sábado, 17 de enero de 2009

LO QUE IMPORTA

Cuando miraba los planes de estudio de Economía de la Complutense, con asignaturas como Gestión Capitalista de la Crisis, solía entrarme muchísima envidia. Esta mañana he estado en Somosaguas y creo que estudiar allí no me hubiese gustado tanto: Las palmeras de chocolate de la cafetería son horrorosas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no sè si la Residencia estaba dirigida por monjas o por canijos sevillanos frustrados, lo que si se es que tenian las mejores palmeras al este del Rio Mihno.

CM.

Cronista Disperso dijo...

Yo también sentía esa envidia. Cuando Maci me contaba que tenía una asignatura llamada "Fundamentos y límites del capitalismo", yo le decía que si en nuestra universidad a algún profesor de economía se le ocurría sugerir que el capitalismo tenía límites, los demás profesores le quemaban el despacho. Sin embargo, luego te das cuenta de que ninguna asignatura sirve para nada en especial, y acaban pareciéndote entrañables cosas como "Métodos de gestión"...

Por otra parte, yo soy más de los croasanes a la plancha. Me temo que por culpa de Superlópez.

A.O. dijo...

Yo creo que ni siquiera les escuché nunca decir la palabra "capitalismo"; pero sí recuerdo nítidamente esta frase de uno de los profesores: "no existe ningún economista que haya propuesto una teoría contraria al libre comercio".
¿Métodos de Gestión entrañable? Me parece a mí que desde Ankara la morriña debe alcanzar una dimensión sideral!!!

Anónimo dijo...

Un Tebrero mor la taraña, lunes fanienxe, junesmo jiñoe me joxierta fon cu taranteríntico y mormafo tiñafismo

Cronista Disperso dijo...

No, por supuesto, la palabra "capitalismo" en sí misma ya era motivo de apalizamiento. Pero imagínate que, para más inri, quien la dijera se atreviese también a sugerir que tiene límites. Los progromos hubieran quedado a la altura de una broma pesada, en comparación con lo que le harían a la pobre criatura.

Y respecto a "Métodos de Gestión": no fui a clase, me fotocopié unos apuntes, me los estudié en dos días y medio y, sin aprender nada, aprobé. Por primera vez me sentí integrado en el espíritu de la universidad española. ¿No te parece entrañable?