Viernes

Esta mañana, desafiando a Alberto Garzón, me he comido dos donuts de chocolate. Sin embargo, no toda oposición es tan dulce... Tras una semana de intensa problemática laboral, solo quiero Motley Crue. Escribo "Shout at the devil" y el autocorrector me pone "Shout at the débil". Esa sí es una disyuntiva moral. De fácil solución. Solo hay que tomar el camino correcto y gritarle a todos los que toman la solución equivocada, porque ellos son el verdadero demonio frente al que desplegar el poder incorruptible de nuestra fe. De nuestra fe con guitarras, amén.

Lenguas y ortografías

Entré por la puerta y el conserje exclamó: "Nos han puesto una pegatina en euskera. Parece que dicen que Abdelrahman era vasco". Miré la pegatina. Varias veces. Hasta que lo entendí. "No es vasco, es andaluh". "¿Cómo?", replicó el conserje, andaluz de varias generaciones. "Sí, es andaluh, la ortografía estandarizada andaluza". La verdad, el texto estaba lleno de zetas y kas. Bien podría ser euskera y Abdelrahman tener Rh negativo. 

Y allí me encontraba yo, gallego incrédulo, enseñando a los andaluces a reconocer la propia ortografía que los más chiflados de sus representantes querían darles. Anda que no nos reímos.  

Jueves

Estaba en un Congreso y citaron a Castells. Lo que ayer resultaba banal, hoy resulta obsceno. El hombre que tituló un libro "La Sociedad de la Información" y abrió la caja registradora, después de haber ayudado a saquear Rusia como asesor de Yeltsin, antes de comprar su mansión en California, antes de destruir lo poco que quedaba de la educación con su inacción programada, con su apología de la ignorancia y la trampa cotidiana.

No es cierto que los crímenes inmateriales no se vean. Los crímenes inmateriales se ven varias generaciones después. 

Domingo

Soy el único ser humano no británico que lleva en público orgullosamente una camiseta de Status Quo -además, fea-, lo cual me hace sentir inexcusablemente bien. Podría posturear con la camiseta de la preciosa portada de Ziggy Stardust, que despierta positivamente todas las miradas, pero ésa la escondo. ¿Qué mérito tendría? No podría explicar a los paseantes la grandeza de Mick Ronson, que es lo que me hace atesorarla feliz. La verdadera araña de Marte, con su guitarra narrativa inetivablemente glam. Si una característica de esos discos, aparte de cómo vibran, es la elegancia, la elegancia radicaba en la voz y en las guitarras. Story telling con guitarras, la dimensión desconocida del rock n´ roll. 

Esta mañana volvía a escuchar un álbum de Status Quo de principios de los ochenta. Ya no se escuchan discos enteros, ya no digamos volverlos a escuchar. No se vuelve a escuchar la música. Pero tenemos que volver a escuchar la música para poder vernos crecer.   

Celso Emilio

Lingua proletaria do meu pobo,

acaso hai algunha lingua 

que non sexa proletaria?

La dulzura del Metal

Me he aficionado a uno de esos canales de Youtube en el que una cantante de ópera descubre a los grandes del metal, que escucha por vez primera la música que le van sugiriendo. Se entusiasma con la voz de Bruce Dickinson, se enamora de Dio, se sorprende con el prodigioso rango vocal de Ian Gillan... Le repiten que ponga a Rob Halford y no lo termina de ver, pero lo respeta. Llora con Johnny Cash, como todos hemos hecho. Se sumerge en la pureza de las notas con el alma de una niña. Nos vemos a nosotros mismos cuando lo hicimos, a través de su mirada. Volvemos a nacer. 

En la dulzura del metal, volvemos a nacer.  

12-O

España es sanchismo, sanchismo es España. Y yo la odio. Y ese es mi manifiesto para esta fiesta en la que los aviones no me despertarán en Getafe, no cantaré a Brassens pero me quedaré en la cama igual, me quedaré en la cama mientras duermo y odio a España, mientras odio a España y duermo, ese sopor del que también hablaban cuando el hastío se acaba.   

Epítetos

Abrazafarolas, chupópteros, correveidiles, decía José María García en las ondas cuando yo era pequeño. ¡Hay tantos abrazafarolas de la revolución! Tantos que se quedó sin luz, y así vamos, en las sombras de la verdad, esquivando a los falsos amigos, los false friends, esos que una mala traducción te da pero nunca será un equivalente. De lengua a lengua, investigando los latidos en las fauces de la interpretación, el sentimiento, la dicha de encontrar, la dicha de no dejarse llevar por la facilidad del error, muy bien remunerada. Así transcurren los años y los días, y los cumpleaños, con la rutina de no querer que nada sea distinto, de no querer mirarse al espejo y vomitar.

Escenas paralelas

Le doy vueltas y vueltas. A veces me mueve el ceño de entender y a veces me parece una tontería. El rock progresivo y el country rock fueron en los setenta escenas paralelas. 

¿Qué me estás contando? Sí, sí. Idénticos. 

El hard rock había alcanzado su plenitud y una generación de músicos demasiado talentosos lo recondujeron por medio de la música clásica. Le dieron desarrollo, siempre que éste acarraese virtuosismo. Navegando entre lo visionario y lo formalista encorsetado, emprendieron desde Inglaterra la enésima conquista del orbe. 

Mientras tanto, en EEUU, el country se agotaba. La revolución outlaw solo había alcanzado sus aledaños. El formato canción se repetía sin ansias, hasta que unos salvajes decidieron ponerle desarrollo instrumental. Convertirlo en inabarcable y libre. Las músicas blancas se contaminaron otra vez. Buscaron distintos caminos para una única finalidad. 

Hasta que el punk los destronó para que todo volviese a empezar. 

Como en el poema

Como en el poema de Manolo Chinato, de tres puertas, una, y la ración de esperanza. De tres puertas, ninguna. Y la esperanza, yaciendo en otra parte. 

Esa fue la enseñanza de Salo. Así se forjó su eternidad. Ni siquiera leyenda. 

Nacido el 12 de octubre

Salo nació un doce de octubre. Su imagen icónica, con un tricornio, tocando en TVE. Fue el guitarrista de Extremoduro. Creó el sonido que todos conocemos, después irrepetible. 

Salo falleció en 2021. Aislado voluntariamente, encerrado, leyendo. Decidió no abrir la puerta. Antes de morir, ya volaba por el cielo de la música. 

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[Un gran documental lo recuerda y le hace justicia: http://www.youtube.com/watch?v=mqtPsWoVbOk]

El sistema de precios y las clases sociales

En "La Vuelta Al Mundo en 80 Días", justo al salir de París, Rigodón recuerda que ha dejado la lámpara de su mesa encendida. Willy Fogg replica: "Rigodón, te lo descontaré del sueldo". 

Si hubiese sido hoy, no hubiese habido sueldo que descontar. Pienso, como un gilipollas, mientras espero a que den las doce para poner la lavadora, porque yo también olvidé la luz encendida esta mañana. 

Matarán el trabajo asalariado, la circulación de bienes y servicios, el ir y venir por el globo de personas, objetos e ideas. Por supuesto, dejarán en su sitio la explotación del hombre por el hombre, profundizada. Achicarán cualquier vía de escape. 

Es curioso

Es curioso que nadie relacione la despiadada reacción del Psoe a la catástrofe de La Palma con la doctrina del shock y el capitalismo de desastre. Es curioso pero no es casualidad.  

Crisis

Como galletas por encima de mis posibilidades. 

Latitudes

Uno se desplaza al sur y se vuelve más vago que Homer Simpson. Porque la velocidad tiene que ver con la organización de la vida social. Y mi cabeza necesita velocidad y volver a estar. 

Me hago una pregunta recurrente. ¿Cuándo murió mi cerebro? Dadá nunca muere, nunca muere pero está tardando.