ABAJO EL CALENDARIO
NADA QUE CELEBRAR
GUERRA POPULAR PROLONGADA HASTA LA LIBERACIÓN
Materialismo dialéctico y rock n´roll
"A las mujeres siempre les cuesta más", dice hasta el hastío un locutor de radio que presenta su lista por cuotas cuando el género musical al que dedica sus programas está fuertemente coprotagonizado por mujeres. Lo dice a propósito de Margo Price, y yo pienso en qué le costará más, cuando me he tragado tres discos suyos de éxito que no me han gustado hasta dar el giro que la lleva hasta "Strays", soberbio álbum que es lo que más he escuchado en este año. Indiscutible, como el de Grace Potter, otra mujer que tampoco me cae bien y que al fin se ha alzado tras una trayectoria irregular en "Mother Road". Disco de carreteras amplias y avanzar, mientras que el de Margo Price es un disco de marchar hacia el desierto, sentir, enchufar los instrumentos e interpretar sin interiorismo. Ambos van, por meandros diferentes y apetecibles, al origen de todas las canciones, a unas décadas atrás para tomar impulso.
Y si hay un podio femenino sin cuota este debe completarlo Chhom Nimol, porque Dengue Fever han vuelto, más melancólicos y orientados a la tradición y más auténticos, con "Ting Mong", haciendo vigente la psicodelia camboyana una vez más. Tras un disco decepcionante y un paréntesis, un disco de reafirmación y profundización de sí. En similares circunstancias se encontraban The Answer, otros que retornaban tras habérsele atragantado la madurez, y otros que salen del hiato pero no terminan de abandonar el tedio. Y, si la cantante de Dengue Fever es sin duda una mujer que me cae bien, también lo es la igualmente imponente Nita Strauss, guitarrista referencial que en lugar de continuar el magnífico "Controlled Chaos", presenta el típico trabajo con sobredosis de artistas invitados y enseñarnos sus amistades en vez de seguirnos enseñando su creatividad. Al menos, ha vuelto a la banda de Alice Cooper, otro que ha lanzado disco, como Iggy Pop, en este poco fructífero año.
Si hay tal cuota veterana, más que a ellos dos, debería adjudicársele a John Mellencamp, que en "Orpheus Descending" demuestra que no se apagará nunca. Van Morrison tampoco se apaga nunca y podría hacerlo, porque no necesitamos tres discos al año suyos. Empero, en "Moving on Skiffle" nos devuelve a un tiempo y un espacio desde el que lanzar una reivindicación, la superioridad del skiffle sobre los Beatles. Por eso Them eran mejores. Hasta su gruñón líder lo admite, permitiéndose por una vez este arrebato de nostalgia.
De una generación pareja, Paul Rodgers, sin que nadie se lo pidiese, saca a pasear en el inadvertido "Midnight Rose" el inmarchitable esplendor de su voz, del que no decimos inmarcesible porque no conocemos el antónimo. El rango vocal varía, pero la sabiduría lo compensa. Quien necesita algo de ayuda para sostener tal afirmación es Don Dokken, que firma el que será su último disco debido a sus problemas físicos. Canciones compuestas en los ochenta y nunca grabadas en el trabajo más emocionante con el que me he topado en estos meses, "Heaven Comes Down", en el que rezamos porque cada canción salga bien y sale bien, en el que sufrimos con él y lo queremos.
Yendo a parámetros más agresivos, Prong condensan la rabia en esperanza de seguir teniendo rabia más allá de la cincuentena. El álbum en el que más los he disfrutado, en el que más he buscado identificarme en esos saltos entre pasado y futuro en los que uno puede estar si sabe ejecutarlos. "State of Emergency", se titula no en vano.
Este año apenas ha habido death metal melódico, sin Children of Bodom, que publican su concierto póstumo. Aún no he encontrado fuerzas para escucharlo, tanto que los echo de menos. In Flames, con "Foregone", hacen que no nos olvidemos de este género como algo vivo. Pese a todo, están encajonados en una escena menguante, y la melodía no puede contrarrestar la desolación, tan nórdica pero tan vacía.
Mientras tanto, en las colinas del metal verdadero, K.K. Downing y un Ripper Owens que se ha ganado mi simpatía plantan batalla a un Rob Halford que va a tener que esforzarse si quiere superar este "The Sinner Rides Again". KK´s Priest consiguen ser Judas Priest, a falta de que Judas Priest confirme si lo sigue siendo.
Habiendo perdido la cuenta de las obras citadas, el ranking no obstante no debe cerrarse sin The Hangmen. Los Hangmen podrían editar un disco cada año y erigir todos ellos en disco del año. "Stories to Tell" no constituye una excepción. La búsqueda de la verdad en no demasiados acordes, y el deseo de que queden muchas historias que contar, cristalizando en la electricidad de los clubs con entradas baratas, poco público, nula repercusión y toda la trascendencia. Suya.
Palabras que no dicen nada era una canción de Los Piratas, y no se puede caer más bajo para reflexionar sobre la degradación, como continuaban los de Iván Ferreiro, en estas cuatro paredes. Paredes que guardan dolor, paredes que guardan sonido.
Aviso sobre una segunda Nakba, que se concreta, ante lo que no podemos llamar indiferencia, sino aquiescencia. Hasta las protestas sobre Palestina tratan sobre estatus. Sobre el monopolio de la etiqueta de activista. Sobre el provecho político o académico que eso tiene.
La causa palestina se extinguirá con la desaparición del último kilómetro cuadrado de Gaza. No quedará causa, únicamente palestinos desperdigados. Las palabras tardarán en morir porque hay una inflación de ellas. Hay una inflación de las palabras que no dicen nada. Pero se irán. Como todos los sueños, como todas las promesas. Desde que convirtieron la dignidad en su contrario.
Y solo Hezbollah. Solo Ansar Allah. Solo Soleimani.
En una novela de Domingo Villar, creador del subgénero literario conocido como noir vigués, un policía desplazado desde Aragón se queja de nuestro clima. No podía entender cómo los gallegos aceptábamos que una mañana primaveral se transformase en invierno, o que las gotas de lluvia resbalasen del cielo sin aviso alguno, pero sin violencia, hasta su sorprendida cabeza.
El inspector Leo Caldas no le responde, se queda en silencio sin confesar la verdad, que los gallegos nos limitamos a convivir con el clima, sin tratar de comprenderlo.
Así son, también, los estados de ánimo.
Lo mejor de 2023 no ha sido un disco ni un acontecimiento personal. Mi vida ha sido mejorable y los discos que me han interesado no creo ni que alcancen a un Top 10.
Lo mejor de 2023 han sido los huthíes. Ayer por la noche España les declaró la guerra, dentro de la coalición internacional de Estados Unidos, en beneficio de Israel.
No veremos grandes cosas en general en 2024 pero sí un avance científico sorprendente: el fin del sionismo, junto a la debacle sangrienta del Imperio.
"Kant identified three questions that philosophy must address: What can I know? What must I do? What may I hope? Today, a fourth question preoccupies many philosophers: Why was my paper rejected? Philosophers, and academics in many other disciplines, pore over reports from reviewers and editors, shaking their heads in disgust. Why didn´t they recognize the brilliance of my ideas? Who thought that clown was competent to review my paper?"
(Philosophy, Bullshit and Peer Review, N. Levy)
- ¿Te ves bien?
- Depende del espejo que utilice. Unos me dan ganas de romperlos y otros de llevármelos conmigo.
Cuando lo friki era friki, la conversación pública tenía un conjunto de referencias cerradas. Si tus referencias no eran conocidas, éstas debían refugiarse generando una subcultura, una escena recóndita -o directamente ser conocidas por tres personas en un territorio, lo cual podía hasta acreditarse-.
Cuando todo está al alcance, nada lo está. Lo friki no es friki porque el coste de acceder a ello es el mismo que a lo no friki. Si lo que es ampliamente compartido no puede segregarse de forma perdurable de lo que no lo es, no se genera de la misma manera cultura -ni cultura popular, ni subculturas ni contraculturas-.
Toda acción es individual, se difunde, se continúa, se consume, pero no se comparte, ni siquiera como consumidor. Por no dar lugar, no da lugar ni a una cultura capitalista. No permite ni ser negocio, solo nuevo negocio acoplado a otro. Otro negocio que tiene como base esta ruptura.
Una conversación pública con infinitas referencias no deja poso y no puede hacerlo. He ahí la imposibilidad que da pie a esa ruptura.
Durante las protestas contra la guerra de Vietnam, un grupo de estudiantes yippies convocaron una movilización para lanzar un ataque psíquico contra el Pentágono. Sueño con ello en estas jornadas. Ataques psíquicos contra las sedes del Psoe. Porque una revolución necesita de todos los medios de lucha.
El día que se acabó la democracia estaba ocupado con un vídeo del temario de la oposición con el que iba con retraso. Había estado escuchando a los Cerebros Exprimidos con su "Fuera de Control" y me había preguntado por qué ellos habían desaparecido y El Último Ke Zierre o Matando Gratix no. Había concluido que en el no tan sorprendente ecosistema punk, solo sobrevivían los menos aptos. Como si fuese un mundo político. Quizá porque también era un mundo político.
El día que se acabó la democracia tenía que asistir a un seminario de la Xunta sobre edad y mercado laboral, tenía que terminar un ejercicio para un curso de evaluación avanzada, la vida seguía en su eterno far niente pero la democracia no. Me había apuntado a un grupo interdisciplinar para redactar un comunicado por Palestina. Todas esas cosas estaban en mi cabeza, en mi cerebro exprimido, dentro o fuera de control, mientras que la belleza dura de la canción se extinguía al igual que los que la hicieron, mientras la música se revolvía entre las alcantarillas que arrastraban banderas injustas de España, incapaces de alzarse contra la opresión.
"Salvo el poder todo es ilusión" dicta la máxima leninista o maoísta que sacraliza el ejercicio de la fuerza. Efectivamente la fuerza rige las relaciones internacionales en un ágora en que el único límite lo encuentra en la fuerza, y efectivamente el caos (ausencia de reglas) del mundo internacional se ha filtrado a las relaciones ciudadanos-Estados en los últimos años, y efectivamente se mean por nosotros porque solo existe el poder, la exhibición del poder, su carácter demostrativo y ejecutivo.
Ahora bien, este concepto premoderno de poder, de poder no domesticado ni sometido a nada sino su propia ansia, ¿de verdad quieren decirnos que es cierto? ¿De verdad quieren decirnos que siempre ha sido así?
¿O por el contrario, nos venden la regresión como eternidad y como característica de la naturaleza humana, cuando por el contrario había algún tipo de regla y ha sido abolida?
La industria hace una megacampaña de lanzamiento de "Hackney Diamonds", el disco de retales que ni siquiera alcanza la categoría de discreto publicado bajo el nombre de The Rolling Stones. Marcas y celebrities. El grupo es una marca para eventos y Jagger/Richards un par de celebrities, el uno capaz de mostrar una envidiable forma física a sus ochenta años, el otro pasándonos por las narices seguir vivo, pero sin gran cosa que aportar, habida cuenta de que su último gran disco tiene más de cuarenta años.
Ya sin la batería de Charlie Watts que tanto les daba, ni sin Bill Wyman mirando al suelo en el escenario, supuran felices sus más de cuatro décadas de conciertos mastodónticos con readaptación muzak de su repertorio, remasterizaciones que elevan la voz de Jagger, consagran el binomio que nunca fue y siguen la misma plantilla en detrimento del sonido banda que les caracterizó en la grandeza, la de verdad, la que tenía que ver con la música.
Y como no hay Stones sin Beatles ni viceversa, y a la industria no se le ocurre nada más, replicando la falta de ideas de los Stones, ahí va una nueva canción de los Beatles, rizando el rizo de lo esperpéntico. Voz de John Lennon de finales de los 70 extraída de una maqueta con Inteligencia Artificial, guitarra de George Harrison de 1995 de cuando intentó trabajar sobre esa canción y no le gustó, y refrito de Paul y Ringo de este año. Para empezar, la extrañeza. Afirman utilizar Inteligencia Artificial para una operación que un técnico de sonido no puede realizar ni la tecnología de estudio tampoco. ¿Consideran la IA no tecnología sino magia o nos toman por gilipollas? Esa canción es IA, los Beatles son IA y el aburrimiento del futuro que los hará infinitos es IA.
Nunca nos libraremos de la IA, de los Beatles y los Stones ni de la estupidez humana. "Now and Then" y estamos en el "Then".
Según un diccionario particularmente elocuente:
vitriólico
adj
1. Que pertenece al vitriolo o se relaciona con él: ácido vitriólico.
2. Tratándose de algo o de alguien, que es cáustico o muy ácido:
"Trotsky gritó después de un discurso vitriólico: ¡Matemos a los
burgueses!"
De acuerdo con la crítica especializada, este es un blog vitriólico, como tener un blog en sí mismo como acto y profesión de fe.
Según la teoría de los valores posmateriales, se atiende a estos solo cuando los valores materiales se encuentran cubiertos. Vueltas y vueltas ha dado esta hipótesis, hasta imponerse la posmaterialidad sin materialidad (alienación).
La imaginación es un valor posmaterial, y la despliega quien puede permitírselo. O correlativamente, hay imaginación sin materia. Que nunca levanta sus alas, sino que repta por el suelo esperando agradar o esperando el tiro de gracia.
Por eso la imaginación se está extinguiendo, entre residuo del pasado, adorno inefectivo, carencia dolorosa que nos lleva de la mano por donde no queremos ir.
"Gone are the days of liberal imperialism - what we are whitnessing is a throwback to the pre-Geneva Conventions era where political and legal justifications for genocide were unnecessary. Old colonialism is back, and with it the normalisation of a "human animals" discourse".
(Amal Saad-Ghorayeb)
Palestina nos enseñó que siempre había que estar preparados y dispuestos. Que las causas no se negocian. Que las demarcaciones tampoco son firmes, pero la eternidad sí. Que tierra sagrada nos espera. Espero. Pero que primero traiga la victoria, tantos años demorada.
En un hotel de Damasco, un chaval somalí había venido a liberar Jerusalén. Trabajaba de recepcionista. Le pedía matrimonio a las turistas que llevaban velo. Tenía en sus ojos la inocencia de la mucho menor edad que la que su envergadura denotaba. Tenía en sus ojos Jerusalén, no le hacía falta espada.
El paso del tiempo puede alterarse
invocar la gordura de las horas
y encubrir la falta de materia o de objetivo,
el tiempo puede tirarse
o puede chuparse
-ambas opciones malas-
tampoco tenemos dinero suficiente
como para que pueda degustarse
ni tecnología suficiente
para que pueda bifurcarse,
según Ángel González
incluso puede masticarse
-don´t try this at home-
pero el tiempo
lo que me interesa del tiempo
yace en un sofá
olvidando sus horas
ignorando sus minutos
negándose a salir.
Ferrer Lerín ojeaba en una biblioteca el índice de un libro sobre cementerios y descubrió allí un poema. Actuando de transcriptor, hizo lo que todos deseamos hacer, un hallazgo arqueológico que saque de la tierra la perfección, la belleza, el significado. Caminar y tropezarnos con algo que nos trascienda, incluso un monumento funerario, una leyenda. También, una demostración:
Los poemas preexisten y la mirada los junta.
P.: Algunos críticos o profesores de escritura creativa consideran que la verdad que representa un libro está en su primera frase, en su primera página.
R.: En los míos está en la pág. 93.
Los restos de los restos de la industria discográfica continúan perpetrando la estafa cíclica, su único modus operandi conocido. El vinilo, como refugio del formato físico, está próximo a su fin. Solo queda ya como objeto de diseño o como producto hipster pequeño burgués que recalienta su burbuja y expulsa al oyente fiel que quiere abrazar una carpeta y ver girar las notas. En cierto sentido, podemos decir que el objeto analógico por antonomasia ya no representa lo analógico.
Precios abusivos, ediciones absurdas, escoramiento al sector del lujo. Digitalización en los hechos de lo que posteriormente se plasma en vinilo, por medio de remezclas y remasterizaciones que nos alejan de la recreación original de lo que brilló en aquel estudio. Por no hablar de las grabaciones digitales prensadas en vinilo; o de las remezclas -auch- de discos en directo. "Live Evil" figura como último crimen, tanto sónico como económico. Si ninguna reedición baja ahora apenas de 40 euros, ésta se fue a los 135 euros.
Como resultado, una parte de los devotos del vinilo, enfermos de una materialidad que necesita tocarse, se han ido al Cd, donde se encuentran ediciones baratas que poder sujetar y poner en los estantes y escoger de forma finita para pasar la tarde y ser feliz, quien lo considere así. Repetimos ciclos, pero es algo más doloroso. El Cd mató al vinilo, nosotros lo sostuvimos hasta que la reapropiación del vinilo nos hizo retroceder. Plástico sin gracia, pero el único lugar en el que aún podemos aullar.
La limpieza étnica en Artsaj (Alto Karabaj) a la que lejanamente asistimos no solo nos dice lo que pasa en un minúsculo trozo de tierra, sino que nos muestra cómo mueren las naciones: bajo una operación de borrado. En este caso, de borrado de 3.000 años de presencia armenia, tras 24 horas de batalla.
Las operaciones de borrado no suceden por un determinante digital que las facilite, por un cambio tecnológico o de mentalidad, suceden de modo cuidadosamente planificado y con una férrea dirección política. Dirección política que responde al capital especulativo trasnacional que la sustenta y la nombra, que opera por medio de un capitalismo de fondos, con una diversidad de formas societarias, y con servicios de inteligencia en el proceso. Como alguien ha apuntado, en vez de producir poder, los servicios de inteligencia producen ideología para asaltar el poder.
¿Y para qué quiere un servicio de inteligencia asaltar el poder, os preguntaréis? Para liberarse de la nación, la última frontera del capital desglobalizado que busca pulverizar cualquier restricción interna. Nación, población, derecho, historia, memoria, comportamientos sociales que reproduzcan algo cierto, todo ello oprime al capital. Entendimos mal quién oprimía a quién. Es el poder el que está oprimido por las reglas, por la población, por cualquier traba a la libre disposición de sus deseos.
Armenia fue la primera de las naciones. Un individuo grotesco, Pashinyan, la ha destruido en cinco años. Pashinyan es uno de los cuatro presidentes sorosianos. Todos ellos conducen a una desaparición nacional planificada que no se detiene ante ningún percance y cuyas herramientas incluyen hasta los crímenes contra la humanidad. Después de todo, hay un concepto ultimísimo que nos lo explica: los genocidios pasivos. La respuesta ante el Covid, la guerra de Ucrania, la entrega del Alto Karabaj. Genocidios pasivos donde el que dispara no es ni siquiera el que los comete, porque otros los cometieron antes. Antes, después y durante.
Cada armenio desarmado que abandona su tierra debería guardar una bala para Pashinyan, a pesar de la triste soledad e indiferencia de la nación borrada que debiera cargar esa bala.
Disfrutón.
Viene la hipercrisis y te dicen: sé disfrutón.
Feo. Moral, estética y semánticamente feo.
Ayer soñé que la Santa Compaña eran músicos de blues, y me llevaban con ellos. Negros con traje, sombrero, bigote y gafas de sol, con los que hacer el camino inverso.
Desexistir.
Tocaban los Surfin Bichos en la playa y no me vi capaz de asistir. Un verso brutal me lo impedía. Días antes, los había escuchado en Radio 3, en otra fecha de la gira. Alfaro repicaba en el estribillo: "Muerte / Tengo ganas de cogerte". Ese estribillo hacía daño, no debía aderezársele la sal, la humedad, la intensidad de la noche marina. Ese estribillo martilleaba un recuerdo que no se irá jamás.
Años después, me di de bruces con el disco original. Decía: "Fuerte / Tengo ganas de cogerte". Mis oídos me habían engañado, o no. Ambas duelen y ambas son verdad. Quiero cogerte muy fuerte, aun en versión espectral. En los Surfin´ Bichos está la dialéctica de todo lo que perdimos y todo lo que no perdimos porque no es arrebatable.
Nada de lo que vivimos entonces nos es arrebatable. Aunque te fueses sin dejarnos acompañarte, lo seguimos haciendo.
Le escribí una carta a mi amigo H. para enviarla junto a un paquete y se me olvidó meterla en el sobre. Hube de hacerle una foto a la carta y enviarla como imagen por whatsapp.
Ahora la carta, el original de la carta, yace en mi mesa y no sé qué hacer con ella. Las cartas físicas eran una manifestación de lo eterno, aunque tocasen temas pequeños. La correspondencia de los escritores se publicaba para recordar no remitir cartas a la ligera.
Las cartas debían contener y entregar un trozo de uno. ¿Se puede tener un trozo de uno, una manifestación de lo eterno, sobre la mesa, sin utilidad ni concierto, sabiéndose entregada pero aquí? Deshacerme del folio sería como ir contra la doctrina de los actos propios, y conservarlo iría contra la posmodernidad materialmente existente y la necesaria gestión del espacio.
Sigue sobre la mesa y la uso como posavasos, apoyando botellines de cerveza en ella. Porque las cartas contienen la vida que se rebela, y aunque estén todavía aquí, encuentran la vida que se rebela y dejan que haga trazos y surcos en ellas.
En un artículo poco original, un crítico cultural se interroga sobre el estado de la crítica. Tras muchas reflexiones caducas sobre cómo la crítica se ha convertido en marketing, dice algo interesante: que la agresividad en la crítica está mal vista.
La agresividad está mal vista y se la denota con epítetos condenatorios no porque vivamos en un estado de cosas menos violento, sino porque el papel de fijar el bien y el mal mediante el ejercicio de la violencia ha cambiado, se ha transformado en menos democrático. La agresividad discursiva no ha dejado de estar permitida por la construcción de un ágora fraterna y dialógica, sino que está siendo monopolizada por el Estado, que ha expandido sus funciones hacia lo moral.
El Estado que surge de la encarnación de los intereses del capital global es un Estado moral, que no se basa en la asimetría de poder, sino en la dialéctica schmittiana hacia dentro, puesto que sin crecimiento económico los problemas dejan de ser de redistribución, sino de pertenencia. El capitalismo moral implica el monopolio coactivo de la agresividad discursiva por parte del Estado-Capital. Se afirma coactivo porque incluye la cancelación en sus dos variantes: selectiva y aleatoria.
Frente a los cordones sanitarios, que vuelvan las armas de la crítica, la violencia democrática en las palabras, a cada cual según sus necesidades, de cada cual según sus capacidades.
La civilización del vinilo no solo aparejaba ventajas y la civilización del acceso digital a la música no solo inconvenientes. El artwork era importante, suele señalarse como loa, las portadas una obra de arte y la experiencia de llevarse un disco (o incluso un cd o un cassette) a casa comenzaba por admirar o desentrañar los misterios de su cubierta.
Este argumento se contempla únicamente a favor, como si todas las portadas se alzasen majestuosas a la par del contenido musical del vinilo. Ahora bien, ¿qué sucede con las portadas horribles? ¿No lastraban las posibilidades de adquisición de una obra que sí podría haber tenido mayor público y mejor destino?
Los álbumes digitales, la salvaje minusvaloración del artwork, amnistía aquellos discos condenados por su portada. Un solo ejemplo, de entre innumerables: "Bananas" de Deep Purple. Generaciones de fans nos alejamos corriendo de una aberración visual de ese calibre y dimos por supuesto que no tenían nada que decir a esas alturas, que Ian Gillan no tenía voz, Roger Glover se había olvidado de componer y Ian Paice se había dejado el talento en otra parte.
A veces, el fin de una forma de arte, te lleva a percibir de otra forma el arte. A veces el arte se cuela por las rendijas, en el tiempo del fin del arte. Ian Gillan tiene voz si sabes escucharla.
Solíamos entender por nacionalismo (no estatal) aquel movimiento que, en nombre de una nación desposeída, se enfrentaba al Estado central e incluso le declaraba la guerra. No obstante, la continua innovación política del Estado Español ha dado lugar a una nueva definición: Se entiende por nacionalismo aquellos representantes del Estado central en los territorios periféricos.
De todos aquellos que representan al Estado Español en la periferia, el BNG presuntamente se encuentra entre los más rastreros, dado que tienen una peculiaridad esencial: Representan el dardo del Gobierno central contra el Gobierno gallego, contra el autogobierno y los intereses de la nación expoliada que los vio nacer. A caballo entre la sumisión colonial y un caciquismo no tan perenne y sí renovado, se envuelven en la bandera propia para ocultar la ajena, sin la cual no existirían ya.
Una legislatura más (y van dos), un imbécil se sentará en el Congreso a decir que representa a mi país contra la mayoría absoluta de sus habitantes, y se quedará extasiado cuando el autócrata español le dé la mano, y no le exigirá más que irrelevancias porque, enfermo de autoodio y ruindad, solo pretende conspirar contra la Galicia popular que no le vota, contra la Galicia popular que no le mira e ignora cómo se llama. Porque se sienten pequeños en el foro.
Porque sin Madrid no sois nada, vosotros los más abyectos, secuestradores y cipayos de los colonizados.
Cuando estudias Derecho a los 18 años, la mayor parte de las situaciones de la vida a la que los preceptos se refieren ni te suenan ni te interesan, y no lo conectas con ninguna cuestión concreta ni fáctica.
Cuando estudias Derecho como adulto, conectas pasajes y pasajes con lo sucedido en primera persona o lo sucedido de forma determinante en un entorno próximo, y también cuesta avanzar.
Por demasiada vida o demasiado poca, porque la vida estaba delante o está detrás... Me cago en el Derecho.
"Eres tan subnormal que duele", pensaba mientras veía a dos dirigentes de la Fundación de Investigaciones Marxistas en un acto patético. Quizá los dos principales males de nuestra época sean el trepismo y la falta de sentido del ridículo, aquí perfectamente combinados.
Los nombres, usurpados por un chiringuito infame. Las palabras desactivadas. Los hechos mostrando que no sois dignos no ya de representar, sino de hablar, ya que cada sílaba de esta gente consume presupuesto público.
La degeneración burguesa tiene un correlato neuronal, o algo.
Todo es maravilloso y chachiguay en el mundo de la Fundación de Investigaciones Marxistas.
Y yo he perdido 45 minutos que no volverán.
Ahora que se acerca la jornada de reflexión, debemos abrir un debate sobre el pijomarxismo de inmediato.
César Martín publicó finalmente los tres volúmenes de "No me Judas, Satanás", largamente esperados por las masas. No sé cuándo me haré con ellos, pero tampoco sé qué pensaré al hacerme con ellos. El "No Me Judas" no ha envejecido, de eso estoy seguro, pero yo sí.
Duele confrontar el paso del tiempo, y las entradas para ver a Guns n´ Roses y atestiguar que nada es lo mismo para todos están al precio usual de los grandes eventos para otros. No habrá un nuevo "Appetite for Destruction" solía vivirse como una tragedia. Lo interpretamos al revés. Hubo un "Appetite for Destruction". ¿Acaso no es suficiente para alzar la cabeza?
Hace mucho que me miro al espejo y no me veo.
Porque no miraba de la forma debida.
Carajo.
Dicen que la noche será fría y la calefacción ya escupe facturas abultadas que dudo poder pagar. La humedad del río se cuela por las rendijas de las puertas. Desventajas de los patios andaluces, a los que no me siento próximo ni siquiera como experiencia estética. En todo caso, como experiencia musical, llamando a Triana. Ese patio sí. Pero en dibujo.
La noche sigue decreciendo en amabilidad, y si Andalucía es un sentimiento no creo que me sienta muy próximo a él. Mirando los títulos de los libros o artículos de Blas Infante, diría que es un sentimiento, un sentimiento ajeno. Suena en esa aberración que es escuchar música en los teléfonos el disco majestuoso de Nicole Atkins, llegando al máximo en "Promised Land". Trata de no poder llevar su corazón a la tierra prometida.
Esta no es mi tierra prometida, pero tampoco creo en ellas. Quizá ahí se yergue la base de mi fortaleza.
Al lado del río hay un molino, ni muy bien ni muy mal conservado. Ese molino, aprendí esta semana, toma el nombre de almuzara. La almuzara junto al agua es como un faro. Igual de solitaria que un faro, alzando su luz desafiante sobre el mar.
En todos los lugares hay algún elemento que nos recuerda a nuestro hogar. Por eso el internacionalismo se ancla poderoso, en todas las patrias. Por eso los gallegos podemos estar solos en cualquier parte, propia o ajena, y hacer de este tránsito nuestro destino.
Sí
Es el cuanto más mejor
Es como si las cosas fueran acumulativas
Cuando
La vida
Se hace
De elecciones
Siempre.
"Hemos perdido muchas plumas en el vuelo", dicen por haber volado con quien no debían. Prefiero no haber perdido ninguna.
La literatura trata de lo que queremos de la vida. Yo a estas alturas solo quiero pasar sin ruido, dado que no me interesan los artefactos narrativos de este mundo tan mal secuenciado. Si fuese un disco, sería un bodrio de disco. Tal disminución de la inteligencia colectiva, que se deja arrastrar voluntariamente a la guerra, la pobreza y la desaparición demográfica, mientras busca un leve beneficio para sí hoy, una leve satisfacción, encadenados a dispositivos narcisistas que provocan psicopatologías en la percepción, en la contemplación de sí, debe haber sido planificada.
¿Con qué luchar, con qué armas luchar contra la estupidez, si no son las de la cultura, cuando la cultura tampoco es? Yo solo quiero hacer poco ruido. Que mi literatura haga poco ruido. En contraposición a la estruendosa cultura vacía, suya.