Supongo que soy profundamente infeliz. ¿Que qué hago al respecto? Pues lo combato negando la existencia de la felicidad, concibiéndola como una alienación, un elemento dialéctico imaginario-real.
Sí. La felicidad no existe. Necios u oprimidos aquellos que creen en ella. Entonces, la infelicidad tampoco existe. Y soy libre.
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1 comentario:
¡Tendrías que conocerme!
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