Nada de lo humano me es ajeno, decía el tiempo de las revoluciones. El cambio civilizatorio supone que todo lo humano me es ajeno. En este proceso de desposesión cultural, puesto que la cultura es la relación con las creaciones humanas, subyace un mecanismo de dominación: impedir construir horizontalidad. La horizontalidad, y solo la horizontalidad es la que hace a las clases sociales, la que permite la emancipación futura. La horizontalidad vivida, y no su simple y deformada idea.
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