miércoles, 28 de marzo de 2007

ROCK PSICODÉLICO

Unos pasos alejado de la justa canonización de la música de los 60 y los 70, está el rock psicodélico de la época. Dejar que todo fluya en coordenadas distantes e ignotas, iniciar un viaje vacío de psicotrópicos con destino a aquello que no fue. Ni evasión ni victoria ni entretenimiento. Simplemente sensación, y ya es bastante.
Un disco perfecto para tales objetivos, el "Surrealistic Pillow" de Jefferson Airplane, mirándote desde una portada rosa fluorescente fabricada a base de eternidades demasiado cercanas. Mucho más que sus dos hits: "Somebody to love" con su letra definitiva (¿quién no lo necesita?); y "White rabbit", un Mago de Oz alucinógeno que los hippies consideraban la canción perfecta para follar (nunca lo capté, pero bueno, mi praxis reciente intersecciona hacia lo no existente). Esta enloquecida obra maestra hizo posible el "Miedo y asco en Las Vegas" de Hunther S. Thompson, por eso quizá nadie escriba sobre ella tras presenciar on the road el abismo.
Otra ruta al mismo desconocido segmento de la irrealidad la proporciona el sonido Canterbury británico, para lo cual prefiero, dado que Soft Machine últimamente parecen casi una banda masiva en mi reducidísimo círculo, a sus amigos-vecinos de Caravan. De la acusticidad folk a los desvaríos, míticos y reales y todavía vivos, Caravan resultan imbatibles cuando sus temas superan la barrera de los 11 minutos.
Hay más, siempre hay más, desde los violines y la voz femenina de It´s a Beautiful Day al "Human Ball" de los McCoys, los tres primeros discos de Country Joe & the Fish, los dos años buenos de Electric Flag y la psicodelia peruana de cosecha añeja. O incluso, girándonos hacia lo ortodoxo, Canned Heat, Grateful Dead, el "Forever changes" de Love...
Siempre hay un camino, a pesar de que la lucha sea el único camino. O, por lo menos, siempre hay una banda sonora para el único camino, para sus áreas de descanso, para su soledad previa al combate.

No hay comentarios: