miércoles, 9 de agosto de 2023

Objetos físicos y destinos posmodernos solo a medias

Le escribí una carta a mi amigo H. para enviarla junto a un paquete y se me olvidó meterla en el sobre. Hube de hacerle una foto a la carta y enviarla como imagen por whatsapp. 

Ahora la carta, el original de la carta, yace en mi mesa y no sé qué hacer con ella. Las cartas físicas eran una manifestación de lo eterno, aunque tocasen temas pequeños. La correspondencia de los escritores se publicaba para recordar no remitir cartas a la ligera.

Las cartas debían contener y entregar un trozo de uno. ¿Se puede tener un trozo de uno, una manifestación de lo eterno, sobre la mesa, sin utilidad ni concierto, sabiéndose entregada pero aquí? Deshacerme del folio sería como ir contra la doctrina de los actos propios, y conservarlo iría contra la posmodernidad materialmente existente y la necesaria gestión del espacio. 

Sigue sobre la mesa y la uso como posavasos, apoyando botellines de cerveza en ella. Porque las cartas contienen la vida que se rebela, y aunque estén todavía aquí, encuentran la vida que se rebela y dejan que haga trazos y surcos en ellas. 

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