Entré por la puerta y el conserje exclamó: "Nos han puesto una pegatina en euskera. Parece que dicen que Abdelrahman era vasco". Miré la pegatina. Varias veces. Hasta que lo entendí. "No es vasco, es andaluh". "¿Cómo?", replicó el conserje, andaluz de varias generaciones. "Sí, es andaluh, la ortografía estandarizada andaluza". La verdad, el texto estaba lleno de zetas y kas. Bien podría ser euskera y Abdelrahman tener Rh negativo.
Y allí me encontraba yo, gallego incrédulo, enseñando a los andaluces a reconocer la propia ortografía que los más chiflados de sus representantes querían darles. Anda que no nos reímos.
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