Como en el truco visual de aquella serie, "Cold Case". Cuando hablamos con alguien de aquellos años, el rostro se nos va poniendo joven de repente. Y somos como éramos, como siempre fuimos, con aquello que no consiguieron matar en nosotros.
Igual que cuando ni siquiera hablamos, cuando simplemente los pensamos. Los pensamos y los queremos, con toda la memoria por delante, con toda la memoria del futuro por delante.
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