miércoles, 10 de agosto de 2011

¿A QUÉ MÚSICA ACUDIR CUANDO TODO FALLA?

A los 16 años lo tenía muy claro: toda esa rabia interna empezaba y acababa en Pantera y Biohazard. A ellos retorno muy ocasionalmente, como racionando un tesoro para no agotarlo. A ellos pero no solamente a ellos. Yo fui un heavy metal kid, y la hipotenusa más intensamente agresiva de aquella época viaja conmigo en el botiquín de emergencia. Puede que con el desuso del botiquín algún disco se caiga, puede que en un impulso renueve existencias y rescate algún otro que sirva para primeros auxilios en estados carenciales del alma...
Hace dos horas, la brutalidad infinita de "God Hates Us All" me ha hecho perdonar temporalmente a Slayer a pesar de décadas de discrepancias bien fundadas. Machine Head han reaparecido por sorpresa, se han reivindicado como parte secundaria/intransferible de mi vida. Napalm Death, el tormento de mis vecinos en la adolescencia, tienen, tendrán reservado su lugar en la vanguardia sonora que siempre ostentaron, lo entiendan las masas y los eruditos o no -El fin de la música tal y como lo conocemos-. Y pronto llegarán Testament, legendarios Chuck Billy y Alex Skolnick, los definitivos quintos jinetes del apocalipsis del thrash metal. O muy probablemente Death-Carcass-Obituary-Morbid Angel se autoinvoquen a horas intempestivas, ayudando guturalmente a que mi taquicardia y frustración desaparezcan, llevándoselas -bajo control- al límite.
Pero tampoco dejo de pensar, en esta semana de grandiosos disturbios, que todos debemos escuchar un poco a Ice-T con Ernie C, a Body Count: mitad como guía, mitad como tributo...

¿CUÁL ES TU MAYOR SUEÑO?

Dar un gran salto profesional y convertirme en precario.

PRECISAMENTE HOY

Estoy mazo a favor de quemar cosas.

ANDANADA DE ODIO MERECIDO Nº 27

¿Por qué será que los trabajadores españoles son siempre mis enemigos? Esta mañana, un día más, una trabajadora me ha maltratado, humillado, estigmatizado y me ha denegado arbitrariamente el acceso a un servicio público al que tengo derecho.
Que vivaaa la luchaaa de la clase obrera... ja ja ja ja ja.
Otra vez: Throw´em to the lions!!!

ES ILEGAL HACER LLAMAMIENTOS A LA REVUELTA

Por lo que, de la misma forma que nunca insultaría en internet a Ramoncín llamándole por ejemplo _________ (fill the gap), jamás diría que en Inglaterra o en cualquier país de Europa hay que atacar bancos, multinacionales, edificios públicos, levantar barricadas y resistir a la policía. No se me ocurriría vociferar tamaña insensatez, yo que siempre he sido un admirador de la ley, el orden y el gorro de los bobbies.

HACKNEY

Los londinenses que me preguntaban dónde vivía, ponían cara de susto al escuchar Hackney. Allí estuve durante tres meses, a los 9, 12 y 15 años. Me encantaba, me sentía a gusto, y hasta de pequeño jugaba con los niños del barrio. Era tan periférico que no tenía metro, sino un autobús -ni rojo ni de dos pisos- que tras un largo periplo llegaba a Highbury. También una estación de cercanías escasamente operativa en estado casi ruinoso. Y, por supuesto, montones de red brick houses alineadas que habían visto tiempos mejores. Por la calle apenas pasaban blancos; yo sobrevenidamente tampoco era blanco. Era uno más de Hackney, los vecinos lo sabían. Porque existía una ética propia que reconocía y respetaba a los de la comunidad, por muy provisionales que fuesen. La misma ética que llevaba a que casi ningún inglés de souche se atreviese a poner los pies en ese territorio dejado de la mano de Downing Street.
Años después Hackney se convirtió en un refugio de artistas bohemios atraídos por los bajos alquileres para sus estudios. En cierto sentido, parecía en tránsito a una -frágil- normalización. Pero el viejo Hackney seguía ahí. Y los niños con los que jugaba y la gente que esperaba conmigo en la cola del autobús o del Marks & Spencer le están prendiendo fuego a todo. Empezando por mi Hackney, doloroso daño colateral de querer destruir el Reino Unido en su conjunto, de llevarse por delante toda su asquerosa y real malignidad.