miércoles, 8 de julio de 2009

EL FLORENTINISMO DE MASAS

El madridismo elevado a n -florentinismo- contiene en sí todos los signos de la españolidad: sentimiento de superioridad natural, providencialismo, ostentosidad agresivamente estridente y deseo cuasixenófobo de aplastar al otro; por supuesto todo ello remezclado con su justa dosis de garrulismo. Cada madridista lleva dentro un pequeño israelí, en cada madridista laten tímidas manifestaciones del mal absoluto que nos rodea.
El trasfondo de los acontecimientos de los últimos días oculta, como en la geopolítica, un gran juego mucho mayor que el propio juego, que el fútbol y que sus propios actores. Se trata de una operación de hegemonía que transforma el pretendido espectáculo en relaciones primarias de poder, de dominación, y de reconstrucción o refuerzo de un yo atomizado subjetivamente colmado más allá de lo razonable en el contexto de una sociedad en crisis especialmente preparada para sobrevivir sin conflicto a su implosión objetiva. Una operación de hegemonía que está destinada al éxito porque, no podría verse de otra forma, Real Madrid, florentinismo social y españolidad son pleonasmo.

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