Durante años reinó el falso debate entre libertad y seguridad. Cuando parecía zanjado, tras ver que Al Qaeda en Siria era la Otan y que ni libertad ni seguridad nos esperaban, la energía de la maldad, que no se destruye sino que se transforma, ideó cambios institucionales, mociones de censura y mil falsos debates que floreciesen como mil primaveras. No se debía recortar la libertad, pudiendo directamente eliminarla. Primavera hostil.
El primer encarcelamiento, fue realmente un autoencarcelamiento. Nos autoencarcelamos por protección, ante un poder inicuo y un riesgo cierto. Una vez que estábamos dentro, perdimos la llave. Seguimos sin ella.
Pueden encarcelarnos por salud, pero no pueden encarcelarnos por capricho, mientras amenazan nuestra salud.
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