Trampeando las horas y los sueños, me dedico, como los transportistas, a una actividad económica no viable. Producir no es viable, transportar no es viable, enseñar no es viable.
Lo cual desafía todos los fundamentos conocidos de la economía. Por eso vamos a la guerra.
Para que acaben con nosotros y se lo queden todo.
Como en una mala canción de rock urbano, pero sin calimocho ni necesidad de cantar.
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