miércoles, 10 de agosto de 2011

¿A QUÉ MÚSICA ACUDIR CUANDO TODO FALLA?

A los 16 años lo tenía muy claro: toda esa rabia interna empezaba y acababa en Pantera y Biohazard. A ellos retorno muy ocasionalmente, como racionando un tesoro para no agotarlo. A ellos pero no solamente a ellos. Yo fui un heavy metal kid, y la hipotenusa más intensamente agresiva de aquella época viaja conmigo en el botiquín de emergencia. Puede que con el desuso del botiquín algún disco se caiga, puede que en un impulso renueve existencias y rescate algún otro que sirva para primeros auxilios en estados carenciales del alma...
Hace dos horas, la brutalidad infinita de "God Hates Us All" me ha hecho perdonar temporalmente a Slayer a pesar de décadas de discrepancias bien fundadas. Machine Head han reaparecido por sorpresa, se han reivindicado como parte secundaria/intransferible de mi vida. Napalm Death, el tormento de mis vecinos en la adolescencia, tienen, tendrán reservado su lugar en la vanguardia sonora que siempre ostentaron, lo entiendan las masas y los eruditos o no -El fin de la música tal y como lo conocemos-. Y pronto llegarán Testament, legendarios Chuck Billy y Alex Skolnick, los definitivos quintos jinetes del apocalipsis del thrash metal. O muy probablemente Death-Carcass-Obituary-Morbid Angel se autoinvoquen a horas intempestivas, ayudando guturalmente a que mi taquicardia y frustración desaparezcan, llevándoselas -bajo control- al límite.
Pero tampoco dejo de pensar, en esta semana de grandiosos disturbios, que todos debemos escuchar un poco a Ice-T con Ernie C, a Body Count: mitad como guía, mitad como tributo...

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