martes, 5 de enero de 2021

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Hay un gran Bartleby dentro de mí. Ese penar de travesía. En la que llegar a destino no importa. Bien por omisión, bien por entretenerme en otros frentes. Porque yo siempre pensé que había que emprenderla a puñetazos con quien te ladraba, en lugar de dirigirme sostenidamente hacia la gloria. 
En el fondo, no hay nada que deprecie más que la gloria. Por eso mi gran Bartleby la sabotea. De hecho, estaba escribiendo la sabotea, y sin querer puse la sobetea. Porque la gloria es para babosos. O para pequeños hombrecitos que no valen para nada más. 
Escucha pequeño hombrecito, diría Wilhelm Reich, quédate tu gloria y tu juguete. Pero no molestes. O tendré que entretenerme de nuevo en el camino que no hago. 

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