Cuando lo friki era friki, la conversación pública tenía un conjunto de referencias cerradas. Si tus referencias no eran conocidas, éstas debían refugiarse generando una subcultura, una escena recóndita -o directamente ser conocidas por tres personas en un territorio, lo cual podía hasta acreditarse-.
Cuando todo está al alcance, nada lo está. Lo friki no es friki porque el coste de acceder a ello es el mismo que a lo no friki. Si lo que es ampliamente compartido no puede segregarse de forma perdurable de lo que no lo es, no se genera de la misma manera cultura -ni cultura popular, ni subculturas ni contraculturas-.
Toda acción es individual, se difunde, se continúa, se consume, pero no se comparte, ni siquiera como consumidor. Por no dar lugar, no da lugar ni a una cultura capitalista. No permite ni ser negocio, solo nuevo negocio acoplado a otro. Otro negocio que tiene como base esta ruptura.
Una conversación pública con infinitas referencias no deja poso y no puede hacerlo. He ahí la imposibilidad que da pie a esa ruptura.
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