lunes, 2 de octubre de 2023

Adiós a los vinilos

Los restos de los restos de la industria discográfica continúan perpetrando la estafa cíclica, su único modus operandi conocido. El vinilo, como refugio del formato físico, está próximo a su fin. Solo queda ya como objeto de diseño o como producto hipster pequeño burgués que recalienta su burbuja y expulsa al oyente fiel que quiere abrazar una carpeta y ver girar las notas. En cierto sentido, podemos decir que el objeto analógico por antonomasia ya no representa lo analógico. 

Precios abusivos, ediciones absurdas, escoramiento al sector del lujo. Digitalización en los hechos de lo que posteriormente se plasma en vinilo, por medio de remezclas y remasterizaciones que nos alejan de la recreación original de lo que brilló en aquel estudio. Por no hablar de las grabaciones digitales prensadas en vinilo; o de las remezclas -auch- de discos en directo. "Live Evil" figura como último crimen, tanto sónico como económico. Si ninguna reedición baja ahora apenas de 40 euros, ésta se fue a los 135 euros.

Como resultado, una parte de los devotos del vinilo, enfermos de una materialidad que necesita tocarse, se han ido al Cd, donde se encuentran ediciones baratas que poder sujetar y poner en los estantes y escoger de forma finita para pasar la tarde y ser feliz, quien lo considere así. Repetimos ciclos, pero es algo más doloroso. El Cd mató al vinilo, nosotros lo sostuvimos hasta que la reapropiación del vinilo nos hizo retroceder. Plástico sin gracia, pero el único lugar en el que aún podemos aullar.  

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