viernes, 5 de febrero de 2010

NO DEJEMOS QUE NOS ROBEN LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

Algunos sectores sociopolíticos, en búsqueda perpetua de su ambivalente institucionalización subalterna o de conservar/adquirir un status simbólico o material, han transmutado semánticamente la concepción de "movimientos sociales". La operación de reapropiación ideológica en servicio del sistema que se realizó en el pasado en muchos de los movimientos sociales postsesentayochistas (feminismo; ecologismo; antimilitarismo en su versión más suave) hace tiempo que ha llegado al "movimiento de movimientos" antiglobalizador o alterglobalizador.
Se redefine, por tanto, restrictivamente, quién constituye un movimiento social, para, acto seguido, configurar una estructura a medio camino entre lo social y lo político que se autolegitima y se pretende diferenciar de otras organizaciones de naturaleza más tradicional en base a su presunta proximidad a este mismo movimiento social, hegemónicamente cooptado. (¿¿¿Somos mejores porque estamos más cerca de nosotros mismos???).
Ante esta estafa semiótica y política hay que recordar que: La resistencia talibán es un movimiento social, el pueblo vasco es un movimiento social, los campesinos coreanos son un movimiento social y los indígenas lakota son un movimiento social originario. Uno, varios movimientos sociales que no les interesan en absoluto y a los que se les niega, como a todo lo que importa, el derecho constitucional a ser nombrados.

No hay comentarios: