Creo que al principio escribía más inmediato, más impulsivo. La reflexividad obligatoria terminó matándome, también aquí, también en la representación. Nunca somos nuestras representaciones pero sí somos igual de aburridos que nuestras representaciones.
Hoy he asistido al acto público más bochornoso de toda mi vida. Es la noche de la ciencia. Y yo no puedo callarme. Lo he intentado. He procastrinado, he puesto rostro gris... Lo he intentado. Pero no puedo callarme. Y defenderé la ciencia desde el paro. ¡Viva la lucha de la clase obrera! ¡Viva el proletariado de la investigación, que lucha por la integridad de los datos palmo a palmo!
Ya lo invocaban Hizbollah, el chiísmo y mi comandante Soleimani. Los chiítas nos enfrentamos a la corrupción del mundo, en cada escenario, en cada combate. Mi combate chiíta por la ciencia comienza hoy. Y nunca es en vano.
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