martes, 12 de marzo de 2019

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Fin de temporada. Y sin rebajas previas. O sí... Las estaciones se interrumpen aquí. Las estaciones y el verbo. Las estaciones del verbo.

lunes, 11 de marzo de 2019

El vacío

Nada de lo que yo escriba tendrá jamás efecto alguno.
El espesor de la mente.
El proceso de apagado.
La conciencia evaporándose sola.
El final, final.
Vencido y humillado, este ejército se va.

11-M

Quité el despertador y me dormí. Ahora pienso en lo que pienso y en lo que quieren que piense y en lo que piensan que quieren que piense. Y no sé si pienso lo mismo o pienso peor. Seguro que pienso peor. No sé cómo mirarán este siglo pero seguro que lo mirarán sin amor.

(Lunes)

Dios me dio demasiada paciencia, también, para que se me agotase. Para hacer temblar el universo, ayer, hoy y mañana. Aullido cósmico, ruleta rusa. Instante futil. O bien Pantera, mal humor de infancia. Instante hostil.

sábado, 9 de marzo de 2019

(Eu)

Pasaba por una calle comercial y los escuché. Gaita, guitarra, pandeiro. Tocaban al estilo escocés.
Recuerdo el día que cumplí 18 años, el concierto de Alasdair Fraser. Después, le vi otras cuatro veces y compré casi todos sus discos. Recuerdo cuando era pequeño, había un disco de música escocesa. Yo me negaba a comer si el disco no sonaba...
Ese hilo. Ese hilo que me hizo y reemprende.

Decreto

Me preguntan por qué tanto odio. ¿Porque la discriminación no es divertida? ¿Porque el odio a la injusticia es el motor de la lucha de clases?
Ayer, el Gobierno aprobó la discriminación de los parados de larga duración, con respecto a las paradas de larga duración. Se bonifica más contratar a una parada que a un parado.
Lo político y lo personal. La política, cada vez más personal, avasallante e intrusiva. Pero lo personal dejó de ser político.

jueves, 7 de marzo de 2019

Promesas de marzo

"Catch the Rainbow", se llamaba su primer disco. Como al arcoiris, se persiguieron durante el resto de sus vidas.

miércoles, 6 de marzo de 2019

El comercialismo formal de los ochenta

Los ochenta, esa década de consumismo desaforado que coexistió con una URSS vetusta y un Japón exultante, que tuvo asimismo un underground fecundo y una música comercial decente.
La música negra llegó a la radiofórmula, dándole un poco de empaque al pop. Michael Jackson, Prince, Terence Trent D'Arby, Whitney Houston, Tina Turner... Rick James. Hasta Rick James. También estaban los que se consideraban carentes de talento: Madonna, Pet Shop Boys, George Michael. Creo que no muy carentes de talento.
Sí era cierta la banalidad. La banalidad del Mal a través del consumo. Los sintetizadores como artificio propagador del Mal. Los 40 Principales, los 40 Criminales. La cultura del hit, la crítica a su hegemonía omnipresente. La abundancia y la cárcel en inextricable compañía. El underground como disidencia mítica, expandiéndose invisible como en las más palpitantes novelas.
Volvamos a mirar a la cima. A los éxitos ineludibles de las listas. Con sorpresa encontramos que la letra de "In The Army Now", esa anomalía en la trayectoria de Status Quo, no estaba sola. Porque, en respuesta a la guerra de las Malvinas, y abandonando su boogie habitual, Status Quo envolvieron en dulzura melódica del gusto de la época la mayor crítica antimilitarista que se recuerda. O los Housemartins, que en "Sheep" se quejaban de que nos trataban como a ovejas. Eso era el mainstream, británico y universal. Pero habría otras cosas, podríamos pensar. Efectivamente, música envuelta en frivolidad, como las canciones del verano. "Joanna", de Eddy Grant. Una oda a Johannesburgo y a la lucha antiapartheid. ¿A que no lo sabías?
Como quiera que fuese, parecía que los teclados y la imagen convencional del pop, del synth pop, del tecno pop, por fuerza debía de carecer de contenido. Y entonces emerge Red Wedge. Una gira anti-Thatcher que, junto a los sospechosos habituales, junto a Billy Bragg y compañía, tuvo una prominente participación de la nueva escena. Communards, que por su nombre ya apuntaban, pero también Heaven 17, Bananarama, Ultravox...
Red Wedge. Combatieron el autoritarismo y en eso perdieron. Pero lo hicieron ¡con sintetizadores!

La muerte del Otro

Hay una alteridad que supone la muerte del Otro, que es su invención. Cuando los relatos sustituyen a los sujetos, el Otro desaparece, porque el Otro es el reconocimiento de un sujeto negado, al que se atribuye legitimidad. La invención del Otro en el marco de un relato, sin embargo, sólo responde a la proyección del Yo o a la justificación del Yo. El Otro no puede existir en una relación subordinada al Yo, salvo en un mecanismo de colonialidad.
Se hablaba de la muerte del sujeto. El sujeto revivió, pero como sujeto único. Revivió a costa del Otro. Y la tolerancia perdió su lugar en el cambio. La coexistencia se convirtió en un lugar feo. Nunca más quisimos vivir juntos, en sociedad, comunalmente.

lunes, 4 de marzo de 2019

El crimen que no se vio

La política de las emociones, la involución de las sonrisas. La negación de la autenticidad y el triunfo del simulacro.
Baudrillard, déjame olvidarte... O no sonreiré jamás, tampoco.

Cenizas

Quisieron que la reproducción social la hiciesen las redes sociales. Les parecía más seguro. Y más barato.
Capitalismo digital, artefacto antipersona.

sábado, 2 de marzo de 2019

Movimientos

Paseo los estantes de la Fnac. Entre los productos culturales que ofrece, un libro de poesía feminista. En él parece traslucir la historia de la humanidad como una conspiración de los hombres contra las mujeres. Pero no hay ninguna conspiración, es el patriarcado. No hay concertación ni intriga.
Me pongo a pensar que por no haber, no hay ya ni organización. Resulta no paradójico que la atomización, que implicaría un palo en la rueda de este tipo de opresión, coincida con el boom movimentista. En este movimiento, mujeres privilegiadas dicen representar a mujeres oprimidas a las que niegan cualquier visibilidad. Es decir, lo que antes hacía el patriarcado, ahora lo hacen ellas.

La brisa que me trastoca

Declaro en un segundo que todos los argumentos eran falsos, que no había otoño y que no importaba nada lo que hiciésemos.
Extremadamente consciente de la inutilidad humana, declaro con franqueza que pueden quedarse con todos los juguetes, insonorizar la lluvia, pintar los adoquines... Reescribir cualquier jalón de la memoria.

viernes, 1 de marzo de 2019

A la guerra se va contra y no a favor.

Las huellas

Según los datos de Giordani, 400.000 millones de euros fueron saqueados de las finanzas públicas venezolanas. La hiperinflación superó a la República de Weimar. La ola de refugiados tuvo dimensión regional. El rastro del dinero tuvo dimensión global.

Zps

La percepción del voto recurrente al zapaterismo y a sus sucesores como una forma de irracionalismo fue un error. Se suponía que, aceptando el hecho de que su Gobierno provocó una crisis económica de magnitud colosal y consecuencias casi terminales, aquellos que a pesar de ello defendían el sentido de su voto y las simpatías políticas que conllevaba o en la actualidad conlleva sufrían algún tipo de cortocircuito cognitivo en esa cuestión, impidiéndoles ver sus amplias y evidentes implicaciones.
No obstante, el error era mío. No se trató de ningún irracionalismo, sino que yo mismo acudí al espejismo de la irracionalidad para comprender algo que no comprendía. Los que defendieron a Zapatero hasta el final están dispuestos a avalar las actuaciones de otro Gobierno que arrase el Estado y destruya la posibilidad de su gestión, incubando una nueva crisis de la que, con el presente nivel de deuda pública, jamás saldremos. Pero resulta que esas personas que convalidan con sus afectos electorales tales políticas no sufrieron personalmente las repercusiones de aquella crisis, ni quizá sufran la siguiente. Hay una capa de la clase media, de la clase media alta, que no se depauperó. Y, como la relación entre las clases sociales se calcula en términos relativos tanto como en términos absolutos, incluso obtuvieron ventajas en cuanto a su posición. Lo que significa que el zapaterismo es un voto de clase. Y que tirarán abajo otra vez la economía sin sufrir ninguna de las consecuencias de sus actos. Y que, por tanto, en vez de a unas elecciones nos convocan a la guerra.