martes, 25 de diciembre de 2018

EL COYOTE NATIVO

Los intrépidos aventureros sónicos de Sky Valley llegaron como Kyuss, en aquella época en la que descubríamos todas las cosas, trayendo una vibración, una vibración y una visión, deslumbrando a su manera, a la manera que aquel clima les daba.
Nick Oliveri tenía el pack completo de lo que se le puede pedir a un bajista, incluida su bizarra cabeza, sus excesos y su autenticidad, que quisiésemos menos tóxica y más duradera. No costaría imaginárselo participando en el otro hecho histórico que había puesto en el mapa a Sky Valley, el robo e incineración alucinada del cadáver de Gram Parsons. Nick Oliveri, haga lo que haga, viene con nosotros.
Josh Homme... Josh Homme pretendía caminar por la frontera, convencernos de que no era un miserable vendido, que Queens of the Stone Age rockeaban... y sí, tienen algunos discos correctos, pero eres un miserable vendido Josh Homme, por eso nos da igual que Kyuss no se reúnan nunca, para que no ensucies a tu ex-banda con tu buena fama y tus malas artes.
Alfredo Hernández, por el contrario, exhibe pedigrí, guarda la genealogía, aunque tenga que usarla como marca comercial para vivir de la música. Se lo perdonamos sin problema.
Y John Garcia... John Garcia no vive de la música. A veces trabaja de veterinario, en el desierto, en aquel desierto que tan preciosamente encarnaron, y otras hace discos y viene de gira. Mantiene una voz extraordinaria y una clase exquisita. Mantiene la elegancia, el groove de pasearse por la arena. Un álbum acústico del pasado año se titulaba el coyote que hablaba nativo. Lo hacía alguien que miraba a los ojos al coyote. No se lo pierdan. Intimista, psicodélico y libre.

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