Gobierno gallego, contra el autogobierno y los intereses de la nación expoliada que los vio nacer. A caballo entre la sumisión colonial y un caciquismo no tan perenne y sí renovado, se envuelven en la bandera propia para ocultar la ajena, sin la cual no existirían ya.
Una legislatura más (y van dos), un imbécil se sentará en el Congreso a decir que representa a mi país contra la mayoría absoluta de sus habitantes, y se quedará extasiado cuando el autócrata español le dé la mano, y no le exigirá más que irrelevancias porque, enfermo de autoodio y ruindad, solo pretende conspirar contra la Galicia popular que no le vota, contra la Galicia popular que no le mira e ignora cómo se llama. Porque se sienten pequeños en el foro.
Porque sin Madrid no sois nada, vosotros los más abyectos, secuestradores y cipayos de los colonizados.
Cuando estudias Derecho a los 18 años, la mayor parte de las situaciones de la vida a la que los preceptos se refieren ni te suenan ni te interesan, y no lo conectas con ninguna cuestión concreta ni fáctica.
Cuando estudias Derecho como adulto, conectas pasajes y pasajes con lo sucedido en primera persona o lo sucedido de forma determinante en un entorno próximo, y también cuesta avanzar.
Por demasiada vida o demasiado poca, porque la vida estaba delante o está detrás... Me cago en el Derecho.
"Eres tan subnormal que duele", pensaba mientras veía a dos dirigentes de la Fundación de Investigaciones Marxistas en un acto patético. Quizá los dos principales males de nuestra época sean el trepismo y la falta de sentido del ridículo, aquí perfectamente combinados.
Los nombres, usurpados por un chiringuito infame. Las palabras desactivadas. Los hechos mostrando que no sois dignos no ya de representar, sino de hablar, ya que cada sílaba de esta gente consume presupuesto público.
La degeneración burguesa tiene un correlato neuronal, o algo.
Todo es maravilloso y chachiguay en el mundo de la Fundación de Investigaciones Marxistas.
Y yo he perdido 45 minutos que no volverán.
Ahora que se acerca la jornada de reflexión, debemos abrir un debate sobre el pijomarxismo de inmediato.