lunes, 14 de septiembre de 2009

EVO EN LEGANÉS

En Bolivia faltan muchas polítcas que profundizar, empezando por la transformación socioeconómica y la garantía de la propiedad nacionalizada de los hidrocarburos, o la relación con los movimientos sociales. Sin embargo, por una vez voy a obviar la crítica o las dudas que suscitan ciertos fragmentos discursivos extremadamente confusos.
En el encuentro masivo con Evo se plasmó una Bolivia convertida en un verdadero Estado plurinacional, se vieron elementos simbólicos sorprendentes como el uso de la wipala originaria en pie de igualdad con la bandera boliviana. Hubo, en el recibimiento, una destacada presencia de indígenas ecuatorianos y peruanos que incita a los que creemos en el Qollasuyu y el Tawantinsuyu, un proyecto paralelo a la Patria Grande bolivariana, pero de ningún modo incluido en ella.
La plurinacionalidad del Estado, con un horizonte cultural, y por qué no, político, más amplio, no puede consistir en un acto administrativo o un rediseño institucional. Las autonomías indígenas no pueden configurarse como unidades político-administrativas subordinadas, sino como naciones originarias que voluntariamente integran un pacto federal-confederal tratando al Estado central de igual a igual. Porque algunos de los procesos constituyentes de América Latina en los últimos años han conllevado un reconocimiento formal de las nacionalidades indígenas que, en ausencia de un reconocimiento material, no ha servido más que para intentar institucionalizar al movimiento indígena y cooptar a una parte de sus élites. Para evitar estos escenarios de continuación de la correlación de fuerzas poscolonial a través de nuevos instrumentos políticos, la autonomía indígena tiene que desembocar en poder indígena.

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