jueves, 22 de enero de 2009

ESTÚPIDAS TEORÍAS

Sostienen los constructivistas que el discurso crea la realidad. Y además le ponen un corolario ético: debemos expandir el discurso de los Derechos Humanos para crear (transformar a través de la semántica) la realidad. En el fondo, algunos marxistas neoclásicos (que mantienen un comportamiento irreprochable y hasta encomiable) comparten ciertos aspectos de esta teoría: debemos transmitir un análisis objetivo de la realidad por medio de la educación para propiciar la toma de conciencia y transformar esa realidad. Al menos, estos camaradas marxistas introducen dos elementos objetivos en el proceso: el materialismo dialéctico en lugar de los Derechos Humanos (o la ciudadanía universal o como le llamen al idealismo burgués); y la educación como estructura psicosocial en vez del discurso. Pero no tienen en cuenta que esa toma de conciencia, al producirse necesariamente en el plano individual, se convierte en una fábrica de infelicidad, dado que choca desarmada con los efectos a todos los niveles de las estructuras de dominación imperantes.
Conmigo tienen suerte porque la infelicidad me da igual, no creo en ella, la deconstruyo y sin que llegue a abandonarme la mando al carajo. En todo caso, yo me he trabajado la infelicidad a conciencia, estoy plenamente convencido de que "perder es cuestión de método" y me lanzo de cabeza. Aún así, me resultaría inmoral transmitir el materialismo dialéctico a quienquiera bajo este contexto social. Que cada cual se aliene como le parezca; y que elija los ingredientes, como en el Telepizza.
Y sin embargo, en algunos aspectos, las contradicciones dialécticas bidireccionales entre superestructura e infraestructura claro que llevan a que el discurso cree la realidad. Por ejemplo, Alí Omar podría ser un independentista gallego comunista y musulmán que combate el imperialismo desde su sofá; o podría ser un desempleado precoz de X años (creo que ya estoy en la edad de empezar a ocultar mi edad) que rumia su rencor por las esquinas, sólo se llama Alí Omar a medias y ve "Walker Texas Ranger" por las mañanas en Telemadrid tumbado en el sofá. Y que conste que lo justificaría, porque la canción de esa serie es el "Hey Baby Que Pasó" de Doug Sahm y como todo el mundo sospecha Doug Sahm fue un antiimperialista notorio. ¿O no? Precisamente eso le pasa a la teoría de que el discurso crea la realidad, que, de crearla, es imposible saber qué tipo de realidad crea: si un superhéroe proletario con exoesqueleto de metal en plan el Coloso alternativo de los X Men, o un conservador agresivo vía Chuck Norris, o bien un fan desquiciado de Doug Sahm que se lanza a buscar todos los álbums de los Texas Tornados y acaba en wikipedia intentando saber quienes eran los Young Lords. Pero, al interesarse por los Young Lords, quizá google no le reoriente a los Black Panthers y a Malcolm X sino a Jerry Gonzalez, lo cual estaría muy bien si fuese a comprarse un disco suyo, pero un desastre, al menos un desastre en términos contraculturales, si le diese por ver "Calle 54" y el proceso culminase en la reapropiación capitalista y deturpadora del jazz latino...
Y ese es uno de los problemas de la teoría de que el discurso crea la realidad, que debería de haber un capítulo de Barrio Sésamo que dijese que la realidad no existe.

3 comentarios:

A.O. dijo...

PD. "Una vez una cobra mordió a Chuck Norris. Al cabo de tres días, la cobra murió".

Anónimo dijo...

Puto amo!!! Este es para enmarcarlo
Dazet

Anónimo dijo...

Quiero jugar al tenis con alguien que me diga que punto directo de saque es una construccion cultural.

Quiero acudir como fisioterapeuta del equipo de tenis femenino de la DDR y llegar a la final de la copa Davis y que el estadio haya desaparecido y ponerme junto a las jugadoras de los dos equipos y el publico a construir una cancha y unas gradas de hormigon, acero y cristal.

El tenis no existe.