Durante casi milenios, solo una minoría escribía y la cultura se guardaba mediante la memoria oral. La escritura implicaba la permanencia de la transmisión y la fijación de su contenido. Con la democratización de la escritura, vino el mayor ascenso cultural de la historia de la humanidad, en el que la educación se convirtió en motor del cambio.
En esa línea de ascenso, nunca dejó de darse una división: se escribía lo importante, lo no importante se lo podía llevar el viento de las palabras. ¿Qué sucede con la digitalización de la escritura? Se escribe más. Se escribe lo no importante. Hasta que la mensajería electrónica opera el cambio. Se escribe solo lo no importante.
¿Y la cultura? Igualmente, la cultura vuelve a ser cultura oral, quedando en manos de los youtubers, los streamers, la video-educación... La cultura vuelve a ser oral, bajo la tumba de las palabras y las letras. No todo empezó en la educación, pero todo culminó con el concurso de la educación. El desarrollo extrahumano de las fuerzas productivas y la lógica de la acumulación necesitaban matar la escritura para reinar, al modo de un monarca absoluto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario