Cuando el racionalismo reina, el irracionalismo es la vida. La vida necesaria, irrumpiendo sin permiso en la habitación, mirándose al espejo para recordarse y avanzar.
Cuando el irracionalismo, el otro irracionalismo, lo inunda todo, cuando la opresión se muestra manifiesta, despiadada y brutal, hay que cargarse de racionalismo. Y esperar. O actuar.
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