viernes, 4 de agosto de 2023

Portadas feas para discos silenciados

La civilización del vinilo no solo aparejaba ventajas y la civilización del acceso digital a la música no solo inconvenientes. El artwork era importante, suele señalarse como loa, las portadas una obra de arte y la experiencia de llevarse un disco (o incluso un cd o un cassette) a casa comenzaba por admirar o desentrañar los misterios de su cubierta. 

Este argumento se contempla únicamente a favor, como si todas las portadas se alzasen majestuosas a la par del contenido musical del vinilo. Ahora bien, ¿qué sucede con las portadas horribles? ¿No lastraban las posibilidades de adquisición de una obra que sí podría haber tenido mayor público y mejor destino?

Los álbumes digitales, la salvaje minusvaloración del artwork, amnistía aquellos discos condenados por su portada. Un solo ejemplo, de entre innumerables: "Bananas" de Deep Purple. Generaciones de fans nos alejamos corriendo de una aberración visual de ese calibre y dimos por supuesto que no tenían nada que decir a esas alturas, que Ian Gillan no tenía voz, Roger Glover se había olvidado de componer y Ian Paice se había dejado el talento en otra parte. 

A veces, el fin de una forma de arte, te lleva a percibir de otra forma el arte. A veces el arte se cuela por las rendijas, en el tiempo del fin del arte. Ian Gillan tiene voz si sabes escucharla. 

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