Sacre Espoir

"Se dirá que quienes apelamos a la ética como argamasa de la política somos ingenuos incorregibles, destinados a caer bajo las balas del realismo de los enemigos. Los que eso dicen olvidan, sin embargo, que las mejores tradiciones del campo rebelde, y alguna de sus mejores creaciones, fueron devoradas por un pragmatismo ramplón que convirtió a las fuerzas del cambio en opresoras, que desacreditaron todo intento por hacer del mundo un lugar mejor".
(Raúl Zibechi)
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No somos ingenuos incorregibles porque sabemos que nos inmolaremos, solos, en el fuego interior del martirio (y aún así lo hacemos). No somos ingenuos porque hemos pasado de enfrentar el realismo a enfrentar el antirrealismo, un antirrealismo pragmático, aniquilador y feroz. No somos ingenuos porque nuestra ingenuidad es la sacre espoir eterna, tan firme como la Sainte Victoire, la montaña que desafía a la opresión, del primer día al último.