Me he aficionado a uno de esos canales de Youtube en el que una cantante de ópera descubre a los grandes del metal, que escucha por vez primera la música que le van sugiriendo. Se entusiasma con la voz de Bruce Dickinson, se enamora de Dio, se sorprende con el prodigioso rango vocal de Ian Gillan... Le repiten que ponga a Rob Halford y no lo termina de ver, pero lo respeta. Llora con Johnny Cash, como todos hemos hecho. Se sumerge en la pureza de las notas con el alma de una niña. Nos vemos a nosotros mismos cuando lo hicimos, a través de su mirada. Volvemos a nacer.
En la dulzura del metal, volvemos a nacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario