Si se hubiesen separado alguna vez, el status mítico de Deep Purple no lo habría alcanzado nadie. En vez de eso, disquisiciones acerca del Mark II, Mark III, Tommy Bolin o las octavas de voz que le quedan a Ian Gillan.
Si se hubiesen maquillado e inventado cada uno de ellos un superhéroe, incluso superarían a Kiss en cajas de cereales vendidas. Es difícil encontrar a un cantante que haga lo que Gillan en "Child in Time", a un bajista tan omnipresente como Roger Glover, a un batería que aporree como Ian Paice en "The Mule" -y no, John Bonham en el directo canónico de Led Zep no le alcanza, por mucho que amemos a Bonzo-. Por no hablar del órgano hammond. Pero no es un teclista, es nuestra jodida vida. Jon Lord no andaba por ahí por azar ni tocaba un instrumento secundario. Sin Jon Lord no lo hubiésemos logrado. Ahora que Jon Lord está matando al dragón, sé que puedo decir que Jon Lord somos todos, con toda nuestra fuerza céltica y telúrica.
Ritchie Blackmore sigue perdido en su medievo imaginario. Yo nunca habría llegado aquí sin Ritchie Blackmore; sin la púrpura profunda, arcoiris, compañeros mano a mano forjando por primera vez el metal. Pero me da igual Ritchie Blackmore, sus trade-offs y su insoportable vida sentimental.
Quien nos necesita es Jon Lord. Y nos tendrá, como un hombre solo, como los infinitos creyentes del rock n´roll reencarnados. Velando por él, cuidándolo para que continúe con nosotros. Ronnie James Dio hizo de guía: Kill the Dragon. Nick Curran gritó: Fuck Cancer. Nick lo está consiguiendo. Jon Lord lo hará, lo hará. Lo escuchará tres veces y lo hará.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario