domingo, 29 de noviembre de 2009

COMUNISTAS TIRANDO LIBROS A LA HOGUERA

Sucedió, parece, a finales de los años 40, cuando la dirección del PCE, vanguardia del proletariado blah blah blah, ordenó destruir una edición entera del "Manifiesto Comunista" preparada por el PSUC. ¿Porque su contenido no resultaba fiel al original? ¿Quizá porque llevaba un prólogo de Trotsky? ¡No! Porque estaba impresa en catalán...

LLEGAR A "HARVEST"

Mezcla de vergüenza y paradoja. El mayor fan de Neil Young en bastantes kilómetros cuadrados de perímetro, y nunca había escuchado "Harvest" completo. No me lo imaginaba así, pensaba en esas canciones ya degustadas en tomas de directo como el Neil Young acústico, guitarra, voz y armónica, estimable pero, para mí, un Neil Young menor que palidece frente al huracán eléctrico de Crazy Horse, la mejor banda que se haya subido a un escenario. El Neil acústico, una derivación de un "Déjà Vu" que nunca comprendí, amalgama de Crosby, Stills, Nash & Young, dos canciones tú, otras dos yo, aquí un espacio común, etc.
"Harvest" no tiene nada que ver con eso. En estos tiempos en los que cualquiera armado con una guitarra acústica y un adjetivo en plan neofolk, antifolk, psych-folk o loqueseafolk es reverenciado desde las revistas de tendencias, hace falta re-visitar hallazgos como "Harvest", en los que los temas no se encuentran expresados en su versión desnuda, simplificada, sino acompañados de una instrumentación elegante, ni minimalista ni recargada; donde a cada canción se le da su orquestación necesaria, lo que se merece para alcanzar la sensibilidad perseguida, conjugando sencillez y exuberancia sin contradicción aparente.
No volver a "Harvest", llegar a "Harvest". Camino recorrido sin saberlo. Ítaca inesperada.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

HIP HOP DAWA

Por una imprescindible inculturación del rap:
http://www.muslimrap.net/

lunes, 23 de noviembre de 2009

OTRA ENTREVISTA DE TRABAJO

Últimamente mis entrevistas duran en torno a diez minutos, una vez que me niego a sostenerlas de forma artificial. Si pensaba que la anterior era difícil de superar, puesto que ni se habían leido el curriculum ni lo tenían delante (gran pregunta: ¿y para qué carajo me llaman?), la de esta tarde excedió todas las previsiones. ¡Antes de los tres minutos el hombre miraba ya ansiosamente el reloj! Gesto que repitió con una frecuencia periódica y una creciente atención al girar de las manecillas hasta que, aproximadamente a los nueve minutos y medio, la farsa se dio por concluida, procedí a bajar las escaleras con gran dignidad e hice un poco de turismo involuntario perdiéndome al intentar encontrar la boca de metro.
(...)
Y mientras caminaba con incredulidad y observaba la antropología urbana local, no pude dejar de pensar en el enorme daño que infligió el pacifismo a los seres humanos reales. El pacifismo como broma coyuntural está bien, pero desde luego no como forma de vida.