jueves, 4 de septiembre de 2008

¿QUÉ ES ESPAÑA?

La amorfa "unidad de destino en lo universal", ese eterno continuum de hispánica estirpe, no ha dejado de manifestarse como una zafia entidad imperial-colonial que provoca coactivamente, por medio del uso de la fuerza material e inmaterial, la subyugación colonial del pueblo gallego, de la nación gallega en el plano socioeconómico, político y cultural. Es tan de cajón que no se puede expresar de otra manera: una entidad colonial (el Estado Español) practica el colonialismo forzoso sobre un territorio colonizado (Galicia). Lo lleva haciendo más de 500 años, desde que los Reyes Católicos procedieron a la conquista, "la doma y castración del Reino de Galicia", tal como ellos mismos lo definieron de acuerdo con sus cronistas. Ahora bien, lo anterior conduce directamente a la asunción del materialismo dialéctico como filosofía emancipatoria, dado que, en caso contrario, no podría entenderse cómo una entidad colonial practica el colonialismo sobre una colonia, pues no va a ser por designio histórico ni por voluntad divina ni porque el destino feliz de los gallegos fuese convertirnos en colonia y gracias.
Este análisis particular, galaico, se enraíza hasta tal punto en un marco universal que conduce a que deba hablarse de dos tipos de comunismos: el comunismo occidental, ese deje pseudoilustrado centrado en la construcción del partido y en la clase, fácilmente revertible en revisionismos o proclive a aceptar la integración en juegos de poder; y el comunismo de liberación nacional, que sin resultar inmune a la tentación reformista encuentra una barrera profunda a largo plazo a su desaparición o su asimilación, ya que su horizonte temporal es el de la comunidad nacional oprimida y su derrota es la desaparición material de una cultura plurisecular diferenciada fuera de la cual los individuos y las clases populares que conforman la nación no son capaces ni de percibir el mundo ni de percibirse a sí mismos.
A lo largo de los últimas décadas, desde el empuje de la revolución cubana, vietnamita o argelina, el comunismo de liberación nacional fue el que sustentó en los hechos la mayor parte de los impulsos revolucionarios del siglo XX, pero además consiguió sobrevivir irrebatiblemente a la crisis terminal del comunismo occidental, y ello sucedió porque las naciones subyugadas todavía no habían sido culturalmente exterminadas. Porque era posible "convencer" individualmente a los integrantes de las clases populares de que, ante la falta de cualquier otra alternativa, debían abrazar proyectos vitales individualistas, asumiendo un egoísmo proclamado en ilusiones irrealizables de arribismo personal. Pero los procesos de genocidio cultural o de aculturación exigen plazos temporales mucho mayores y su encaje en forma de acumulación de alienaciones individuales resulta más problemático. Y precisamente, en esos espacios naturales de resistencia cultural, que funcionan como un hecho físico colectivo visible o soterrado, subsiste la lucha de clases, no sólo como contradicción dialéctica entre Estados-nación y naciones sin Estado, sino también como lucha entre clases sociales antagónicas, puesto que la opresión de clase nunca había cesado de estar ahí, sino que simplemente había dejado de ser pensada, subjetivamente interiorizada.
Por todo ello, la contradicción principal hoy en el Estado español es la que provoca la persistencia de las naciones sin Estado, y ésta no constituye un acicate al desarrollo de una lucha de clases agregada a nivel estatal como sostienen los anacrónicos discursos del comunismo occidental con su determinismo miope; al contrario, se configura como la única esperanza de subsistencia de cualesquiera formas de lucha de clases, incluidas aquellas contenidas en las luchas nacionales, prácticamente las únicas existentes ahora. Y entonces se llega a una segunda conclusión, el comunismo occidental y el comunismo de liberación nacional, además de haber sido históricamente fenómenos diferenciados, son hoy parcialmente antagónicos. Por eso, cuando un comunista gallego y un comunista español hablan están utilizando lenguajes irreconciliables, no intercomprensibles (y no me refiero únicamente al evidente choque idiomático).
Había titulado estas líneas preguntándome qué es España y en la reflexión sólo he abordado algunas cuestiones político-filosóficas muy genéricas. Viviendo en España como no español, a nivel personal, tengo que decir que España es una disrupción estética y moral en mi existencia, también.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Prometo no mover un dedo al respecto... pero no me podrás negar que este artículo es carne de Rebelion.org, eh?

Petonets a tothom des de altra nació sense Estat. ;)

A.O. dijo...

No, no, no. Ni se te ocurra. El texto es improvisado, tiene varios saltos en el vacío estructurales, cosas que no explico porque no tenía pretensión explicativa sino expresiva pero que son indispensables para su interpretación, etc. Ya la otra vez que me vi en rebelion casi me da algo y el texto no estaba bien redactado y tenía referencias subculturales demasiado excéntricas. La cuestión es que respeto bastante a rebelion (aunque no siempre leo la página con atención ni con gusto), pero rebelion era la web contrainformativa de referencia cuando tenía 18 años y creo que le debo mantener las distancias, al menos por coherencia histórico-personal. Precisamente hace unos años que estoy en revuelta individual contra la visión de la tarea de la izquierda como propiciar la toma de conciencia a través de la educación, es algo que respeto absolutamente pero para nada comparto hoy. Allah me guarde de querer enseñarle algo a alguien, no porque piense que no soy digno (seguramente no lo sea pero no me interesa), sino porque no creo que tenga un papel positivo e incluso, en el plano personal, puede tener efectos negativos. En fin, que son muchas cosas, entre ellas que rebelion es para Noam Chomsky, James Petras... no es lugar para mis delirios por mucho que pudiesen tener un correcto trasfondo científico.
Un abrazo. Visca la terra.

Anónimo dijo...

Mexémos por nos e digamos que chove sinon qué imos facer co paraguas

Anónimo dijo...

Ali Omar sei Grande!


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