Si subes la cuesta y llegas hasta la cima, entras en la Iglesia de San Sergio. De las tres más antiguas conservadas, según la tradición.
Todo eso se vuelve irrelevante. Porque allí, independientemente del frío y las cronologías, se encuentra la experiencia de Dios. La experiencia humana de Dios, el aliento divino de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, el pueblo, el libro, el sacrificio, la plenitud y el pan. El pan comunal de cada día. Y un montón de niños a la salida del colegio. Escolarmente uniformados, dispuestos a seguir.
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