Enciendo un disco sixties al azar, degustado como si fuera un cigarrillo. Ya no fumo hace años, cuido mi alimentación dentro de mi improbable capacidad de planificación y éxito y mi extrema dependencia del chocolate, pero por lo demás, straight edge. Fugazi en los hábitos. The Turtles en el corazón. Transito discos entre el humo mental de mis días.
Me podría ir mucho mejor, pero un riff de Tony Iommi o una cabalgada de Glenn Tipton pueden sacarme de cualquier situación y eso, amigos, da una seguridad que no se paga.
Porque Venceremos, con todo el metal que llevamos dentro, y me ahorro el chiste de los detectores.
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