martes, 30 de septiembre de 2008

CONTRA LAS DISCOGRAFÍAS COMPLETAS

Miseria de mundo el del Emule y las redes P2P.
Primer acto: Quiero escuchar a los Hellacopters; el "Supershitty to the Max" de los Hellacopters con Dregen. No está ese disco, pero sí una oportuna discografía completa que lo contiene y que además se descarga rapidísimo. Me consuelo pensando que, como los Hellacopters van a separarse después de la gira actual, no es mal momento para recapitular su trayectoria, verificar si han tomado la decisión correcta porque se despeñaban cuesta abajo...
Segundo acto: Me entran ganas de escuchar alguno de los cuatro primeros discos de Danzig (casi tan imprescindibles como los seis primeros de Black Sabbath). ¡No están! Grrrr. Termino bajándome una discografía completa de ¡14 discos de Danzig! Más de la mitad parecen horrorosos, pero ya que están ahí habrá que darles una oportunidad. Obtenerlos gratis refuerza la obligación de oirlos, bajo riesgo de desnaturalizar completamente mi ética musical en un sentido u otro. Y acabo a las tres de la mañana con auriculares ante el ordenador con "Black Aria", una composición para orquesta de Glenn Danzig aterradora (aterradoramente infame; y quizá sea un juicio de valor apresurado, pero no pienso repetir la experiencia).
Los cuatro primeros discos de Danzig son tan inconmensurables, poderosos, profundos, eléctricamente conmovedores como prometían. Pero es injusto descubrirlos en su integridad en la misma semana. Si no se vivió el proceso cronológico en el momento en que se publicaron, lo correcto hace no tanto tiempo consistía en adquirirlos sucesivamente a lo largo de unos cuantos meses, dejarlos reposar, desearlos.
¡Desearlos! No cuatro archivos asquerosos simultáneamente en un puto disco duro y otros diez más con discos de Danzig que nunca me hubiese comprado.
Lo odio. Seguiré haciéndolo. No hay vuelta atrás.

PRISA EN AMÉRICA LATINA

El País es la basura más grande jamás editada en lengua española. Rectifico: Si la Falange mantiene cualesquiera conjunto de páginas impresas, entonces El País sería la segunda basura más grande jamás editada en lengua española.
Después de asociar durante años el adjetivo de dictador cada vez que nombraba al Presidente Chávez (seguramente el hombre que ha ganado un mayor número de elecciones en menor espacio de tiempo), después de apoyar el Golpe de Estado en Venezuela (en terminología pinochetista-prisiana, suspensión temporal de la legalidad con objeto de restaurar la democracia), en las últimas semanas, el antiguo Diario Independiente de la Mañana, hoy El Periódico Global en Español, por fin nos ilustra pormenorizadamente acerca de lo que es la democracia. Así, en Bolivia, al ganar Evo Morales el referéndum revocatorio con más de 2/3 de los votos (67,4%), se nos insistió repetidas veces en que el Gobierno no tenía legitimidad democrática para imponer un proyecto político al que se oponía "la mitad del país", que Bolivia estaba "partida en dos" y que los resultados se aproximaban a una suerte de empate técnico. Por si no fuera suficiente, se manipulaba, semiocultaba y justificaba (como consecuencia de la nefastísima política de Evo) la matanza de indígenas en Pando (decenas de muertos y un centenar de desaparecidos, ametrallados por paramilitares de la oposición democrática).
Esta mañana no podía esperar para leer la noticia del resultado del referéndum constitucional en Ecuador. Bajo al bar a desayunar, agarro el ejemplar de El País, lo abro y veo lo siguiente: "La derrota en Guayaquil ensombrece el triunfo del referéndum constitucional". Subtítulo: "La ciudad más poblada y principal centro económico de Ecuador rechaza el nuevo texto de Correa y abre la puerta a una posible división en el país".
Vuelvo corriendo a casa, enciendo el ordenador y busco en la prensa ecuatoriana los datos provisionales del escrutinio. No podría encontrarse una mejor definición que la ofrecida por Prisa para sintetizar los resultados electorales: 64% a favor de la nueva Constitución y 28% en contra. Dada la particular obsesión por contabilizar los sufragios de Guayaquil, la clave debía encontrarse en el espectacular voto por el No de esa ciudad: 47% No; 45,6% Sí. Apoteósico. Ni rastreando la urbe guiados por un grupo de exploradores comanches hallaríamos a un partidario de Correa en ella.
Extrapolar las lecciones de la doctrina Prisa a la realidad política estatal parecería demasiado fácil, serviría únicamente para dejar al descubierto dobles raseros evidentes, pero la cuestión radica en que todo el mundo los conoce y les son indiferentes (la contrarrevolución conservadora, impulsada globalmente por la Internacional Socialista, ha triunfado plenamente a nivel subjetivo; de ahí que la educación, la toma de conciencia o simplemente decir la verdad se convierta en un acto estéril).
Eso sí, en España todos los días se aprende algo nuevo sobre la democracia. Y si no existiese El País, habría que inventarlo. Global y en Español, nunca mejor dicho.

domingo, 28 de septiembre de 2008

JAVIER CLEMENTE

Los domingos toca ver fútbol. Si el partido es una absurda sucesión de balonazos a las nubes, entonces la experiencia acaba en una inevitable morriña de los tiempos en que eso no era aburrido.
Clemente convirtió la tosquedad primitiva de este deporte en una filosofía completa que provocaba fascinación por el abismo, por lo impredecible, sin vaciarlo de su simplicidad originaria. Esta filosofía se dirigía contra el elitismo, recuperando su componente popular; al mismo tiempo que transformaba el campo en el espacio para una guerra de guerrillas orientada por exigentes reglas morales y conjugada con una cierta expresividad espontaneísta.
Pero no se quedó en una filosofía, sino que, como praxis, alcanzó la grandeza de una obra de arte: con su plasticidad estética, su fidelidad a la promesa, su capacidad de crear fuera de los márgenes de la creatividad canónica enunciada por aquellos que monopolizan la producción del conocimiento: una obra de arte, inagotable, volcánicamente bella, sumamente extraña: una obra de arte.
Javier Clemente permanece todavía como un héroe del pueblo. Del pueblo vasco.

jueves, 25 de septiembre de 2008

LA ESPERANZA LIBERADORA EN ¡¿AFGANISTAN?!

No se llega a comprender lo que significó el compromiso de Karl Marx con la emancipación de la clase obrera. Casi resulta imposible percibir el mundo con ojos del siglo XIX. De un ciudadano burgués del siglo XIX que abandonó completamente su clase social y que vinculó su futuro a la conquista del poder político por parte del proletariado. Una clase trabajadora a la que no podía sino definir acudiendo a las descripciones de la literatura dickensiana, como "los tipos abigarrados" que creía que eran. Marx no idealizaba a la clase obrera. La veía como desposeida de todo, también de educación, de higiene, de sobriedad etílica, de respeto hacia las mujeres... No hizo de la clase una entelequia, sino una realidad concreta a la que, a pesar de todas las diferencias, vinculó su vida sin ánimo ni de mesianidad ni de reconocimiento alguno por parte del poder.
Marx podría haber tenido una vida materialmente muchísimo más fácil. El problema es que no nos lo imaginamos gritándole a la burguesía explotadora de su época: fuck them all; que revienten todos. Y sin embargo eso es sólo porque no podemos imaginar tal cosa en idioma alemán en el siglo XIX, pero a su manera lo exclamó con vehemencia, y hasta bautizó a uno de sus hijos con el subversivo (y humorístico) nombre de Guy Fawkes. Sí, no creo que fuese capaz de hacer un chiste insurreccional en ninguna línea de sus libros, pero va y se lanza a plasmarlo en una británica partida de nacimiento. (Comunistas alemanes... todos locos).
El proletariado para Marx era una realidad perceptiva cultural y vivencialmente tan lejana, salvando las distancias geográficas, como para un europeo de hoy los campesinos de etnia pastún de Afganistán que apoyan a la resistencia. Recuerdo una entrevista en Al Jazeera en la que un comandante talibán, entre pregunta y pregunta, se llevaba las manos a la nariz y se sacaba los mocos. Carentes de higiene, de educación grafocéntrica formalizada, carentes de trato igualitario hacia las mujeres... Nadie vinculará ni siquiera un párrafo (unas frases) de su pensamiento político al porvenir de la resistencia popular e islámica talibán afgana; y sin embargo son ellos los que están derrotando a la maquinaria imperial y liberando su país. Igual que la clase trabajadora contaba con unas prácticas solidarias de apoyo mutuo, estos campesinos "devenidos en guerreros feudales" (ja ja ja, y qué más categorías teóricas va a inventar la neoilustración de izquierdas para denigrar a las clases populares de otras lenguas, otras religiones y otras culturas), estos campesinos "de pensamiento medieval" (ja ja ja bis) resulta que construyen una comunidad (notablemente imperfecta, como todas las construcciones sociales que dependen de la naturaleza humana y de unos condicionantes culturales colectivos determinados), pero construyen una comunidad a partir de la moral islámica (reinterpretada culturalmente de manera arcaica, literal).
Y ellos, los ellos lejanísimos, los guerreros talibán, son los que liberan su país con todos los medios que son necesarios, derrotan al imperialismo con todos los medios que son necesarios. Huérfanos de cualquier apoyo político, encerrados en sus "cápsulas feudales", arrasan a esas fuerzas militares hipertecnológicas a las que todos temen y, colateralmente, sepultan (no tenía que haber sido así) a todos los teóricos (y militantes) marxistas que hoy están y que fueron incapaces de ver. Incapaces de ver, también, que la revolución, "un acto de violencia por el cual una clase social aplasta a otra", no va a ser nada bonita. De hecho, de momento no va a ser aquí. Pero en el improbabilísimo caso de que lo fuese, no les gustaría. Como no les gustan las acciones de los explotados del mundo, allá por Afganistán.

martes, 23 de septiembre de 2008

COSAS QUE SE ACABAN

Marx profetizaba crisis periódicas del capitalismo y yo durante años sólo podía ver crisis periódicas de mi propia persona. Ahora sí, asisto como espectador global a un simulacro de crisis terminal del capitalismo. Ya no hay necesidad de deconstruir, sino de vivir. La tarea, el fin supremo era destruirlo y sucede como un hecho inexorable sin participación antagonista. Lo veo no desde las barricadas sino desde una silla mientras escucho a los Backyard Babies. No me siento mal por ello. Los seres humanos no debemos ser tan importantes. Pierdo de nuevo, pero con total indiferencia. Dos crisis por el precio de una (y más o menos vale la pena, viene compensando). Después de todo, soy un cabrón con suerte.

viernes, 12 de septiembre de 2008

YEEEEEAH!!!

"Yanquis de mierda, vayánse al carajo"
(Hugo Chávez)

viernes, 5 de septiembre de 2008

DEL DISCURSO FEMINISTA


"(...) En todos estos ejemplos, la mujer es el sintagma olvidado en la semiosis de la subalternidad de la insurrección".

Y luego dirán que no entiendo a las mujeres porque no me esfuerzo lo suficiente.

jueves, 4 de septiembre de 2008

AUTODECONSTRUCCIONES ALÍ OMAR

Supongo que soy profundamente infeliz. ¿Que qué hago al respecto? Pues lo combato negando la existencia de la felicidad, concibiéndola como una alienación, un elemento dialéctico imaginario-real.
Sí. La felicidad no existe. Necios u oprimidos aquellos que creen en ella. Entonces, la infelicidad tampoco existe. Y soy libre.

¿QUÉ ES ESPAÑA?

La amorfa "unidad de destino en lo universal", ese eterno continuum de hispánica estirpe, no ha dejado de manifestarse como una zafia entidad imperial-colonial que provoca coactivamente, por medio del uso de la fuerza material e inmaterial, la subyugación colonial del pueblo gallego, de la nación gallega en el plano socioeconómico, político y cultural. Es tan de cajón que no se puede expresar de otra manera: una entidad colonial (el Estado Español) practica el colonialismo forzoso sobre un territorio colonizado (Galicia). Lo lleva haciendo más de 500 años, desde que los Reyes Católicos procedieron a la conquista, "la doma y castración del Reino de Galicia", tal como ellos mismos lo definieron de acuerdo con sus cronistas. Ahora bien, lo anterior conduce directamente a la asunción del materialismo dialéctico como filosofía emancipatoria, dado que, en caso contrario, no podría entenderse cómo una entidad colonial practica el colonialismo sobre una colonia, pues no va a ser por designio histórico ni por voluntad divina ni porque el destino feliz de los gallegos fuese convertirnos en colonia y gracias.
Este análisis particular, galaico, se enraíza hasta tal punto en un marco universal que conduce a que deba hablarse de dos tipos de comunismos: el comunismo occidental, ese deje pseudoilustrado centrado en la construcción del partido y en la clase, fácilmente revertible en revisionismos o proclive a aceptar la integración en juegos de poder; y el comunismo de liberación nacional, que sin resultar inmune a la tentación reformista encuentra una barrera profunda a largo plazo a su desaparición o su asimilación, ya que su horizonte temporal es el de la comunidad nacional oprimida y su derrota es la desaparición material de una cultura plurisecular diferenciada fuera de la cual los individuos y las clases populares que conforman la nación no son capaces ni de percibir el mundo ni de percibirse a sí mismos.
A lo largo de los últimas décadas, desde el empuje de la revolución cubana, vietnamita o argelina, el comunismo de liberación nacional fue el que sustentó en los hechos la mayor parte de los impulsos revolucionarios del siglo XX, pero además consiguió sobrevivir irrebatiblemente a la crisis terminal del comunismo occidental, y ello sucedió porque las naciones subyugadas todavía no habían sido culturalmente exterminadas. Porque era posible "convencer" individualmente a los integrantes de las clases populares de que, ante la falta de cualquier otra alternativa, debían abrazar proyectos vitales individualistas, asumiendo un egoísmo proclamado en ilusiones irrealizables de arribismo personal. Pero los procesos de genocidio cultural o de aculturación exigen plazos temporales mucho mayores y su encaje en forma de acumulación de alienaciones individuales resulta más problemático. Y precisamente, en esos espacios naturales de resistencia cultural, que funcionan como un hecho físico colectivo visible o soterrado, subsiste la lucha de clases, no sólo como contradicción dialéctica entre Estados-nación y naciones sin Estado, sino también como lucha entre clases sociales antagónicas, puesto que la opresión de clase nunca había cesado de estar ahí, sino que simplemente había dejado de ser pensada, subjetivamente interiorizada.
Por todo ello, la contradicción principal hoy en el Estado español es la que provoca la persistencia de las naciones sin Estado, y ésta no constituye un acicate al desarrollo de una lucha de clases agregada a nivel estatal como sostienen los anacrónicos discursos del comunismo occidental con su determinismo miope; al contrario, se configura como la única esperanza de subsistencia de cualesquiera formas de lucha de clases, incluidas aquellas contenidas en las luchas nacionales, prácticamente las únicas existentes ahora. Y entonces se llega a una segunda conclusión, el comunismo occidental y el comunismo de liberación nacional, además de haber sido históricamente fenómenos diferenciados, son hoy parcialmente antagónicos. Por eso, cuando un comunista gallego y un comunista español hablan están utilizando lenguajes irreconciliables, no intercomprensibles (y no me refiero únicamente al evidente choque idiomático).
Había titulado estas líneas preguntándome qué es España y en la reflexión sólo he abordado algunas cuestiones político-filosóficas muy genéricas. Viviendo en España como no español, a nivel personal, tengo que decir que España es una disrupción estética y moral en mi existencia, también.

martes, 2 de septiembre de 2008

POR QUÉ ECHO DE MENOS LOS VINILOS (y 11)

Finalmente, he descubierto que echo de menos los vinilos por la misma razón por la que echo de menos el materialismo histórico:
Los LPs constituyen la culminación de la contradicción dialéctica entre tiempo cíclico y tiempo irreversible, manteniendo una atemporalidad debidamente acotada y elegantemente presentada bajo un resplandeciente color negro.
Con anterioridad habían llegado los Singles (música fundacional al fin y al cabo) y los EPs (el Gran Salto Adelante): ambos contenían un enorme germen de esperanza, de posibilidades. Pero ¿qué vino después? CDs: Mamotretos intragables. MP3: Degradación absoluta sin posibilidad de recuperación alguna. Imperialismo inmaterial sin resistencias. ¿Qué vino después sino el horror?
Y repito que los vinilos fueron la forma material surgida de la promesa de un "marxismo musical". Es decir, materialismo dialéctico y rock n´ roll; o bien la forma sonora espacio-temporal que se correspondía con la era de las revoluciones.
Ahora empiezo a inventar delirios y afirmo que un día las masas proletarias saldrán a la calle al grito de "queremos vinilos". Las fuerzas dominantes quedarán desconcertadas sin saber cómo reaccionar, ignorando que lo que realmente estamos diciendo es que "queremos la revolución social". Siempre aparecerá algún sociata ofreciendo inexistentes simulacros de vinilos (simulacros de vida) a precios exorbitantes, pero esta vez nadie caerá en la trampa. Necesitamos rock n´ roll y estamos dispuestos a todo para tenerlo de vuelta.
We Are Motörhead. No claudicaremos.
Desapareceu a cicatriz da dor
e a vida agora só pode
ser miserábel

lunes, 1 de septiembre de 2008

UNOS MINUTOS DE CANSANCIO

La lucha de clases y la revolución pueden irse al carajo, pero irse al carajo sin mí.
(Mala literatura)