martes, 22 de septiembre de 2009

(martes)

Hora y media de cola en la universidad para que me den un impreso. Llega mi turno y me dicen que les cuesta mucho hacer esa operación informática y que vuelva... ¡dentro de dos meses!
Por la tarde, aguantar la patética conferencia de un catedrático de filosofía ególatra que cuenta en primera persona su estúpida vida como si fuese digna de Errol Flynn, presentado por un alto diplomático español que no sabe hablar inglés...
En la pausa, estoy tomando café con un compañero catalán impecablemente trajeado, se acerca un consultor indio, se presenta, le da su tarjeta, pasan cinco minutos de conversación y ni siquiera me ha mirado. Consultores hijos de... ¡Existo! No, mejor prefiero no existir.
(Salí de allí y como compensación me fui a hablar con una chica sevillana que está buenísima, claro que no sabía muy bien qué decirle, pero el cosmos me lo debía y por eso lo hice; si las señales no llegan: ¡invéntatelas!)
Y, de vuelta a casa sorteando las averías del metro, así pasó un martes más en España España España, esta eternidad.

1 comentario:

Phil dijo...

eso nos ha pasado a TODOS en algún momento dado, negro.

un abrazo,



Phil