No me interesa nada la coeducación del lenguaje. Mejor dicho, no me interesan nada los excesos de la coeducación del lenguaje, que son casi todos/as. A pesar de ello, acabo de tropezarme con una trampa -no inocente- de la lengua. Iba a decir que a Wendy O Williams la hicieron sufrir como un perro, y no es lo mismo que decir que a Wendy la hicieron sufrir como una perra.
Llevamos el peso de la culpa de todos los cabrones del pasado.
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