jueves, 8 de noviembre de 2018

El Año del Señor de 2013

Black Oak Arkansas. Ese disco es muy importante para mí por un motivo que nadie creería. Nadie salvo C., que lo llamé para contárselo. No sé si le dio mucho crédito pero al menos se debió divertir con lo que le relaté entonces, con la historia aún quemando en el bolsillo.
La cuestión es que escuchaba ese disco de Black Oak Arkansas, el disco de reunión, que trae también un montón de demos de los setenta. Una de ellas era una canción infame. Y de repente, desapareció. La borré telepáticamente del disco duro del ordenador.
La verdad, no había experimentado ese superpoder antes. Ni después. Pero por unos segundos, fue mío.
Mi bautismo mutante. Mis fuerzas para seguir.

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