miércoles, 28 de diciembre de 2022

Top of the tops pobre

Acercándonos a la fecha de caducidad del calendario, que funge aquí de yogur de un año malo, rebuscamos hasta encontrar una decena de lanzamientos discográficos que al menos que nos hayan movido en el sofá, si no conmocionado, desgarrado, hipnotizado y demás hipérboles que en esta convocatoria vital no se ha dado con novedades, sino con descubrimientos hacia atrás. Sin embargo, no estamos hoy en este espacio para decir lo mucho que de repente significan los tres primeros discos de Riot, una bomba hard rockera hasta ahora fuera de mi radar, o cómo se me escapó en los noventa la publicación del "Static Age" de los Misfits, que editaba sus grabaciones primerizas, causando un impacto similar al primer choque con Bad Religion ("80-85"), el primer choque con NOFX ("Maximum Rock n´ Roll"), etc.
Esa emoción, se dio menos en el horno de 2022, de cosecha discreta, no se sabe si por la inflación o el cambio climático (no, no hablaré del disco de Rosalía, afortundamente no estamos en el NYT). Quizá la mayor felicidad la ha traído el retorno de los Black Halos, con un Billy Hopeless algo limitado de voz pero nunca de actitud y un Rich Jones pleno. Rich Jones que está también en el disco de Michael Monroe, que arrolla al nivel acostumbrado. Y, además de los Black Halos, ese sonreír y que estalle a kilómetros lo consiguió otra banda con su debut tramposo, llamada The Halo Effect. Tramposo porque se trata de la mezcla de In Flames y Dark Tranquillity, al modo de un supergrupo de death metal melódico sueco. Reunido no por el pago de unos millones de dólares, sino porque querían tocar juntos y crear esas canciones de una belleza que estremece, esa intensidad que no palpábamos desde que en sus inicios se hicieron clásicos. Por esos discos vale la pena vivir, sin importar que el death melódico sueco no sea el género más popular de las FMs que tampoco están ya ahí.  
Por lo demás, las agradables sorpresas fueron no que irrumpiese no sé quién y que lo voltease todo, sino que Scorpions o Def Leppard pudiesen hacer álbumes de altura (a estas alturas). Def Leppard decepcionaban, salvo se supone que en directo, desde hace tanto tiempo que nos habíamos olvidado de su último álbum digno, por más que simpaticemos con Elliott, Collen, Savage y Allen (que no con Vivian Campbell). "Diamond Star Halos" les sirve para redimirse. Y Scorpions, que tuvieron la poca vergüenza de hacer, después de su tour de despedida con todo vendido, un tour de despedida parte 2, que amenaza con eternizarse o con ver aparecer su parte 3, tuvieron el acierto de darnos un disco fantástico, "Rock Believer", que serviría de testamento si fuesen a dejar un testamento.
En la misma liga de Michael Monroe, al que esperábamos expectantes, tampoco defraudaron The Cult con su "Under The Midnight Sun", Megadeth con "The Sick, The Dying...", Lee Fields con "Sentimental Fool" o John Mellencamp con "Strictly a One Eyed Jack". Cada uno en su estilo y en su personalidad, recordándonos que nada existiría sin ellos, y nos tememos que en realidad nada exista sin ellos. 
Dos apuntes no previsibles: King´s X, con "Three Sides of One", elevan una trayectoria brillante cuando ni siquiera sabíamos que seguían en activo, y Adia Victoria, en "The Southern Gothic", irrumpe, por una vez, como se debe en nuestros corazones, en la perfecta definición de magnetismo. Aunque de 2021, no podía dejar de reseñar este disco que se lanzó sobre mí en 2022, de modo reseñable hasta dejarme surcos. 
Finalmente, tres de los mejores discos editados este año no fueron grabados este año, entre ellos, el mejor: Levon Helm & Mavis Staples. Muerto el genial batería de The Band, se rescatan estas sesiones que inexplicablemente estaban en un cajón. A veces, lo poco que ha habido de maravilloso en el mundo afronta una indiferencia que duele, pero jamás será así mientras que el dedo de un humano pueda darle al play del reproductor, aunque ese humano sea yo. Los otros dos discos diferidos son el "Raw" de ZZ Top, también póstumo para su bajista, el gran Dusty Hill, que se marcha con este recorrido fiero por sus grandes éxitos, y el directo en el Astro Turf que supuso que se subiesen a ese pequeño escenario de nuevo la Alice Cooper Band original, y que nos demostrasen por qué, por qué era irreemplazable lo que hacían, y por qué son capaces de reeditarlo desafiando toda lógica varias décadas después.

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