martes, 11 de septiembre de 2007

EL PECES-BARBISMO: EL RIDÍCULO COROLARIO DE UN PADRE DE LA PATRIA

A quienes hemos padecido el experimento de esta singular forma ideológico-educativa patrocinada por el Banco Santander ya nada nos sorprende. Incluso a pesar de que el correcto trato personal pudiese, en lo que a mí respecta, limitar la devastadora crítica que esta insigne institución hecha persona y universidad al mismo tiempo por decreto gubernamental sin duda merecía. Quizá, una vez despojado del coche oficial, debería haber reevaluado lo poco que quedaba de su legado después de que su bienamado partido le echase al pie de los leones inmisericordemente y, además, desde un cargo institucionalmente secundario que ni siquiera reconocía los enormes servicios prestados a la causa de la España España España. Pero parece que no bajará de su futura estatua. Allá él.
Todos conocemos su predilección por el despotismo ilustrado, su autoconsideración de élite rodeada de un círculo neomandarinal de pelotas remunerados, pero, sobre todo, su delirio mental, según el cual parece que Dios le reveló al oído la Constitución para que así la legase inmutablemente a los hispánicos por los siglos de los siglos amén. Y después llegó su última gran obra, la Educación para la Ciudadanía, de la que se aguarda que convierta a unos pocos elegidos en presuntos humanistas imbuídos de los más altos valores y a los demás en esmeradísimos sirvientes que les lleven educadamente el maletín, tal como siempre hemos visto en estos particularísimos lares en los que por desgracia caímos por error. Creo que, en aquellos años de universidad, sufrimos los embates de una forma de neoliberalismo bien peculiar, absolutamente irrepetible, en la que la sumisión al Estado y el Capital, el único valor que realmente imperaba, se adornaba con páginas y páginas de la Constitución, la Institución Libre de Enseñanza, los derechos fundamentales, la ética pública y la ética privada.
"El sueño de la razón produce monstruos". Pero los que pagaban sabían lo que hacían: La reproducción retórica del sistema.
Finalmente, un peces-barbismo ya declinante, en trance de convertirse en residual, se sincera en su postrer zarpazo: "Quien esté en contra de la Educación para la Ciudadanía está en contra de la democracia". Quien no piense como yo no es demócrata.
No, Excelentísimo Señor Rector Magnífico, nunca quise ser como usted. Y de lo único de lo que estoy orgulloso en mi vida es de no ser como usted.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Anda que si no es por Peces-Barba no conoces a Alfrothulillo en tu vida.

Desagradecido...


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