domingo, 9 de marzo de 2008

TODOS SOMOS NORMALES

Cuando los sondeos daban la mayoría absoluta al PSOE, estuve a punto de hacer las maletas... Poco después, nada, sopor. La leve celebración de la desaparición de Izquierda Unida, el indignado cabreo de que el BNG no siguiese el mismo camino; pero en este caso no hubo manera de que pagasen la destrucción del nacionalismo de izquierdas en mi país.
Dos candidatos salidos de un casting de mediocres, unos asesores inútiles y "bipartidismo único". El solitario aunque enormemente rentable acierto de la estrategia de Zapatero, triste acierto, fue configurar una percepción dictada desde el poder que postula que los que le votan son "normales". Uno de sus damnificados: yo mismo. Al margen de mi esfera personal, que induce a los sociatas a acometer un apaleamiento semiótico contra ella, quiero decir que en los últimos años me he encontrado en demasiadas ocasiones en la situación de estar emitiendo opiniones serias, rigurosas y casi científicas y de ver cómo eran descalificadas exclusivamente porque se trataba de mí el que las enunciaba, y claro, no podían definirse de otro modo que de exabruptos lunáticos... Algo, por cierto, que no me pasaba cuando las mismas opiniones se dirigían contra el anterior Gobierno. No, miento, se me olvidaba, entre 1996 y 1998 hubo gente que me llamaba exagerado por decir que Aznar era un fascista...
Y los resultados de hoy arrojan más de 10 millones de votantes del PP que deben ser, se me antoja, al menos tan normales como yo. O bien ninguno es normal, y puedo sostener sosegadamente que los más de 11 millones de votantes del PSOE son unos gilipollas. Pero claro, el "radical" es el otro, la turba de descerebrados engreídos y prepotentes son los otros y votar al PSOE es la expresión más pluscuamperfecta de aquellos que han alcanzado el estadio taumatúrgico de la ciudadanía.
A veces me planteo que si se me sigue denotando de "no normal", acabaré uniéndome a otros 10 millones de "no normales" por una simple afinidad terminológica. Pero son pensamientos pasajeros. No hay "no normalidades" equivalentes. Por la misma razón por la que la normalidad no existe, o bien "todos somos normales" a nuestra manera. O por la que Zapatero es un retrasado mental que dirige un Gobierno neoliberal, autoritario, españolista, represivo, conservador hasta el tuétano apenas barnizado y (a partir de aquí coincido con el discurso rajoniano) a fuer de incompetente, profundamente excluyente. Y basado en la mentira goebbelsiana que de repetirse mil veces se convierte en verdad, en una variante personal de la mentira eterna que mueve el capitalismo global o la idea de España.
Seguiré donde he estado siempre, en la oposición. Otros son los que se pasan periódicamente al cobijo del poder. Otros. Los enfermos son los otros.

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