sábado, 26 de septiembre de 2020

Road to bancarrota

Hipótesis 1: Too big to fail. Mecanismo prioritario: Chantaje. Dudas acerca de su funcionamiento y su aceptación. Coger a la UE de los pies en el precipicio. El poli puede disparar y el demente caer. Ahora bien, el demente tiene en el bolsillo un país. El peso puede caer y el demente escapar. También puede sobornar al policía, lo que no resolvería la situación, aunque le aseguraría un trato favorable. 

Hipótesis 2: Esquema Ponzi. Triunfa a esta escala en sociedades en una rápida transición, como Albania después del socialismo, con una población infantilizada y sometida a propaganda. Que busca la libertad pintando de colores las fachadas mientras se arruina. O que se dedica al feminismo, el medio ambiente y el ganchillo para integrarse en los hobbies de la clase dominante.  

Hipétesis 3: El nombramiento de una nueva oligarquía empresarial con los mimbres de la antigua. El conjunto a repartir se reduce, pero no se reparte de la misma forma. La salida de unos aporta el mayor beneficio de otros. A unos capitalistas, el Estado les destruye la competencia. En lugar de crearse se elimina valor, pero se afianzan monopolios. Sobre el caos creativo de la destrucción hay un gran espacio para los negocios. No consideres la guerra una guerra, sino una oportunidad.

Hipótesis 4: Nueva Teoría Monetaria a la española y sin moneda. El dinero es una convención social. A nadie le importa que los gobernantes se lo queden. El dinero surge por decisión administrativa y sólo se necesita forzarla. 

Hipótesis 5: Método Zapatero. Que quiebre el siguiente. No suele salir como se piensa.  

Hipótesis 6: El camino está llegando a su fin y vienen curvas. Debajo de los ladrillos de la extorsión política, está la arena de playa. Y una cinta roja que prohíbe ir a la playa. Y que usa la pandemia como una protección contra la quiebra. Maletines que vienen, maletines que van, que no son maletines sino transacciones y ceros y unos. Se les acaban los trucos y los relatos. Están dispuestos a prender la pradera. En Galicia no nos gusta el fuego. Aviso.  

jueves, 24 de septiembre de 2020

La nueva subversión

El papel que antes ocupaba el Viva la República, ahora lo ocupa el Viva la Monarquía. La vida sigue igual, pero peor. Mucho peor.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Golpes de batería, punzadas de un sinvivir

Iba a los conciertos de jazz porque únicamente había conciertos de jazz, que tenían lugar en un palacio de la ópera. Mis referentes, en lo que a percusión se refiere, estaban en Ian Paice, Keith Moon, Bonzo Bonham o Steven Adler. Mi concepto de virtusismo se deslizaba hacia Dave Lombardo, y si pensaba en un solo de batería, asomaba el del "Made in Japan", terco como una mula, asombroso como un prodigio. 

Por eso, cuando interrumpió en mi conciencia aquel batería, me quedé instalado en la incredulidad. Había incorporado el jazz como lenguaje gracias a Cifu, haciendo oído con sus programas, dejando fluir las escalas a partir del bebop. Aún así, me había centrado en el contrabajo del líder, Charlie Haden, el mítico hombre detrás de la comunista Liberation Music Orchestra y de un sinfín de clásicos más. Me había centrado en el saxo de Ernie Watts. La batería había pasado, sobria, un tanto desapercibida, hasta aquel solo. Diría que nunca había visto una cosa igual, pero la realidad es que tampoco veré una cosa igual y ya ni siquiera recuerdo el porqué de la impresión, sino la impresión en sí. La impresión y un nombre asociado a ella, Lawrence Marable. 

Pero ¿quién es Lawrence Marable? Ni idea entonces. El batería del Quartet West de Charlie Haden. Me lo encuentro ahora, décadas después, en un viejo disco de Dexter Gordon. Me llegan noticias de un increíble directo de Charlie Parker de 1952 en el que también está. Así como en alguna sesión de Chet Baker. ¿Qué pasó entre medias? La desaparición. 

La historia es más prosaica, pero no es prosaica. Con esas compañías, Lawrence Marable se diluyó por años en la adicción. Reapareció con Charlie Haden después de recuperarse, tras un prolongado hiato de media vida. El solo de batería que tanta conmoción me causó, eran los golpes de un hombre renacido.

No hay talento malgastado que no busque su esplendor. Lawrence cogió el esplendor por las solapas, en aquel palacio de la ópera de una ciudad de provincias, y le hizo experimentar todos los vaivenes, furias y derrotas que había conocido. También la redencíon. También la plenitud, aun tardía. 

La conquista del espacio

Los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo, ahora se trata de transformarlo. 

Los filósofos se han dedicado a absolutamente nada. 

Los filósofos neoliberales se han dedicado a transformar el mundo en su provecho. Ahora, se trata de interpretarlo.