Páginas mutiladas con urgencia yaciendo en el suelo, nombres apuntados sin mucho sentido en una pequeña libreta. Sí, esta semana he tenido que desprenderme de los ejemplares de Popular 1 y Ruta 66 que apilaba cuidadosamente desde 2001. Puedo intentar consolarme sabiendo que aún guardo los 7 u 8 años previos conservados a buen recaudo, pero estoy convencido de que la humedad los ha asesinado, que son solo moho pestilente en un armario lejano en el que no volveré a mirar tampoco. Se fueron, todos ellos. Lo que me dieron se quedó, se quedará conmigo.
No sabía que recortarlos, aniquilarlos y lanzarlos al vacío iba a doler tanto cuando comencé forzosamente la tarea. ¿O lo sabía? Ahora que estoy terminando, dolió bastante, pero pasará. ¿Me encontrarás a bordo, ligero de equipaje? ¿No sé qué del último viaje? A tomar por saco, todavía me quedan muchísimos naufragios por vivir. Estoy seguro.
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