Ahora que el polvo sahariano lo impregna todo e impide respirar, mientras el desabastecimiento llega a los supermercados y los trabajadores en lucha son de extrema derecha, vayamos a las pequeñas comparaciones.
Una pequeña comparación curiosa llevaría a preguntarnos por qué se pone en cuestión la salud mental de Putin por parte del bloque que va a una guerra liderado por Biden. Putin, simplemente, como todos los autócratas, recibe mala información para no contrariarle. Como todos esos informes que repiten a los "grandes hombres" sus propias ideas, percepciones y prejuicios. Una vez operado el choque con la evidencia, entonces se puede cambiar de creencias o asumir los costes. Generalmente se cambia de creencias al elevarse los costes de permanecer en aquellas que son erróneas. Es por ello que, hasta que no se sufren los costes, se mantienen estructuras de creencias erradas, sobre todo si los costes los sufren otros, y el que las tiene obtiene beneficios de ellas.
Putin tenía creencias que no fueron exitosas en torno a los primeros días de la invasión de Ucrania. Una vez fracasadas, las cambió en un sentido realista, en el sentido de la teoría realista de las relaciones internacionales que marca la praxis internacional rusa. Europa, por su parte, se había adentrado en una cosmovisión construccionista de las relaciones internacionales, en la que los discursos crean realidades. Bajo este marco, la guerra se está librando entre dos cosmovisiones internacionales, según el nuevo realineamiento del mundo.
Pero estábamos hablando de las creencias erróneas. Las élites europeas no reciben los costes de sus creencias erróneas, el empobrecimiento masivo, sino que los recibimos nosotros. La mayoría social que no cabe y cabrá menos que nunca en el nuevo reordenamiento del mundo.
Hay quien sostiene la versión idealista de que Ucrania representa una causa moral insoslayable para Europa y que defenderla implica también defender nuestra seguridad continental. Más bien, la seguridad europea parece en gran riesgo debido a la participación en la guerra. El logo de TVE incluye, en estos días, una beligerante y estruendosa bandera de Ucrania. ¿Estamos en guerra? A ciencia cierta, en esta época profundamente simbólica, no lo sabemos.
Entonces, habría que ir a la guerra por la "civilización" (herencia neocon) mientras que en otros escenarios se impone la real politik. Por ejemplo el Sahara, en donde impera la real politik del PSOE, que son exactamente sus negocios. Los cuales envían a la causa del Sahara al desagüe, a pesar de la responsabilidad internacional española y, dando un paso más allá en la cadena de decisiones catastróficas, dificultan el suministro energético de Argelia.
Todas las causas nobles de RTVE llevan en su interior el espanto. Las causas nobles no serán televisadas. Will not be televised. Por eso Gil Scott Heron languideció alcoholizado y loco, una vez vislumbrada la lucidez.
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