Timothy Leary en sus últimos años se fascinó con las redes. Se convirtió en un profeta del ciberanarquismo. Retransmitió en directo su suicidio por internet.
Timothy Leary fue un gran hombre en los sesenta. Fue un gran hombre, quizá, en los setenta. Tomó demasiado Lsd. Demasiado Lsd. Se trastocó. Lo que era real y lo que no.
Encontró las drogas. Encontró las ficciones de la tecnología. Encontró falsas promesas en lugar de forjar un futuro como querían hacer. Como querían hacer en un principio.
En vez de ir de Woodstock a Altamont, transformó su propia cabeza en Altamont. Eso sí, nunca abandonó Woodstock. Ejemplo y contraejemplo. Para enseñar en todas las escuelas.
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