sábado, 10 de noviembre de 2018

NUNCA CAMINARÁS SOLO

Hace poco escribí un libro. No hice públicos los agradecimientos. Son también los de toda una vida, zigzagueante y a su manera plena. Aquí están los créditos de los que vinieron conmigo, de los que agarraron el tiempo para que trascendiese:

Mi amigo ___ está hecho de riffs.
Mi amigo ___ respira arte.
Mi amigo ___ es un extraterrestre y trajo la actitud from outer space.
Mi amigo ___ es John Wayne, a la par que extremadamente cabezota.
Mi amigo ___ es del Equipo A.
Mi amigo ___ es el último bohemio.
Mi amigo ___ era mi hermano.
Mi amigo ___ me enseñó a hablar.
Mi amigo ___ es un sabio, aunque socialdemócrata.
Mi amigo ___ pertenece a la cofradía del humor.
Mi amigo ___ parece un hipster pero es lo más cerca que estaremos de Brian Wilson.
Mi amigo ___ me fabricó.
Mi amigo ___ es mi burócrata soviético favorito.
Mi amigo ___ se comunica conmigo mentalmente, porque nunca entiendo lo que me dice y viceversa.

Mi amiga ___ es uno de los nuestros.
Mi amiga ___ me enseñó a girar al revés, a aprender a vivir y a sobrevivir.
Mi amiga ___ se sacó unas cuantas estrellas del bolsillo y me las dio.
Mi amiga ___ vino corriendo a alcanzarme el primer día que nos vimos.
Mi amiga ___ arqueaba las cejas cuando yo hablaba de Kim il sung.
Mi amiga ___ cree raramente en mí desde que era un niño.
Mi amiga ___ tiene la sintaxis adecuada.
Mi amiga ___ ve cosas que nadie más ve.
Mi amiga ___ es tan insoportable a veces como grande es su corazón.
Mi amiga ___ haría lo que fuera por las personas que quiere.
Mi amiga ___ miniaturizó un océano.
Mi amiga ___ conjuga sensibilidad y sensatez.
Mi amiga ___ irrumpió por sorpresa.
Mi amiga ___ nos hizo ver delfines rosas, en pleno Getafe.

Mi amiga ___ es también mi amiga, aunque siempre discutimos sobre eso y huimos de las enumeraciones y los nombres, quizá porque compartimos un espacio sin nombre (y nunca sabemos si existe, pero existe).

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