viernes, 13 de abril de 2007

¿QUÉ HACER?

Leniniana pregunta, y dicen que Lenin dijo, y creo que esta vez sí realmente lo dijo, que para una revolución se necesita la fusión trinitaria de una ideología revolucionaria, una organización revolucionaria y una estrategia revolucionaria. Estrategia, como definió Barthes, en el sentido de un plan diseñado para ocupar los espacios sociales del enemigo de clase, y no una mera táctica, una guía para actuar en territorio enemigo sin reconquistarlo (todavía). Una estrategia que permita la creación de un contrapoder, material e ideológicamente en manos de la organización revolucionaria, de las fuerzas populares.
Por tanto, resulta estéril construir una ideología revolucionaria sin una organización, y mucho más una organización revolucionaria sin una estrategia. Y más allá de que sea estéril, creo que es moralmente perverso, alzándose como un acicate a la permanencia de una lucha de clases real y efectiva. Expandir, a través del mito de la creación de conciencia de clase, una ideología revolucionaria aquí y ahora, por sí sola y nada más, lo único que consigue es producir dolor, generar oposiciones insalvables. Lleva a que se te muera el alma o a, como en los amores imposibles, despues de sufrir y sufrir, hacer literatura. Poner en pie una organización supuestamente revolucionaria sin una estrategia de combate, aparte de no constituir ningún hecho revolucionario, cortocircuita la idea misma de organización en cuanto a sus posibilidades futuras, simbolizando la permanencia artificial de una determinada interpretación, domesticada, reduccionista e inútil, de la lucha de clases. Una interpretación que le quita el porvenir aunque existan clases sociales; y existen, claro que existen, pero algunos contribuyen a deturparlas.
El Partido de los Comunistas Mexicanos, en una aportación al marxismo a lo André Breton, dio a la humanidad el programa político de un solo punto, a saber: la toma del poder. No era sólo provocación, joder. ¿Para qué un programa revolucionario sin la perspectiva, sin la estrategia de la toma del poder? Que tuviesen una organización es otra historia... Pero, como ya he dicho, en estos aciagos tiempos, sólo el jeque Osama, ese "feudalista", solía hacer análisis de coyuntura. Marxistas de casi todos los países: Shame on you!!!
Y ni les importa. Ni tampoco Lenin les importa. Y a mí, casi todos los marxistas organizados me importan un carajo, y se pueden ir a chingarla. No sólo miopía, sino retraso mental, inercia histórica y comodidad personal, eso es lo único que representan. Afortunadamente, otros, siguen con la lucha de clases. Los pueblos. La necesidad de liberación. La lucha de clases que sí que existe.
Palestina, Cuba, Iraq, Venezuela... Y la gloria eterna que la Resistencia se merece.

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