La pena es una bola que gira y gira sobre sí misma, una bola que se agiganta, y pasa de una persona a otra cercana, cruza por los pasos de cebra, invade el carril del tranvía -porque cuando aprendí a conducir había todavía un carril para el tranvía, y cuando lo cruzo aun sin raíles allí está-, atraviesa indemne el paseo, gira y gira sobre sí misma, por eso decimos que lo inunda todo, se desplaza y crece con nosotros, nos arrastra hacia el interior de la bola, la pena es una bola que gira y gira y se junta y avanza, y tú estás dentro de la bola, sin poder ponerte de pie, sin poder mirar al frente, inmerso en esa pena que gira y gira y gira.
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