Se murió Wilfredo, me lo comunican por mensaje, y yo digo que no, que no murió, que pasó a la clandestinidad, y me toman por loco, pero examino los indicios, analizo el escenario, y estoy convencido. Me indican que estará en la isla con Elvis y los platillos volantes, pero yo sé que no, que está escapado y en la selva y con identidad falsa, mientras fingen un entierro en la capital, todo planificado, en el momento que debía salir de foco, así nadie preguntará, el país se muere, todos se mueren, a nadie extrañará que también le haya tocado, pero no le tocó. No sé si volveremos a saber de él, pero ahí están sus cantos, sus cantos desatados, la sorpresa de que fuese un buen poeta, mezclada con el sabotaje de que, marxista furibundo, explicase los poemas en el mismo libro y los enterrase en prólogos, epílogos y reflexiones, en lugar de la potencia del verso. Wilfredo. El Pata. Estimable poeta del Perú.
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