lunes, 16 de abril de 2018

FERIAS LEJANAS

Fue en la feria literaria de Aix-en-Provence. Antonio Tabucchi tenía tal resaca que no se sostenían ni Pereira ni él, y agarraba de su cabeza de una manera que parecía que había peligro de que se le separase del cuerpo como a Damasceno Monteiro. Después venía el mexicano Sergio Pitol, al que no conocía, y que leyó su texto tan trabajosamente y de modo tan plano que me pareció imposible que ese hombre fuese escritor. Édouard Glissant, glorioso narrador anticolonial de quien carecía de referencias por entonces, consiguió salvar la tarde hablando de la pequeña muerte y del final de los abrazos, transmitiendo sensaciones como sólo la literatura puede hacerlo.
Cuando todo ello se me había olvidado, años más tarde, descubrí con asombro que Sergio Pitol era un escritor fantástico. ¡Quién lo diría! Sergio Pitol murió la semana pasada. Uno de los últimos grandes: Que la tierra le sea leve.

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